Me gusta cómo define Battiato la relación del hombre con el dinero. Dice: "somos bisnietos de su Majestad, el dinero". El dinero tiene una fuerza loca en la humanidad. Sirve para casi todo. Nos alegra ganar dinero. La primera nómina de nuestro trabajo nos llena de orgullo y satisfacción. Decimos que nos quitan dinero los impuestos para que haya carreteras y hospitales y escuelas. Haz una escuela y cerrarás una cárcel, dice el dicho. Y todo, a base de dinero. Inversiones, las llaman, pero es puro dinero. Hay personas para las que el dinero es la última explicación de la vida, unos por mezquinos (quieren ser los más ricos del cementerio) y otros porque han ganado tanto dinero en sus vidas que sus vidas se traducen en millones de euros. Pero todos, todos y yo también, amamos el dinero. Somos sus bisnietos. No podemos sustraernos a la fuerza que tiene el dinero. Nos da estatus, ropas anheladas, comidas buenas, bienestar. Está bien querer dinero para mejorar nuestro presente pero si es para coleccionarlo, estamos haciendo el tonto. Y, si es para derrocharlo, como si perteneciéramos a otra clase social más alta que la nuestra, también estamos haciendo el tonto. Hay que tener una relación sana con el dinero, no crearnos locuras ni una estupidez económica vital.
Yo tenía un hermano que se creía un famosillo derrochador.
Y tanto derrochó que vivió una vida de necesidad constante.
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