sábado, 18 de abril de 2015

Es mejor quedarse en casa. Para los cuatro tontos que vas a ver en la calle... Ninguno me llega a la altura intelectual que yo poseo; esto es, ninguno sabe hablar de libros porque ni los ha leído ni sabe ni siquiera qué son. Hay que decirles a alguno: "ese objeto envuelto en tapas que lleva dentro una serie de hojas escritas para que se lean." Esta gente no. Prefiere correr por la ciudad en maratones preparados para que acuda un montón de gente a probar sus fuerzas y su estupidez, o meterse en garitos donde beben y beben hasta que ya no saben quienes son o insultan a los demás por el hecho de insultar, para demostrar su flaca fuerza de imbéciles.
Por lo tanto no salgo. Me quedo en casa tumbado o escribiendo mis historias y así me paso el rato.
Mis historias tiene cierta lógica, no como las historias de esa gente estúpida que las llena de mentiras, de ocultaciones para que parezcan misteriosas (yo tengo una novia que se llama Irene pero nada más) o a mí me dejó mi novia pero las causas no están claras todavía, no te las puedo explicar, tú me entiendes, o estuve en tal sitio pero no sé decirte nada más que se come bien no te vayas a creer o yo soy de esos que me da igual una cosa que otra, no te vayas a creer. En fin, gilipolleces que dice la mayoría de la gente que no sabe ni hablar.
Uno es feliz si sabe; con los demás puede ser infeliz aunque no quiera.

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