lunes, 23 de septiembre de 2024

 La vida sigue y no es más que tiempo que no para. Ya lo pintó Goya: Cronos comiéndose a sus hijos. El lunes no sé qué tiene que es algo temible, como si miráramos a un barranco bastante hondo. Son las 12: 20. Ya ha cruzado el sol el meridiano. No estoy muy inspirado y no tengo muchas ganas de escribir. Pero, ya puestos, voy a terminar este texto como pueda o Dios me dé a entender. No ha pasado gran cosa ayer, que estuve leyendo el periódico en casa y de algunas novelas bastante buenas. La Celestina me sigue gustando mucho, con ese enredo que se monta entre criados, la vieja, Calisto y todo eso. Están muy bien explicados los recelos de usar los servicios de la vieja, los egoísmos a la hora de beneficiarse de Calisto, el aviso que un criado le da a su amo y este no atiende, etc. Todo es muy humano en este libro, todo muy a la vista. Ya desde el principio te hueles que todo va a acabar mal. Pero no creías que tanto. Quizás Rojas no creía en el género humano y de ahí esa postura tan drástica.

Ayer salió a la calle un hombre con sombrero

y todo el día pasó sin pasar nada.

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