Con Julito me lo pasaba bomba. Cómo me pone el pueblo, decía. Me pone enfermo, concluía. Y decía eso de: te alicato hasta el techo. Julito ha muerto. Yo creía que estaba muy solo pero me dicen que tenía una hermana que estaba pendiente de él. Julito se descojonaba de todo, se reía de muchas cosas del pueblo y de otras. Fuimos un año andando desde el pueblo a Las Vegas de Matute al baile y nos lo pasamos genial en el recorrido y en el baile, embromándonos y embromando a la gente. Dábamos voces allí en el baile; ya digo, nos lo pasamos genial él y yo en las fiestas de los pueblos. Luego, nos trajo alguien en coche, era ya muy tarde. No recuerdo otra noche en que trasnochásemos más. El camino es el camino y muchos nos dicen adiós antes de llegar al final.
A las fiestas hay que honrarlas y gozar de ellas
pero no ponerte como un ecce homo.
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