Hoy me he despertado mal, lamentando el hecho de fumar, lamentando el hecho de hacer siempre lo mismo, lamentando mi pobre vida. Pero he quedado con un amigo y, a lo mejor, ese amigo me anima la mañana. Los duros esquinazos de las calles rompen el deseo, haciéndolo imposible. No es mal sitio este para pasar las navidades y el verano. Las cosas suceden, las cosas amargan, las cosas te atrapan en un saco donde no ves nada. Me vacío por dentro. Paso el tiempo contando las veces que el mar me ha rehuido. Paso el tiempo contando las fruslerías de la mañana, las penas del no ser o no hacer. Paso el tiempo pensando en cómo dejar al doble de mi persona solo ante la casa. Pienso que la vida no me regala nada, no me da facilidades para escapar del hoy, del preciso momento del lamento oscuro.
Veo vibrar ropas al viento, veo surgir la marea, veo luces al fondo
para, al final, no ver nada, nada de lo que enriquecerse por dentro.
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