martes, 24 de diciembre de 2024

 Esto del dinero es muy relativo porque, ¿quién tiene mucho dinero? El que cena una manzana tiene mucho dinero para pagarse una manzana, le sobra. Al que cena caviar, siempre le faltará dinero y se lamentará muchas veces de tener ese capricho o gusto por esa comida. Los fenicios inventaron el dinero para desterrar el trueque entre la gente con la que comerciaban. O sea, que el dinero fue un invento inmanentemente, práctico. Luego, el dinero alcanzó tanta importancia que por dinero ha matado mucha gente a otra gente. Y no solo eso, sino que el dinero ha hecho corromperse a gente que parecía buena persona a ojos de los demás. Bueno. Para finalizar: el dinero ha hecho tanto mal como bien a la gente, como un montón de cosas inventadas por el hombre.

Si la gente supiera cómo se consiguiera dinero fácil, no trabajaría en su vida. Lo que pasa es que el dinero es un bien escaso porque si no lo fuera, estaríamos matándonos unos a otros.

 Ya he cogido carrerilla y voy a seguir escribiendo casi de lo que sea, para pasar el rato. Muchos de nosotros deseamos ver un misterio en la vida o que nuestra vida sea misteriosa, llena de emociones sin límite y luego, no contárselo a nadie, no les dé envidia y me fastidien el enigma que he creado alrededor de mí. Los misteriosos son una clase de personas que no cuentan sus experiencias maravillosas para así, ser todavía más maravillosos a ojos de la gente. Solo dan un detalle, un vislumbre de su vida aventurera y excepcional. Pero todo se les vuelve en su contra cuando se asientan y son como son los demás, gente que tiene hijos y va al bar. Entonces, todo el misterio acumulado en sus vidas se derrumba como un muro fantástico y no vemos ya más que a otro currito más, otro hombre o mujer que madruga para hacer lo mismo que ayer. En fin, un penita.

Lo misterioso de la vida, ¿dónde está? ¿no estará en un vaso de agua? ¿no estará en un apretón de manos? No lo sé.

 Como no sé de qué escribir, voy a escribir del agua. El agua no debe tener color alguno. El agua es transparente, dulce a la lengua, fluye como nuestro alma fluye. Quita mejor que cualquier refresco la sed. El agua nos llena la tripa de frescor, de abundancia hídrica, de satisfacción . El agua es barata, sale del grifo, se embotella para mal en envases de plástico. El agua tiene la bendición de portar minerales para las plantas y para nosotros. En los intestinos y colon, el agua favorece la hidratación y el bienestar digestivo. El agua es esencial para vivir, que no la coca cola. El agua no crea adicción, crea bienestar en nuestro cuerpo. Muchos filósofos han hablado del agua, muchos médicos también. Y la alaban. Es fuente de vida, de placidez. El agua da la vida y la quita si viene mucha, es la castigo que tiene.

Nos comemos el tarro con dietas adelgazantes pero si bebiéramos mucha agua todos los días estaríamos mejor.

 Hoy es un día normal. La gente que tiene que trabajar, trabaja todo el día. Hoy no es fiesta de nada. La fiesta es mañana. Lo que pasa es que hoy por la noche la gente hace una ingesta de comida que no es normal para una cena. Y mañana, también hacen una ingesta impropia de una cena del día anterior. Y así es como la gente celebra el nacimiento de un niño. Que la gente ya pasa de estas historias religiosas y lo usa como una excusa para comer abundantemente. Y hay gente que no cree en estas historias religiosas y "se come un huevo frito". Que casi lo veo mejor que si no crees, ¿para qué te pones como un gorrino esta noche y mañana? En fin. Da la sensación que la gente ha pasado hambre todo el año para ponerse como se pone esta noche. Y no cree ya en nada. Lo único en que cree es en los langostinos y demás. Yo creo que hay que creer aunque sea un poco.

Las creencias son personales o colectivos pero las creencias son importantes como lo es la realidad.

 En "Fortunata y Jacinta" vemos la opulencia de una familia burguesa de Madrid. Para que nos demos cuenta de cómo es la cena de navidad, Galdós dice: "había en la mesa todos los representantes del aire, mar y tierra". No hace falta exhibir en navidad todo nuestro poderío económico. Hay gente que sí lo hace porque tiene dinero para hacerlo. Bien. Pero no se celebra hoy una cita gastronómica, que también. Se  celebra el nacimiento del Hijo de Dios. La vida va pasando lenta, con el detenimiento propio de un voyeur. La vida es como un rosco que va dando su propia vuelta. La vida es diferencia, multitud, variopinta realidad. La vida llega, se queda un rato, aparece durante un tiempo y luego se va, dejándonos inertes. La vida se diluye en una copa, se solidifica en un bocadillo o se amontona en una cena.

Estate tranquilo. Vive la navidad no contando ausencias sino aprovechando presencias. Ríete, canta y come y vive.

 Este era un hombre que era huérfano de padre y madre desde muy pequeño pero tanta era su inteligencia que había hecho una fortuna de millones de euros a lo largo de su vida. Claro. Empezó de botones en un hotel y fue ascendiendo, como hicieron algunos. Las navidades las pasaba con su mujer que no le dio hijos. Este hombre, en navidad, quería estar rodeado de mucha gente y así, pagaba a gente para pasar la navidad con los dos. Pero no podía evitar que esa gente que contrataba no hiciera el papel requerido, ya que eran extraños como él mismo era extraño a la navidad. Y no mostraban afecto ninguno sino que estaban más atentos a los canapés. Este hombre se dio cuenta de ese detalle y dejó de contratar figurantes para la cena de navidad y se contentó con la verdadera amistad de su mujer. Y ya no había más que ellos dos esa noche mágica. La navidad ya ha llegado. El niño nacerá. Sé feliz como muchos son felices. La vida cabe en una mano a veces. La vida no es una noche solo. La vida se recrea en la multitud que somos.

El amor de Dios se siente como el amor que podamos dar a los demás. Demos amor y recibámoslo. Ese es el truco. 

Hoy y mañana son días especiales pero hay 365 días del año para pensar en Dios. Yo ya vivo estos días con distancia. Mi navidad no es como es en los anuncios de la tele. La familia está dividida y más que se dividirá, creo yo. Pero hay que mirar este día con optimismo. Mi hermano está bien y mi padre también. Yo no me puedo quejar. Este año ha sido duro. Esperemos que el año que viene sea mejor. Yo creo que en esta sociedad hay más solitarios que viven la navidad tristemente que las familias perfectas que salen en los anuncios. Yo me siento este año un poco desapegado de todas estas fiestas. De los demás no he tenido noticia. No sé cómo estarán. La gente se va separando, regañando, diferenciando y la navidad hace aguas con esta desunión. Pero bueno. Ya es navidad. Sé feliz. No te importe cómo vivir un día o una noche. Todo pasa. Luego, los días son más normales. Procura estar contento con lo que te toque porque siempre lo hay peor. Y ya digo, es navidad, sé feliz.

En navidad no todo el mundo tiene una familia con la que celebrarla. Creo que con estos está Dios esta noche al no estar la familia que digo.

lunes, 23 de diciembre de 2024

 Una mujer muy de armas tomar se puso a guisar unos cojones de toro bravo. Si no hubiera en el mundo toros bravos, la primera oración que he escrito no tendría sentido. Pero bueno: sigamos. Un cojón salió sabroso y bueno pero el otro cojón salió quemado y de feo aspecto. Como estaba por llegar su marido, hizo una bola de lana y la puso en su plato (del marido). Ella comió de lo que guisó y al marido le dijo que el cojón estaba como la estopa. El marido masticó como pudo la bola de lana y se la comió, cosa que dejó estupefacta a su mujer. Pensó la mujer que su marido estaría un mes sin cagar pero no obstaculizó al marido la ingesta del supuesto cojón de toro bravo. El marido se dispuso a echar la siesta y le entró tal mal en el estómago que hubo de llevarlo al hospital. En el hospital, todo el mundo se extrañó de tener un paciente que comía lana. Pero su mujer no se extrañó, pues conocía a su marido.

Es increíble lo que hace la gente anormal. Es increíble lo que hace la gente normal.

 Había una cosa en el mundo que se llamaba democracia. Parece ser que a la mayoría de la población le gustaba esto de la democracia menos a los antidemocráticos. Había otra cosa en el mundo que se llamaba extrema derecha y claro, había los anti extrema derecha. Había otra cosa en el mundo que se llamaba extrema izquierda y claro, había también los anti extrema izquierda. Y todo este conjunto de extremismos chocaban entre sí y decían unos de otros que eran muy malos. Y uno, al mirar el panorama político, se echaba las manos a la cabeza y decía: qué sindiós, esto no hay quién lo entienda. Y luego, hacía una tortillita de patatas de quince huevos, se la comían entre unos cuantos y mandaban la política a la puta mierda.

Tú come y luego, opinas; que, opinar con el estómago vacío, fijo que conduce al error.

 Paracelso, un científico bastante olvidado pero muy sabio, decía que el egoísmo era Satán. El egoísmo trae muchos problemas a la gente porque no la deja ser humilde, acercarse al otro, ser comprendida. La gente sin apenas estudios es muy radical, muy cabestra en su conducta. La gente común que yo veo por la calle engendra mucho egoísmo por eso, porque está sin formar. Muchos jóvenes emigraron de las aulas por un salario en la construcción, que tan boyante iba, pero cuando vino la crisis, esas personas se quedaron sin dinero y sin una mínima formación. Es una pena ir detrás de un dinero y dejarte en el alero tu futuro; o sea, tu formación no solo académica sino como persona. Y eso es lo que hay: mucho egoísmo entre personas cerriles. Creo que esto seguirá habiéndolo en España y durará mucho tiempo.

Querer soplar y sorber al mismo tiempo no lleva más que a la más pura extrañeza de quien observa este espectáculo.

 En una novela que se llama "El amor en los tiempos del cólera", hay un loro que se escapa dentro de la casa y se pone en una lámpara. El dueño de la casa se sube a una escalera para cogerlo y termina cayéndose y se rompe la nuca contra el suelo. Desde ese momento, yo no he subido más a una escalera excepto las del metro y las del autobús. La vida, aparentemente va normal, pero algunas veces causa chistes en los demás a cuesta de nuestras desgracias. Lo que hay que hacer es no intentar forzar la máquina ni pecar de egoístas porque el egoísmo extremo es de chiste. La vida va normal, ya digo, pero algunos comportamientos extraños e incomprensibles son causa de regocijo en las gentes por eso, porque son incomprensibles.

