jueves, 19 de diciembre de 2024

 Era una mujer muy ampulosa que torcía mucho el cuello, que se hacía retratar una y mil veces, que presumía más allá de lo indecible. Era un icono de lo homosexual, de lo trans y de lo femenino. Era una cara llena de pringue a una cámara de fotos pegada. Era lo superlativo de lo superficial, era una careta de carnaval continuo. En fin, era una mujer muy cineasta, muy cinéfila y cinemática. La vida va pasando y nos abandonan muchas gentes famosas. La vida va pasando y la gente va cumpliendo años para estar cada vez más cerca del precipicio. La gente ingresa en una residencia de ancianos y allí va muriendo como muere una nuez, un guisante, una zanahoria. La vida va pasando y nosotros, si no lo impedimos, somos pasto de otras voluntades, de otros planes, de otras gentes que hacen con nosotros lo que quieren. Pero a mí me parece que me queda cuerda para un rato, me queda sedal, me queda quesito, me queda libertad. La ancianidad mía no sé cómo, cuándo, dónde será. Ojalá en un sitio donde haya cultura, unos libros guardados para pasar los últimos ratos.

Alba y agonía van juntas en el mismo día.

En el mismo instante que una vida pasa.

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