Hoy había miedo en mis vecinos de enfrentarse al cielo gris. La gente no salía a la calle hasta más tarde, quizás hasta la una. El vino de los bares no fluía como estos dos meses de atrás, cuando el calor apretaba. El error en el manejo de vivir los días se expandió hoy más que nunca pues la gente se quedaba concentrado su cuerpo en la cama como un ratoncito temeroso. Ya compararía la gente, ya saldría al aire y al principio de frío de la mañana. Tanto sol ha vuelto a la gente miedosa, muy miedosa del frío, como en las islas Canarias. Me apuesto un sugus de piña a que no veré a nadie en la calle hasta las doce o la una.
El bulto del sol en lo alto dice mediodía.
Pero las nubes tapan la encomienda de dar calor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario