Demos a Dios muchas gracias por tener techo y comida y no deseemos que el mar sea dulce porque siempre será salado. Me viene una angustia al pasar este puente. Las horas se me hacen más largas, como si el jolgorio de otros me pasara factura en forma de una melancolía tonta. Bastaron dos capítulos de una novela de Baroja para sentirme triste. Baroja se las da de miedo para transmitir la abulia de la vida en sus personajes. Son personajes mediocres, aburridos, sin esperanza de que la vida les dé algo con que vivir con ilusión. Es la historia de un farmacéutico que calcula su tristeza tan bien que no le queda batalla vital por la que luchar. Vaya mierda de personaje. No es un héroe pero tampoco tendría que ser tan entregado a la depresión vital. Yo creo que Baroja actúa sobre sus personajes para hacerlos peor de lo que la vida realmente muestra. Baroja es un creador de vidas vacías, torpes y depresivas.
Por el puente de san Vicente
pasaron palomas veinte: paloma uno, paloma dos, paloma tres...
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