Mira, por hay va el rico en chancletas y jersey roto.

Déjale, más rico será.

Ya están completamente desnudos de hojas los álamos. Suenan los carricoches de la basura que se tragan esas hojas caídas o limpian las zonas de recogida de desechos. Hasta ahora solo me he repetido en eso de las hojas. Seguiré con un relato breve que cuente nada. De eso va la literatura. Las novelas que leemos sirven para pasar el rato y aprender en último término algo sobre los comportamientos de las personas y cómo solucionan esas personas (los protagonistas y secundarios) esas conductas erróneas. En eso, las novelas, tienen mucho de psicológicas. Y podemos aprender. Sobre todo, cuando el protagonista se va a la ruina personal por su forma de conducirse. Y ya no escribo más. Sé feliz pues la navidad es para eso, para que estés contento y te comas un trozo de turrón y lleves a tus niños a montar en carricoches.

Las historias que se leen no son las que se viven en la vida real pero se les parece mucho.

 De día, aunque no queramos, vamos anticipando la noche. Y esto se debe a que somos animales que debemos descansar. Pero, si en la noche no hay descanso y sí consumición de sustancias alucinógenas y fiesta y alcohol y sexo salvaje, la noche es una trampa para ese animal que debe descansar. Y si se repiten esas noches una detrás de otra durante un periodo de tiempo superior a medio mes, entonces ya podemos preparar el entierro de ese fiestero, de ese crápula que vive la noche sin control alguno y sin reposo. Qué bien escribo. Qué párrafo más bonito me ha salido con una única idea en la cabeza. Yo soy un gran escritor, que a nadie le quepa duda. Yo tengo escrito un libro, "El profesor enfermo", que es a la vez breve y la vez bueno. Leedlo y luego me dejáis en comentarios lo que pensáis de ese libro. La vida pasa, pasa la navidad, pasa agosto y septiembre y pasa el higo y se vuelve pasa. Sé feliz, no cuesta tanto, Dios y tus amores te quieren feliz.

La gente hace muchos excesos, pero lo típico del ser humano es el equilibrio.

 Me pasa todos los sábados por la noche. A eso de las diez, me siento triste. Paseo por la casa, como alguna golosina que he comprado a lo largo de la semana, veo un poco la tele, me siento a leer alguna novela y no me concentro en nada por mucho tiempo. Vuelvo a pasear por la casa, miro por todas las ventanas a ver si veo algún vecino que también le pase como a mí o me pongo el abrigo y salgo a la terraza a ver si localizo con la vista algún viandante que me consuele un poco de esta tristeza que se me mete al fondo del corazón. Algunas veces, sí que veo a alguien con prisa por la calle, como si fuera a una fiesta (eso quiero pensar). Entonces yo recuerdo a la última fiesta que fui a casa de un amigo y empiezo a recordar todo lo que hice en esa fiesta y mi corazón se apacigua un poco, se siente un pelín más fuerte. Cuando dan las once, me acuesto y listo. Al otro día por la mañana me pongo frente al espejo desnuda, me miro mis enormes tetas y me siento muchísimo mejor.

El corazón hundido en el pecho tiene la peculiaridad de que puede salir de ese hundimiento en cuanto te aprecies un poco.

 Esta mañana he ido mirando a la gente por la calle y cada uno iba a su bola como yo iba a la mía. Las familias de hoy en día discuten y no se vuelven a ver el pelo. Que si me has traicionado, que si me has mentido, dice el mentiroso a otro miembro de su familia. Pero yo lo que veo es que mi familia, por estas fechas, se divide. Ya no estamos en esos años en que yo era jovencito y nos juntábamos todos. Ahora hay facciones, como en la guerra. Unos se dejan llevar por remordimientos, por falsos victimismos. Si hay algo en esta sociedad nuestra es lo de hacerse la víctima aunque no salga rentable. Todo el mundo se hace la víctima. Bueno, mañana es nochebuena. Ya puedes ser feliz. Ponte un gorrito rojo, di eso de hu-hu-hu. Practica el turronismo y el mazapancismo. Sé feliz como puedas y hasta el año que viene.

Las mañanas de invierno suaves recuerdan un futuro primaveral muy dulce.

 Esto era un joven nihilista que paseaba por la Puerta del Sol y se iba diciendo a sí mismo: "todo esto será mío y si no es mío, pondré una bomba y no será de nadie". Luego paseó por Carretas y se iba diciendo: "todo esto me pertenecerá o pondré una bomba y nadie lo poseerá". Entonces, se tropezó con una señora. La llamó de todo, hasta miserable, por haber chocado con un imperio hecho persona como era él. Y el joven nihilista siguió pensando en estos términos hasta que llegó a casa, se sentó a ver la tele y pensó: "yo no creo en nada, es malo creer, es malo querer a alguien, es peligroso ser amigable con la gente. Y se hizo de noche y el joven nihilista se quedó dormido viendo la tele. Se despertó a las 4 de la madrugada atontolinado, se metió en la cama y a las 8 se levantó para ir a a trabajar al supermercado pues era cajero, un cajero nihilista y ceniciento.

