domingo, 3 de abril de 2016

Hay nieve en las montañas. Hay incordios que duran siempre. La nieve se derrite. Hay mucho dolor escondido que no aflora convenientemente y crea otro dolor aun más viejo y molesto.
La verdad es que deberíamos todos hacer un esfuerzo por no hacernos daño, sobre todo, no hacernos daño, si no nos queremos.
He estado leyendo a Gracián. Dice que no hay que perder la cortesía nunca para alcanzar la prudencia y el poder, de paso.
Es muy difícil para un asno alcanzar cierta cortesía pero no debería ser tan difícil alcanzar cierto grado de cortesía a los que tenemos dos dedos de frente. Eso nos enseñaban en la escuela: a dar las gracias, a saludar amablemente, etc. Aunque comprendo que pasan por la escuela todo tipo de gente: incluso aquella gente que se cree que sabe más que el profesor. O que sabe ya demasiado para estar en la escuela.
Bueno, yo solo digo que no hay que cortar a la gente cuando habla porque crea distorsión conversacional. Tampoco hay que sacar la lengua a paseo insultando gratuitamente porque nada es gratuito bajo el sol.

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