martes, 21 de junio de 2016

En El Mundo, los lunes, hay un periodista que escribe sobre filosofía. Se llama Cuartango. Su foto nos mira con una cara de tristeza grande y unas barbas pobladas. Dice Cuartango que a este mundo no venimos a desear. Venimos a vivir el día a día. Carpe diem, decían los romanos: estruja tu presente, que es lo único que tienes. El pasado no lo puedes cambiar y el futuro es incierto. Hoy martes, yo me he levantado deprimido así que he barrido la casa, he fregado los cacharros y me he ido a la compra, para olvidar que estaba deprimido. El deseo causa ansiedad. A mí la ansiedad me la creaba un aula llena de alumnos mirándome a ver qué iba a decir. La ansiedad no deja dormir a los que quieren más y tampoco a los que temen perder lo que tienen. Yo perdí mi puesto de profesor por culpa de la ansiedad. Ahora no tengo ansiedad pero me despierto por las mañanas sin ganas de hacer cosas. Lo que yo escribo no lo leerá nadie, lo escribo como mero entretenimiento. Lo que yo hago muere en mí. Yo ya me cansé de desear. Los que tengan el poder y deseen más poder, tienen una responsabilidad muy grande pues mucha gente dependerá de ese poder. Hijos de puta los hay a todos los niveles y mentirosos también. Pasemos la vida deseando vivir y no deseando cosas. Los poderosos son peligrosos la mayor parte del tiempo.

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