Siempre hay personas que hablan por hablar porque no saben y vuelta la burra al trigo, van diciendo su razón que sin razón se hace allá por donde van. Luego, la gente les dicen que están equivocados y ellos, erre que erre, que tengo yo razón y nadie más que yo la lleva. Pero son historias ya conocidas de gente que crece en altura pero no en entendimiento de las cosas, quizás porque ha estado en el sitio equivocado cuando se criaba. Ha tenido de todo y quiere seguir teniendo de todo irregularmente esta vez, ya más que crecidito. Y no puede ser porque la gente no es tonta y los cala como a un paraguas de peseta. Así que, con no hacerlos caso, mejor nos va a todos.
Mira: un pijo que no es pijo, ¿has visto cómo viste? Es el hijo del conductor de autobús.
Vaya carrera va a echar este, llena de tropezones. A lo mejor aprende de un buen tropezón.
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