Hoy me he levantado, he bebido café con leche y he fumado un cigarrillo. Luego, he salido a la calle. La calle me ha dicho poco hoy. He comprado el periódico y lo he leído en una cafetería. Ha pasado justo una hora desde que salí de casa. Hoy hay que hacer un arroz con conejo. Me ayudará mi hermano picando ajos y cebolla. Ayer tuve yo por la mañana un conato de ansiedad, lo pasé mal durante una hora o más. El caso es que se me fue solo, con la compañía de mi padre y de mi hermano. Debió ser el frío, que es una sensación nueva, la que me provocó esa ansiedad. Me eché la siesta y no fui a Las Rozas y se me pasó pero por la tarde estuve recordando momentos tristes de mi vida pasada, recién pasada. Me siento vulnerable por algunas cuestiones que no controlo. Los estoicos decían que si no controlas una situación, debes dejarla pasar y no pensar en ella.
La verdad delincuente, maldita y poderosa
me dice que aguante en mi situación. Aguantaré. No me queda otra.
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