Hay gente muy pesimista y cenizo en la vida que no cree en nada.

Hay gente que da pena por no saber amar a nadie.

domingo, 22 de diciembre de 2024

 Esto era una cosa que se llamaba sanchismo y se extendía por toda la patria. El sanchismo daba mucho de qué hablar. Todos los días, había una multitud de periodistas que hablaban del sanchismo. El sanchismo era malo y era bueno, era democrático y antidemocrático, era uno y muchos. En fin, qué cansino era esto del sanchismo. Yo ya me estaba cansando de ver al sanchismo en la tele y en los periódicos todos los días. Qué tostón, madre mía. Yo lo que quería ver eran ministras guapas, dijeran lo que dijeran, pero no había más que un sanchismo rampante todos los días. Qué pesadez, casi era angustia ya esto del sanchismo. A ver si se va el sanchismo a tomar por culo de una vez, es que no aguanto más. Muera el sanchismo, viva el Martínez, el Rodríguez pero ya estamos hartos  del sanchismo.

El sanchismo ya no lo entiende nadie.

Viva la rosa!!!!!!!


 Un hombre iba a una asociación. Le llamaremos Pedro. Iba los martes y se juntaba con otros hombres y mujeres. Los martes decidían qué hacer los sábados. Luego todos se iban a sus casas. Un día, Pedro llamó a un hombre de la asociación. Le dijo que si quería tomar un café. El hombre de la asociación le dijo a Pedro que estaba muy ocupado oyendo música. Llamó Pedro a una mujer de la asociación. La mujer de la asociación le dijo que estaba ocupada oyendo música. Pedro no quiso insistir más. Bajó a la calle y charló con Alfonso, un hombre que no era de ninguna asociación y daba de comer a los pájaros por las tardes. Y charlaron y se tomaron un café. Y Pedro no volvió por la asociación.

Asóciate a una asociación.

Y la asociación no tendrá tiempo para ti nada más que cuando estés asociado. Qué gilipollez.

 Este era un tipo como cualquiera, bastante aburrido, que se tumbó una noche a dormir en su cama y se miró para dentro y se vio triste y mísero. Empezó a darse cuenta de lo banal que era su vida, de lo poco que tenía, de la esperanza que se moría a sus pies de su vida. Empezó a darse pena, mucha pena, dolorosa pena casi hasta lo físico. El dolor de su pena se archivó en un costado pero no terminó de acabarse. El dolor de la pena que sufría este hombre aburrido le llegaba al pecho, al estómago, a la garganta. Se levantó de la cama y se fumó un cigarrillo. Sabía que había otros como él, que maldecían sus vidas, que lloraban por la noche su desconsuelo. Y no podía dormir. El dolor de su aburrimiento no le dejaba dormir. Estuvo toda la noche en vela rumiando su tristeza y cuando vio amanecer, se sintió otro y salió a la calle y saludó a un amigo que iba al trabajo y él mismo fue al trabajo y se sintió alegre porque la noche acabó o porque el día empezó, no se sabe muy bien.

Algunos duermen inquietos, con pesadillas

y otros tienen las pesadillas en la vigilia.

 Qué bonito es cuando has estado en un centro comercial donde la gente se atonta y luego coges el coche y avanzas y ves un bosquecillo breve pero sonoro, con el sonido del silencio que te llama y acudes a él y por encima suenan los pájaros, una bandada grande y hermosa. Y en los pinos tú ves la soledad de los árboles, unos con otros y paseas por ellos y vives ya de una vez. Y te empapas de esa su luz verde claro, y andas el camino entre ellos y allí anida el silencio como anida en tu corazón por un tiempo único y feliz. Y sabes que ese sitio será tuyo como es de los pinos tranquilos, de las grajas que graznan, de los graciosos alfileres que colman la breve copa de esos árboles que duermen la tarde por encima de tu cabeza, por encima de ti, por encima de todo. Y es un trozo de Dios el que se manifiesta.

Bosquecillo amado:

quédate donde estás, no te muevas, no llores de soledad, te veré otro día.

 Aquel instante feliz de la paz de los árboles. Aquel sosiego de madera viva. Aquel verde mullido que generaba satisfacción plena. Todo se juntó en pocos minutos abatidos por la bandada de grajas que cubrió el cielo de negro. Sonaban los graznidos, sonaba el apaciguamiento del rostro y los músculos, no sonaba nada al cabo. Sonaban las agujas de los pinos, sonaban todos los mares de la península pero no sonaba nada al cabo. No sonaba nada al cabo porque no había cielo que guardara tal sonido o voz o canto. Pero había un sonido parecido al silencio que sonaba como las estrellas cuando se miran unas a otras. Sonaba una canción, el estribillo de la naturaleza, no sé, sonaba como una especie de silencio. Sonó la vida libre de cosas, libre del dinero, libre de las gentes, pero no sonaba nada al cabo. Sonaba, eso sí, un eco, la paz de los árboles, el silencio somero con los caminos al lado. Sonaban unos graznidos, sonaba el sigilo de la tarde junto a los pinos. Creo que sonaba un pedazo de Dios.

