Al que mucho calla en las ocasiones sociales se le puede tachar de descortés con los demás invitados a esa reunión social. Es penoso que todo gire en charlas vanas o silencios entre la gente de bien. Hay cosas que no se entienden, como que se reúnan unas personas y no se hable. Pues para eso, no hagas la reunión, porque para comer solamente, ya los cerdos comen en la pocilga. A mí que no llamen a un sitio en el que parece que está uno de más entre tanta ocultación y silencio. Luego pasa que te sienta mal la comida, es como comer entre extraños. Conozco mejor a un amigo con el que no he comido nunca que con estos de la generación Y, como los llaman, que son más raros que perros verdes. Ya te digo. No nos vemos en un año y no es capaz de preguntar qué tal estoy o cómo me ha ido. Gente rara que no quiero a mi lado. Me gusta comer, pero comer con gente de la que no sé nada prefiero no hacerlo. En mi soledad vivo mejor que con estas incógnitas de la vida.
¿Qué tal? Bien y tú qué tal, bien. Y tú, bien y tú qué tal, bien.
Así todo.
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