Versos de los años 50, qué buenos son. La nostalgia de algo perdido, de algo que se partió allá en el tiempo oscuro del pasado, viene hoy, viene esta mañana de sábado para clavarme como a las mariposas en un muestrario y allí quieto, yo voy mirando poco, lo que me deja la postura de crucificado. No veo nada que me guste. Lo que me gustaba quizás ya pasó. Tengo una idea de mujer metida en la mente, todavía hace brasa como la luna, blanca, sobre el firmamento de la noche. Hoy pasan ante mí todos los versos bonitos y breves, del pueblo y me llegan y me llagan el corazón partido. No sé qué labor de abejas hay dentro de él. La miel es cristalina, líquido dulce que me sacia el hambre de ser.
A ras del amanecer más agradable
surcabas, alondra, el cielo y su poesía; el aire y su aroma.
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