sábado, 17 de noviembre de 2012

escribiendo

Ya dejé de ser profesor. Las canciones de Bob Dylan me ayudan a reconocer la soledad en mi habitación y en los bares antiguos de sus canciones. Quizá compartamos esa soledad esos viejos borrachos perdedores y las paredes de esta habitación a la que rodea una noche fiera. Quizás Bob Dylan disfrute ahora de una playa paradisíaca mientras sus canciones y yo llamamos como lobos a la soledad y a la imaginación. Quizá yo me aburra demasiado en estas horas de otoño y desvelos. Quizá yo esté buscando algo que Bob Dylan ya encontró hace mucho tiempo. Da igual: Bob Dylan me aburre, me cansa y le pueden dar dos duros. Esta noche es mía, no de Bob Dylan y voy a disfrutarla. El profesor aprendió algo de sus alumnos: no pienses más de cinco minutos en la misma cosa.

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