La mañana crece y por medio del sol se hace grande y a eso del mediodía, se pone el disco ampliamente a relucir y relucir y lo llena todo de una realidad enorme y gratificante. ¿Cómo llevas las fiestas? Tirando que no es poco. A mí estas fechas me ponen mucho, me ponen muy enfermo porque no sabes a qué carta quedarte. Unos amplían su silencio estos días. Otros nos vemos en cuadro. Otros no aparecen. Otros los vemos de refilón. Nadie dice ya: feliz navidad, buena entrada de año. La gente ya está harta de estas cosas que se decían antes. La gente anda suelta como ganado perdido, como el agua de fregar que se tira a la entrada de las casas, como un niño que se queda sin recreo y yo me incluyo en esa gente porque de lo que se vende en la televisión no hay nada. No hay familia sin rencilla, no hay reunión en que no salten algunas chispas. Con eso hay que vivir. Nadie comprende a nadie. Todos erramos contra el otro, tengamos razón o no.
Las cosas que hacemos la miran cien ojos.
Es bueno mirar al otro serenamente y dejarle hablar.
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