Me quedo con la vida.

La vida está llena de ocasiones para vivir, nunca mejor dicho, nunca mejor explicado.

sábado, 21 de diciembre de 2024

 En el fino y mojado aire, yo no encuentro inspiración. Hoy debería largarme a algún sitio más o menos lejos, donde el viento sople de otra manera. Un paseo por Madrid estaría bien, esas calles llenas de renombre, de renombre de poetas y caballeros del acero. Quevedo anduvo por sus calles y luego pasó frío, encerrado y con miedo. Todos daremos el último aliento ante un Dios que nos quiso. Todos damos pasos acertados o milimétricamente tontos hacia la vejez. Todos pasaremos por el aro del desamor. Nada parece que hay para siempre. Las gentes cercanas se rompen por el vil metal. Las gentes cercanas no se sabe ya lo que hacen ni lo que dicen. Yo tengo una carta vuelta hacia arriba y  parece el siete de bastos, parece un dolor en la sien muy fuerte. Vivir el presente es fácil, lo difícil es vivir el futuro. Hay gente que tiene mucho dinero y no lo gasta y hay gente que, no teniéndolo, lo gasta. La gloria del mundo pasa, por tu calle yo he andado y no te he visto en el balcón.

Morir lleno de petróleo o nieve o lleno de dolor

no es lo importante. Lo importante es haber gastado el deseo en esta vida estrafalaria.

 Hoy me he despertado mal, lamentando el hecho de fumar, lamentando el hecho de hacer siempre lo mismo, lamentando mi pobre vida. Pero he quedado con un amigo y, a lo mejor, ese amigo me anima la mañana. Los duros esquinazos de las calles rompen el deseo, haciéndolo imposible. No es mal sitio este para pasar las navidades y el verano. Las cosas suceden, las cosas amargan, las cosas te atrapan en un saco donde no ves nada. Me vacío por dentro. Paso el tiempo contando las veces que el mar me ha rehuido. Paso el tiempo contando las fruslerías de la mañana, las penas del no ser o no hacer. Paso el tiempo pensando en cómo dejar al doble de mi persona solo ante la casa. Pienso que la vida no me regala nada, no me da facilidades para escapar del hoy, del preciso momento del lamento oscuro.

Veo vibrar ropas al viento, veo surgir la marea, veo luces al fondo

para, al final, no ver nada, nada de lo que enriquecerse por dentro.

viernes, 20 de diciembre de 2024

 Aquí hablé un día de la tilde diacrítica. Es un tema fácil de exponer. Pero hay temas lingüísticos que son difíciles de exponer en unas líneas porque necesitan unas explicaciones muy largas. El lenguaje es lo que tiene, que es complejo. Lo que hablamos lo hablamos espontáneamente, aprendido de los que nos rodean. Un día, aprendemos un refrán y damos vueltas a su significado. Otro día, hablamos y cometemos un error lingüístico y no nos damos cuenta de él. Por ejemplo, yo conozco un señor que dice: "contri más hablo, menos caso me haces". Contri no existe en el lenguaje español. Debe decirse: "cuanto más hablo..." Pero bueno. La cosa es que nos entiendan y entendamos al otro. Este verano oí yo una expresión que no había oído nunca y es: me hallé con fulano. Nunca había oído yo ese empleo de hallar. Me gustó mucho la expresión. Es muy bonita. Y así, hay usos verbales muy poco conocidos que son un hallazgo comunicativo. La lengua es muy compleja, repito, y haberla conocido, me ha gustado mucho a lo largo de mi vida académica y como usuario de ella en una comunidad de hablantes.

El lenguaje, las primeras palabras de un niño; luego, tener sensibilidad para conocerlo y amarlo.

Es todo muy bonito y divertido y ameno.

 Me gusta cómo define Battiato la relación del hombre con el dinero. Dice: "somos bisnietos de su Majestad, el dinero". El dinero tiene una fuerza loca en la humanidad. Sirve para casi todo. Nos alegra ganar dinero. La primera nómina de nuestro trabajo nos llena de orgullo y satisfacción. Decimos que nos quitan dinero los impuestos para que haya carreteras y hospitales y escuelas. Haz una escuela y cerrarás una cárcel, dice el dicho. Y todo, a base de dinero. Inversiones, las llaman, pero es puro dinero. Hay personas para las que el dinero es la última explicación de la vida, unos por mezquinos (quieren ser los más ricos del cementerio) y otros porque han ganado tanto dinero en sus vidas que sus vidas se traducen en millones de euros. Pero todos, todos y yo también, amamos el dinero. Somos sus bisnietos. No podemos sustraernos a la fuerza que tiene el dinero. Nos da estatus, ropas anheladas, comidas buenas, bienestar. Está bien querer dinero para mejorar nuestro presente pero si es para coleccionarlo, estamos haciendo el tonto. Y, si es para derrocharlo, como si perteneciéramos a otra clase social más alta que la nuestra, también estamos haciendo el tonto. Hay que tener una relación sana con el dinero, no crearnos locuras ni una estupidez económica vital.

Yo tenía un hermano que se creía un famosillo derrochador.

Y tanto derrochó que vivió una vida de necesidad constante.

