jueves, 29 de noviembre de 2012

el último instituto

En el último instituto en el que di clases antes de que me dieran la incapacidad permanente, la estupidez no tenía límites. Sería porque la inmensa mayoría de profesores eran viejos y por eso, quizás sólo por eso, estúpidos. No lo sé. Todavía me pregunto por qué ese profesor se dirigió a mí de esa manera, por qué la inmensa mayoría ni me saludaba, por qué, en fin, la propia directora estaba deseando que me marchara en vez de desear ayudarme. Y la indecente se me ofrece en el facebook.¿Para qué?¿para qué quiero hablar yo con ella en el facebook si yo le estorbaba en su puto instituto? Me llamaron absentista cuando yo era puntual y no faltaba nunca a mis clases, me trataron siempre con una miradita por encima del hombro, no me dieron ni una triste conversación en el recreo ni en alguna hora libre, intentaron engañarme, me despreciaron porque ¿era nuevo?¿era joven? Desde luego no pertenecía a su clase social clasista de profesores catedráticos o simplemente viejos que veían la muerte cerca o una jubilación aburrida y presumían de sus métodos de enseñanza como si fueran únicos en el mundo. Cuando yo más problemas tenía, un viejo asqueroso de esos dijo a los alumnos de una de mis clases: Bueno, aquí viene Ismael, con una rebaba y una prepotencia digna de...  de eso, de un baboso prepotente.
Me sentí más solo que la una y más cuando me vino el problema de no poder dar clases, de sentirme impotente. Ni uno solo de los profesores me ayudó. Ni la directora quería verme por su instituto y me invitó muy amable "a pensármelo durante quince días" cuando yo me ofrecí a seguir dando clases a pesar de mi enfermedad. Ni un apoyo, ni una palabra amable. Sólo "date de baja".
Bien sé que mi enfermedad es grave y quizás sólo existía la solución de dejar la enseñanza pero...¡tanta gratitud por parte de ese profesorado! me terminó de enfermar cuando no lo hizo antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario