miércoles, 30 de enero de 2019

Hoy he madrugado pero no sé para qué. Tengo que hacer una lasaña. El silencio es grande a mi alrededor. Suena el rumor de algún coche y los pasos de algún transeúnte. Cuando me despierto pronto, estoy más activo todo el día, así que no intentaré dormirme de nuevo. La bahía de Nápoles debe de ser preciosa a la vista. Es imponente la basílica de San Pedro en Roma. Hay paisajes naturales de belleza indescriptible. Hay lugares que yo nunca veré.
A lo largo de nuestra vida dejamos de ver tantos paisajes, sentimientos, sensaciones que es una pena no haberlos visto o sentido, pero es lo que hay. Unos por dejadez, otros por no tener dinero y otros más por no viajar lo suficiente, no vemos lo que hay que ver: esos crepúsculos de playas de una isla paradisiaca, esas montañas prodigiosas vistas desde el valle, etc. etc.
Lo que vemos todos los días es un paisaje humano no desdeñable.
Son las siete y media de la madrugada y empiezan algunos ruidos.
Son las siete y media de la madrugada y suenan los despertares.
Son las siete y media de la madrugada y ya no me duermo.

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