 Mientras leía el periódico, una pareja se ha puesto a hablar en inglés, un inglés con acento fuerte español en él, que no en ella. Ella hablaba un inglés bastante ortodoxo. Me he levantado pasada una hora de mi primer cigarrillo y me he venido a casa. Hoy hace su presencia el sol. Hoy es un día para celebrar que estamos vivos. En el periódico he leído a un joven cuyo padre murió a los 49 y su madre, a los 66. No tiene ganas de celebrar la navidad, pues, ese joven. La vida siega vidas a su paso, no deja títere con cabeza y, los que disfrutamos de una familia, debemos estar muy felices, muy felices y dar gracias a Dios, pues, en última instancia, todos dependemos de algo. Llámalo energía. Pues será la energía, pero dependemos de algo superior, eso está visto. Cada uno de nosotros no se sostiene él solo sino que le sostienen una serie de circunstancias que no la ha puesto él, sino algo mucho más poderoso que él y que todos los demás. Será un ente inteligente o será una casualidad, pero somos accidentales en la Tierra.

La harina lleva un trabajo dirigido por el hombre.

Nosotros somos harina dirigida por un ente superior.

 Resulta que ahora, todos los escritores tienen premio. A todos les alcanza las dádivas de un ayuntamiento o un organismo estatal o fundación literaria. Acabo de leer una entrevista a un escritor, cuyo nombre ya he olvidado, que se ha tirado 7 años para publicar una novela sobre los algoritmos, la inteligencia emocional y un futuro distópico. Menudo rollo debe de ser. Y además, me figuro que tendrá 500 páginas. Cualquiera se lee ese tocho. Ya dijo Gracián que si lo bueno es breve, dos veces bueno. Como mi novela, "El profesor enfermo", que, imitando a "El lazarillo de Tormes", es una novela autobiográfica de servicio a varios amos y de conocimiento interior del que la escribe. Y es breve, insisto. Y con muy buenas valoraciones. Atrévete, lector, a leerla y conocerás un mundo que es muy poco conocido como es la profesión de profesor. La vida se va pasando y todos vamos en pelotón hacia no se sabe dónde. Seremos viejos si una enfermedad no nos aparta de repente del camino y, siendo viejos, seguiremos aprendiendo en esta vida de locos y aprovechados y psicópatas y almas nobles.

Mis ojos se llenan de la fugacidad de la vida.

Para que aprendan siempre que los días nos llevan a algún sitio importante.

 El sol brilla para que yo sea yo y gire alrededor de él. El agua me da el sabor de la vida y la bebo dulcemente. Sin agua, tampoco yo sería yo. La tierra que piso me hace yo mismo, con mis esperanzas y mis miedos al futuro, a las personas, a los fenómenos meteorológicos. Si no existieran estos elementos que han existido desde el principio de la humanidad, ni yo ni nadie podría existir. Así que demos gracias al sol, al agua, a la tierra que nos sostiene y quizás a Dios, que, por averiguaciones, quizás sea el creador de esas sustancias tan vitales. Y si no crees en Dios creador, cree en la casualidad que hizo todo posible, aunque a mí me parece que no puede existir casualidad en algo tan matemáticamente exacto como es este mundo. Los comunistas no creen en Dios porque creen en el obrero o en el sexo fluido. Pero yo digo que, si existimos, es por alguna razón que se nos escapa a los seres humanos, no es la simple casualidad de lo creado. Yo quiero creer que los seres humanos somos un plan, cada uno de nosotros obedece a una causalidad que desconocemos. Ojalá la gente dejara de luchar por la izquierdas y las derechas y se diera cuenta del milagro que significa haber sol y haber agua.

En el cuarto de un estudiante

las estrellas, el sol, las nubes se dan la mano y empiezan a tomar forma intelectual.

jueves, 19 de diciembre de 2024

 Un chico quiso hacerse chica desde que tenía uso de razón. Los padres transigieron o no porque la decisión es del trans. No sé cómo es el proceso muy bien, pero creo que les inyectan hormonas. Le inyectaron hormonas. Y él/ella se sintió bien por primera vez después de mucho tiempo. Tuvo un novio con el que salía. Las relaciones sexuales entre los dos eran un poco raras, pero eran. Hasta que el novio la dejó. Y cayó en una depresión profunda de la que salió deseando tener tetas. Y le salieron tetas porque fue tratada para tener tetas. Y ya parecía una mujer de verdad cuando se murió su padre. La economía familiar se hundió. Ella no aportaba a la familia más que lloriqueos y malas caras. Una hermana que tenía se fue a Inglaterra. Más angustia económica. Comen muchos bofes su madre y ella. Y muchos sopicaldos. Y ella no es capaz de hacer ni un duro. Su madre se va con un señor a Murcia. Ella no entiende nada pero tampoco trabaja en nada, preocupada como está por su sexo, pero la película del sexo ya pasó hacía mucho tiempo. No se sabe cómo acabó esta mujer trans. Su madre le manda una postal todos los años por navidad.

Quiero ser mujer. No me gusta ser hombre.

Era un error. Quiero ser hombre otra vez. Hormonas: ya no es posible el regreso sexual.

