Podría ser yo calificado de estricto en cuanto a lo moral, que no me gusta el consumismo y todo eso, pero viendo lo que han hecho otros con sus mayores, cómo han abusado de ellos, me considero no estricto sino un santo delante de ellos. A otros contarán sus tropelías y las justificarán como si fueran normales pero a nadie engañan. Yo he visto mandar como un perfecto señor feudal a sus mayores. Yo he oído cosas que me han entristecido, que casi no las puedo creer pero son ciertas. Me recuerdan a aquel personaje, Goriot, que salía en una novela y me llamó mucho la atención por lo increíble de su caso. Pero es verdad que ocurren estas cosas. Más de lo que nos creemos. Porque la avaricia humana no conoce padres ni hermanos. Hay que desconfiar de esas gentes que solo tienen deseo de cosas y no de almas. Hay que desconfiar del que desconfía porque si desconfía es por la manera que tiene de conducirse por la vida, que no es aceptada por muchos, sino solo por ellos que ven cualquier cosa que hacen, bien, aunque traiga la ruina a los demás. En fin. La gente que yo veo no me gusta, ni lo que han hecho ni lo que harán.
No roban, abusan.
Pero es lo mismo.
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