La familia es un microcosmos de la sociedad en que vivimos. Tenemos el cuñado que es socialista desde que se inventó el psoe. Tenemos a mi hermana que se ha hecho atea y materialista aunque bauticen a su nieto. Tenemos al hermano que tiende al catolicismo. Y tenemos a un padre de derechas. Todos los socialistas de mi casa han flirteado con Podemos porque creían que con Podemos iba a haber un feliz reparto de riquezas y algo les iba a caer a ellos. Pero el reparto ya sabemos en qué ha consistido. A mí la política no me gusta pero puede ser la manera de retratar a una familia. Luego está otra manera de retratarla, más difícil, en cuanto a los sentimientos. La política simplifica todo, hasta lo que piensa el corazón. Los sentimientos de mi familia se basan en cosas materiales, son muy garrulos mis familiares. Si hay, te quiero. Si me quitas, no te quiero. Y así todo. Pero no creo que en otras familias sea distinto. Así que se cumple la teoría de una amiga mía que dice que la gente está por interés. El interés puede más que el respeto a las canas, el interés puede más que el corazón. El interés lo mata todo, hasta el más mayor de los sentimientos sinceros.
¿Quieres a papá?
Si me das un duro, sí.
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