Un hombre iba a una asociación. Le llamaremos Pedro. Iba los martes y se juntaba con otros hombres y mujeres. Los martes decidían qué hacer los sábados. Luego todos se iban a sus casas. Un día, Pedro llamó a un hombre de la asociación. Le dijo que si quería tomar un café. El hombre de la asociación le dijo a Pedro que estaba muy ocupado oyendo música. Llamó Pedro a una mujer de la asociación. La mujer de la asociación le dijo que estaba ocupada oyendo música. Pedro no quiso insistir más. Bajó a la calle y charló con Alfonso, un hombre que no era de ninguna asociación y daba de comer a los pájaros por las tardes. Y charlaron y se tomaron un café. Y Pedro no volvió por la asociación.
Asóciate a una asociación.
Y la asociación no tendrá tiempo para ti nada más que cuando estés asociado. Qué gilipollez.
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