Esto era un joven nihilista que paseaba por la Puerta del Sol y se iba diciendo a sí mismo: "todo esto será mío y si no es mío, pondré una bomba y no será de nadie". Luego paseó por Carretas y se iba diciendo: "todo esto me pertenecerá o pondré una bomba y nadie lo poseerá". Entonces, se tropezó con una señora. La llamó de todo, hasta miserable, por haber chocado con un imperio hecho persona como era él. Y el joven nihilista siguió pensando en estos términos hasta que llegó a casa, se sentó a ver la tele y pensó: "yo no creo en nada, es malo creer, es malo querer a alguien, es peligroso ser amigable con la gente. Y se hizo de noche y el joven nihilista se quedó dormido viendo la tele. Se despertó a las 4 de la madrugada atontolinado, se metió en la cama y a las 8 se levantó para ir a a trabajar al supermercado pues era cajero, un cajero nihilista y ceniciento.
Hay gente muy pesimista y cenizo en la vida que no cree en nada.
Hay gente que da pena por no saber amar a nadie.
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