Hubo un tipo antaño, antes de que llegara la modernidad y los derechos de los homosexuales, que no encontraba el sentido a los lunes. Con los otros días de la semana, transigía y vivía feliz en ellos o todo lo feliz que podía estar siendo un desocupado que vivía de las rentas y no tenía mucho que hacer. Pero luego, empezó a no percibir el sentido de los martes, ni el de los miércoles. Pasados dos meses en esta tesitura, ya no encontraba sentido a ningún día de la semana. Entonces cayó en un bajón anímico, lo que llamamos una depresión, pues ni los sábados era capaz de sentir amor por la vida, pasión por vivir la vida, sensación de respirar incluso. Y le ingresaron y los psiquiatras comentaban la rareza de su padecimiento. Y veían que las pastillas no le hacían efecto pues él seguía en ese paroxismo de no sentir la vida. Le mandaron al Tirol suizo y todo se le pasó, vivió feliz en esas montañas tan bonitas y se hizo escalador y ya entendió la vida y su sentido.
Si alguno de vosotros pensase, le diría:
No pienses: La vida te conduce sin pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario