Yo me digo a mí mismo algunas veces: ¿no debería yo ayudar a los demás que están más necesitados? Pero luego pienso: ¿no estuve yo necesitado y solo me apoyaron mis padres? Recuerdo los paseos por las calles llenas de urbanizaciones con mi madre y mi tía Isidora, yo babeando por la medicación, yo sufriendo, yo pasándolo mal. ¿Quién me ayudó? Yo ya he ayudado a la administración educativa cubriendo unas bajas de profesores titulares. Yo ya he ayudado donando dinero, repartiendo limosna y atendiendo a mi hermano Paco. Yo diría que hay gente que no lo ha pasado mal en su puta vida. Que ayuden esos que no sufren de ninguna enfermedad y viven de puta madre con viajecitos, comilonas, cumpleaños y la virgen bendita. Que Dios estimule la caridad a esos que visten bien, comen bien y se fuman el dinero en el corte inglés. Si un día ayudo a alguien, que no sea a un pijo que ha vivido muy bien en el pisito que le ha comprado su padre.
La caridad empieza por uno mismo.
Pero yo no entiendo este dicho.
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