 Ya ves qué tontería: llenarte de humo los pulmones que te va asfixiando, que te va matando. Pero como dice la Celestina: viva la gallina con su pepita. Las vidas son unas y singulares. Hay gente que se muere por el vino o el café. Hay gente que se obsesiona con correr 40 kilómetros en un tiempo determinado. Hay gente que colecciona relojes. Hay gente que escribe blogs. Y hay gente que se va muriendo sin tener un solo vicio. Las gentes van pasando, vienen otras gentes con otras costumbres, otros credos, otras opiniones. Viene gente mala para el país, viene gente a la que se le da de todo y no lo agradece siquiera. Los días pasan y las noches pasan. El calor de la hoguera languidece. La alcuza se llena y se vacía en cuestión de horas. Ahora hago una tortilla; después, un cocido. La pena se estremece en el costado, creando una llaga. Vendrán días estupendos para la canalla y para los que creen en el amor. Todo pasará. Todo pasará.

El ángel derribado remonta al cielo, sube con ansias, sus alas perviven.

El mal no dura cien años.

 La nieve ya no nace nunca. La nieve está escondida entre esa neblina alta y sucia de contaminación que hay en lo alto del cielo. La nieve se reporta, se achica en su mísera condición de nieve blanca oculta. La nieve no aparece para no darnos la alegría de lo blanco y frío. Los hombres del tiempo, todos ellos reunidos y confabulados, anuncian la nieve pero la nieve no viene aquí, tan bajo, tocando el nivel del mar. Cantamos al frío como envidiosos de Dios, que lo puede todo a pesar de los ateos. Cantamos al ser supremo, sobrenatural que está llegando pero la nieve no llega. Nos disponemos a pasar el invierno festivo, a pasar las luces por nuestros ojos ateridos, pero la nieve no aparece. La nieve se acurruca en las nubes descreídas y el meteoro no la deja caer sobre la tierra. La nieve no está. La nieve alcanza el deseo de no caer en copos densos como los testículos de la urraca.

Prado de amena primavera, prado de luz y de armonía:

no dejes que te pisen esos imbéciles ultras y te arrojen al invierno otra vez.

 Voy a hablar de mi libro: "El profesor enfermo". Allí cuento mi vida en 17 institutos que me recorrí sin descanso durante 20 años. Cuento cómo yo no sabía nada de hacer teatro pero hice teatro. Cuento cómo di clases sin saber dar clases. Y cuento cómo son unas oposiciones a profesor de secundaria. Y cuento mi amor por los libros y los alumnos que me tocaron en suerte que fueron tantos que no cabrían en un hangar. Cuento de la sintaxis y de la semántica, de las oraciones subordinadas y de la tilde diacrítica, de Lorca y de Lope de Vega. Todo va muy fluido, como el sexo de los tontos, todo va muy rápido pues el libro es breve. Y todo cuenta de ocupar un cargo en cada instituto que pisé, un cargo duro de llevar a veces y lo bonito es que llegaba la primavera y daba gusto madrugar para dar clases. En el tren, en el autobús, en el metro. 20 años locos, amenos, dichosos y bonitos de vivir. 20 años que me formaron, me dieron alegría y buen humor para vivir la vida que ahora vivo, distinta y distante de esas aulas buenas alborotadas y locas.

La escondida verdad dormía la siesta.

Y la despertó un ruido de mentiras asquerosas, de ruidos durísimos, de imbéciles autoritarios.


 Bajan las cumbres alas de águila para ir mirando la presa desde arriba. Las amenazas son unas cuantas, ultras, radicales, rompedoras de lo tradicional, de lo que siempre hemos comprendido y aceptado. Se agazapan en la resolución de problemas en un instante, quitando y dando y viviendo como Dios. Son esos que hacen y deshacen desde las normas trabucadas, desde lo que es raro de entender. Y han fracasado un poco pero todavía les queda cuerda para estar molestando y opinando, diciendo y amenazando a lo bueno y santo que hay en esta tierra. Pero les queda poco porque en el próximo envite perderán lo poco que tienen. Son un peligro, son los buitres de la mierda, lo peor que hay en la sociedad, lo malo representado en unas bocas mentirosas, aciagas, malditas. Ya pronto no saben qué hacer, ya pronto serán eliminados por esos que creyeron en ellos y no se sabrá ya más de ellos pero sí del daño que hicieron. Morirán, morirán con esa cara de asco continua, con esas exigencias asquerosas, con ese ultraísmo perdedor.

Una lengua enfática ha hablado estos años de atrás.

Ya no volverá a hacerlo porque es mentira el énfasis que había.

 Era una mujer muy ampulosa que torcía mucho el cuello, que se hacía retratar una y mil veces, que presumía más allá de lo indecible. Era un icono de lo homosexual, de lo trans y de lo femenino. Era una cara llena de pringue a una cámara de fotos pegada. Era lo superlativo de lo superficial, era una careta de carnaval continuo. En fin, era una mujer muy cineasta, muy cinéfila y cinemática. La vida va pasando y nos abandonan muchas gentes famosas. La vida va pasando y la gente va cumpliendo años para estar cada vez más cerca del precipicio. La gente ingresa en una residencia de ancianos y allí va muriendo como muere una nuez, un guisante, una zanahoria. La vida va pasando y nosotros, si no lo impedimos, somos pasto de otras voluntades, de otros planes, de otras gentes que hacen con nosotros lo que quieren. Pero a mí me parece que me queda cuerda para un rato, me queda sedal, me queda quesito, me queda libertad. La ancianidad mía no sé cómo, cuándo, dónde será. Ojalá en un sitio donde haya cultura, unos libros guardados para pasar los últimos ratos.

