Paco dice que no está ya para hacer muchos kilómetros con el coche. Me tengo que buscar otra vía para ir al mar. Un autobús, el AVE, no sé. Lo peor es ir yo solo. No me atrevo. Pero puede que si me veo con ganas, lo haré. Iré con un grupo de viejos o no tan viejos, iré a la madrugada o iré por la tarde. Iré a ese bancal de arena aunque me cueste salir de mí mismo, de mi temor al viaje. Faltan seis largos meses para que llegue el verano. El verano se pasa de cualquier manera. ¿Por qué no viajando? Los alhelíes no precisan de un amor fuerte para florecer. Los naranjos se agotan en febrero. Los olmos no dana nada. Me sujeto a la brocha y quiero dar algún brochazo pintando mi vida de azul. La navidad está ya. El martes que viene, de noche, cenaremos en buena compaña, sin discutir, sin alharacas, sin dar mucho la nota. Hay que ser feliz. Cualquiera es feliz si piensa adecuadamente.
Los viajes llenan de aire los pulmones,
un aire nuevo, un aire medio salvaje, un aire grande y feliz
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