lunes, 15 de junio de 2015

Veo una persona que ríe, veo una persona que se carcajea con otra, veo otras que hacen planes de fiesta o veo simplemente un gesto de alegría y confianza en otra persona que cruza la calle y pienso siempre lo mismo: yo no estoy en esa onda. ¿Será que al cumplir años yo me he vuelto más soso, más cascarrabias, menos alegre o que soy así ahora independientemente de los años que he cumplido? No me recuerdo soltando carcajadas hace mucho tiempo, cuando yo me reía y carcajeaba sin la menor traba hace quince o veinte años. Será la edad, me digo. Pero veo carcajearse a gente mayor que yo. Yo no me río tanto como antes y antes lo estaba haciendo constantemente. Quizás era la inconsciencia de la vida, una despreocupación que yo tenía que precisamente se ha vuelto preocupación por lo que veo. Pongo la lupa ahora donde antes ni miraba. Ahora me fijo en cosas nuevas que no comprendo, que antes no estaban y que por eso no me preocupaban. El caso es que no tengo yo la risa y el humor suelto que antes yo tenía, cuando de todo sacaba un chiste, cuando todo era superficial y digno de pasarse por la relatividad de lo cómico.
En fin. Cumple años y te irás olvidando de reír.

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