Cuando uno ahorra, algo que no sé si es imposible o raro en España, quiere que esos ahorros reviertan en el ahorrador al cabo de los años para hacer una inversión, una compra, etc. Uno no ahorra para otros. Esos otros deben ahorrar para sí mismos y no esperar que nadie les vaya a dar dinero gratis fruto de un trabajo. Yo he sido profesor y he ganado un buen dinero. Aunque suene fatuo, sigo siendo profesor jubilado y yo me lo he ganado. No voy a dar mis ahorros que con esfuerzo he ganado a otros. O lo daré a quien a mí me convenga, no a otros por ser otros, ser sobrinos o leches. Mi dinero es mi dinero y para algo lo he ahorrado: simplemente para disponer de él en caso de apuro o deseo de comprar lo que sea. Yo no ahorro para otros. Los que quieran dinero, que ahorren y así, tendrán. Si se lo gastan, allá ellos pero que no esperen un maná que no llegará.
Lo que tú tienes me lo has de dar.
Y una polla.
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