En el fino y mojado aire, yo no encuentro inspiración. Hoy debería largarme a algún sitio más o menos lejos, donde el viento sople de otra manera. Un paseo por Madrid estaría bien, esas calles llenas de renombre, de renombre de poetas y caballeros del acero. Quevedo anduvo por sus calles y luego pasó frío, encerrado y con miedo. Todos daremos el último aliento ante un Dios que nos quiso. Todos damos pasos acertados o milimétricamente tontos hacia la vejez. Todos pasaremos por el aro del desamor. Nada parece que hay para siempre. Las gentes cercanas se rompen por el vil metal. Las gentes cercanas no se sabe ya lo que hacen ni lo que dicen. Yo tengo una carta vuelta hacia arriba y parece el siete de bastos, parece un dolor en la sien muy fuerte. Vivir el presente es fácil, lo difícil es vivir el futuro. Hay gente que tiene mucho dinero y no lo gasta y hay gente que, no teniéndolo, lo gasta. La gloria del mundo pasa, por tu calle yo he andado y no te he visto en el balcón.
Morir lleno de petróleo o nieve o lleno de dolor
no es lo importante. Lo importante es haber gastado el deseo en esta vida estrafalaria.
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