lunes, 16 de diciembre de 2024

 Hoy ha sido difícil remontar la mañana. Me he despertado como si llevara una bola al tobillo, como los reos de antes. He leído el periódico poco rato y la calle me parecía algo difuso y ajeno. Pero luego iré a ver a mis amigos y puede que se conforme algo así como una tregua entre al día que ha nacido y yo. Me resulta también difícil escribir aquí estas líneas, como si escribiera a una persona a la que hace mucho tiempo que no veo y no encuentro la manera de dirigirme a ella. De todas formas, un vientecillo de alguna ventura sopla de frente y me despabila el flequillo, como diciéndome que la libertad de los días vendrá pronto. La mañana ya me ha asesinado un poco las ganas de vivir y la envidia de pensar que hay gente que se va ahora a México, a la playa, me ha roto por la mitad. El mundo se mueve y yo no. El mundo disfruta y yo no. Vendrán días de disfrutar de la vida, sin duda, sin duda. La navidad ya se huele al cabo de la semana. ¿Comeremos más de la cuenta? ¿Nos iremos a París? ¿O a México? ¿O a Canarias? No nos iremos y seremos felices después de que pase este maldito lunes.

Caminatas kilométricas no pueden ser.

Descansaré a la vera de la tarde.


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