Vengo del ambulatorio de quitarme unos tapones en los oídos. He visto al hijo de un amigo y se ha molestado en charlar amigablemente conmigo. Se le agradece sobre todo por estos tiempos en que nadie pierde tiempo por nadie ni se preocupa por el conciudadano. La gente, hoy en día, incluyendo miembros de la propia familia, anda a la gresca quizás por unos miles de euros. Una amiga que tengo dice que la gente está con la gente por el interés y nada más. Cuando desaparece el motivo económico que había entre dos personas, desaparece toda amistad que hubiera entre esas personas. Y en algunos casos que he visto, se cumple esa norma. A ver si distinguimos de una vez nuestro interés de lo sentimental para no aborrecer al familiar o al amigo por cuestiones económicas.
No te doy un duro.
Pues te odio para siempre.
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