sábado, 7 de diciembre de 2024

 Qué feliz fui contigo, fumando al borde de las escaleras esos cigarrillos, tú en pijama y ya sano de tu dolencia. No sé de qué hablamos. Luego vino el miedo, un miedo indecible que se me pegó al costado. No volvimos a ver a esos que creímos que eran amigos nuestros. No llovió por una temporada muy larga, dejando a los árboles mendigando el agua. Todo eran recuerdos de un hombre enfrente de un ordenador mientras yo me llevaba las manos a la cabeza y tú hablabas de libros y de lechuzas. Dieron las tres de la madrugada ya no se durmió más en casa y a las nueve apareció un sobrino amable y amigo que nos llevó al hospital. Y allí esperamos y esperamos al borde de los nervios, al borde del cansancio hasta que entraste en los pasillos curativos, en los pasillos de la normalidad. Y fue todo un equipo el que te atendió. La navidad está llegando. No cenes mucho. Pasea la comida con tus seres queridos. Abrígate. Quizás llegue la nieve. Di a esos que no creen en la navidad que no intenten convencerte de nada. Oro, incienso y mirra. Pero, ante todo, sé feliz.

Cese el acoso de oscuras circunstancias.

Disfrutemos de los honores que dan las letras bien escritas.

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