Debe de existir un hombre, allá en verano, que mire la televisión hasta que pase una hora y así saque del frigorífico una botella de vino blanco que estará perfecta para saciar la sed y el deseo y este hombre sale a la terraza a que le dé el fresquito de la brisa marina en un piso 13 de al lado de la playa y se beba un vaso de ese vino que complementa muy bien su estado de felicidad que ha llegado con la tarde. Y debe de haber muchos de estos, solteros, casados, divorciados que amen la soledad de beberse un vino ellos solos, en compañía de los elementos de la naturaleza que son el mar, la arena y el cielo azul que ya se enciende de rojo. Y quizás, uno de estos señores que beben vino a solas, lo hacen quizás porque necesitan esa soledad para, por la noche, dedicarse a escribir historias, pero esto ya es menos probable. Santa Claus ya está en la calle. La coca cola también. Bebe come ríe haz fotos cocina chupa engorda sufre vive la navidad. Pero sé feliz hasta que vuelva al año siguiente.
La secreta miseria que albergamos los hombres y mujeres
se destapará un día para que nos ayuden a salir de ella.
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