viernes, 27 de diciembre de 2024

 Un airecillo suave me refresca todo el cuerpo, sobre todo la cabeza. Me despojo de toda ruindad, me lleno de clarividencia, me restriego de gusto. Los días pasan y todo pasa con ellos: la decisión equivocada quizás, la dolencia del estómago que tanto nos preocupaba, el amor que ya es cariño hacia esa persona que está a nuestro lado. En fin. Todo pasa. Es la gran lección que te da la vida. Que te acuestas a las 10 o a las 11 y al día siguiente han pasado muchas sensaciones, sentimientos u odios que has albergado todo el día. Y así siempre. Somos un camino, nunca un pueblo o una ciudad. Los pueblos y ciudades tienen una complejidad que ninguno de nosotros tiene. Por eso solo somos camino.

La primavera joven quizás llegará para mí

para olfatearla y saborearla y oírla una madrugada de abril.

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