Resulta que ahora, todos los escritores tienen premio. A todos les alcanza las dádivas de un ayuntamiento o un organismo estatal o fundación literaria. Acabo de leer una entrevista a un escritor, cuyo nombre ya he olvidado, que se ha tirado 7 años para publicar una novela sobre los algoritmos, la inteligencia emocional y un futuro distópico. Menudo rollo debe de ser. Y además, me figuro que tendrá 500 páginas. Cualquiera se lee ese tocho. Ya dijo Gracián que si lo bueno es breve, dos veces bueno. Como mi novela, "El profesor enfermo", que, imitando a "El lazarillo de Tormes", es una novela autobiográfica de servicio a varios amos y de conocimiento interior del que la escribe. Y es breve, insisto. Y con muy buenas valoraciones. Atrévete, lector, a leerla y conocerás un mundo que es muy poco conocido como es la profesión de profesor. La vida se va pasando y todos vamos en pelotón hacia no se sabe dónde. Seremos viejos si una enfermedad no nos aparta de repente del camino y, siendo viejos, seguiremos aprendiendo en esta vida de locos y aprovechados y psicópatas y almas nobles.
Mis ojos se llenan de la fugacidad de la vida.
Para que aprendan siempre que los días nos llevan a algún sitio importante.
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