Tendría que haber un referéndum mundial que preguntara: ¿Este mundo va bien? Al caer la tarde, nuestra melancolía se torna un azúcar meloso y pegajoso, derretido en las mentes de los hombres y de las mujeres. Poco a poco, el sol desgrana su luz compitiendo con las nubes. En estos días, por la mañana hace fresco, a mediodía hace calor y por la tarde vuelve a hacer fresco. Un paseo largo de muchos pasos me vendría bien para asemejarme con un perro vagabundo. Yo escribo pero lo que escribo no tiene resonancia, no tiene eco en posibles lectores. La mañana me ha atrapado en su gasa azul y espero que la tarde sea, como mínimo, un tanto más levantisca que estas horas matutinas sosas.
Tenemos siempre que aguantar alguna impertinencia de la vida.
Es su ley.
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