Voy a hablar de mi libro: "El profesor enfermo". Allí cuento mi vida en 17 institutos que me recorrí sin descanso durante 20 años. Cuento cómo yo no sabía nada de hacer teatro pero hice teatro. Cuento cómo di clases sin saber dar clases. Y cuento cómo son unas oposiciones a profesor de secundaria. Y cuento mi amor por los libros y los alumnos que me tocaron en suerte que fueron tantos que no cabrían en un hangar. Cuento de la sintaxis y de la semántica, de las oraciones subordinadas y de la tilde diacrítica, de Lorca y de Lope de Vega. Todo va muy fluido, como el sexo de los tontos, todo va muy rápido pues el libro es breve. Y todo cuenta de ocupar un cargo en cada instituto que pisé, un cargo duro de llevar a veces y lo bonito es que llegaba la primavera y daba gusto madrugar para dar clases. En el tren, en el autobús, en el metro. 20 años locos, amenos, dichosos y bonitos de vivir. 20 años que me formaron, me dieron alegría y buen humor para vivir la vida que ahora vivo, distinta y distante de esas aulas buenas alborotadas y locas.
La escondida verdad dormía la siesta.
Y la despertó un ruido de mentiras asquerosas, de ruidos durísimos, de imbéciles autoritarios.
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