Alba y agonía van juntas en el mismo día.

En el mismo instante que una vida pasa.

Estoy en el ambulatorio esperando a que me pongan una inyección, la maldita-bendita inyección mensual. Cuando me la pongan me largare a Las benditas -malditas Rozas e iré andando y volveré andando, cosa que no hace todo el mundo. La gente se cree que es divertido vivir así pero no, se equivocan mucho . 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

 Paco dice que no está ya para hacer muchos kilómetros con el coche. Me tengo que buscar otra vía para ir al mar. Un autobús, el AVE, no sé. Lo peor es ir yo solo. No me atrevo. Pero puede que si me veo con ganas, lo haré. Iré con un grupo de viejos o no tan viejos, iré a la madrugada o iré por la tarde. Iré a ese bancal de arena aunque me cueste salir de mí mismo, de mi temor al viaje. Faltan seis largos meses para que llegue el verano. El verano se pasa de cualquier manera. ¿Por qué no viajando? Los alhelíes no precisan de un amor fuerte para florecer. Los naranjos se agotan en febrero. Los olmos no dana nada. Me sujeto a la brocha y quiero dar algún brochazo pintando mi vida de azul. La navidad está ya. El martes que viene, de noche, cenaremos en buena compaña, sin discutir, sin alharacas, sin dar mucho la nota. Hay que ser feliz. Cualquiera es feliz si piensa adecuadamente.

Los viajes llenan de aire los pulmones,

un aire nuevo, un aire medio salvaje, un aire grande y feliz

 Hubo un tiempo en que un señor se mentalizó para no creer en ningún poder. Ni poderes religiosos ni políticos ni judiciales ni policiales le hacían mella. Se conducía por la ciudad despreciando a aquellos que sí creían en algo, en algún poder. Y este hombre entró un domingo en la iglesia y dijo: todo es mentira lo que dice el señor cura. No existe el poder religioso ni de Dios alguno. Y se fue. Y siguió la misa. Entonces este señor se fue a una comisaria y dijo: el poder policial hay que derribarlo y se enfrentó a un policía y, señalándolo con el dedo, le dijo: eres mentira con uniforme. Y le dejaron irse porque creían que era un loco. Pero no estaba loco. Lo que pasaba es que no admitía poderes en el mundo y por eso, se creía en el derecho de dar la nota. Fue a un mitin y chilló: todo es mentira. Este no es un líder político, es una marioneta. Y se fue a casa, donde no había cuadros ni velas ni banderas ni nada. Y se le ocurrió hacer una huelga de hambre y se quedó tan flaquito luchando en contra de todos los poderes que se murió de hambre. Solo tenía una hermana prostituta en Orense. Vino esta mujer y su hijo y le enterraron sin cruces, sin oraciones, sin nada de eso porque ya sabía su hermana de qué pie cojeaba su hermano. Y este hombre no pasó a la historia, como cualquiera de nosotros pasaremos sin pasar.

Una flor unánime surgió en invierno, equivocándose.

Pero la naturaleza tiene esos equívocos.

 En el periódico, un periodista torpe, habla del "pedigrí" de la sagrada familia. No he seguido leyendo el artículo. Yo creo que el pedigrí pertenece al ámbito de los animales. Hay gente que se cree que, porque se meta con la religión, la va a derribar de un plumazo, como Voltaire. La gente es ilusa. La religión es algo que hay que tratar con respeto, me parece a mí, por ser una creencia universal y válida para muchos hombres y mujeres que han sentido esa llamada de la fe que a lo mejor solo les hace ir el domingo a misa. Otra gente va a congresos delirantes donde se habla de lo woke o de la ideología de género. Eso sí que me parece un invento que ha traído el absurdo de los niñes y de los todes. Los trans tienen su solución en esta sociedad como la tiene la creencia religiosa, pero no todos debemos pensar la misma cosa porque se transmita desde las instancias del poder. Poderes hay muchos y uno es un periódico que no hace más que hablar de las pobrecitas mujeres, los pobrecitos homosexuales y los pobrecitos trans. Y no quiero seguir porque me aburro. La navidad es ese periodo en que se come mucho, se tiran cohetes al cielo y se dice eso de feliz 2025, en este caso. Sé feliz como todos pretendemos y no te quejes de la celebración de un hecho religioso.

La religión es un hecho de fe que no todos siguen.

Pero es muy importante para ciertas personas así que no la critiquemos.

 La gente debe preocuparse de su salud corporal. Yo me tengo que preocupar de mi salud corporal y mental porque padezco una enfermedad grave y crónica. Yo no me levanto como otros sin pensar en las traiciones de la mente. Puedo despertarme triste por efecto de las pastillas que me tomo por la noche, puede darme ansiedad para toda la mañana. Cualquier acontecimiento que se inmiscuya en mi rutina puede provocarme un temblor mental. La gente no, la gente bebe alcohol, se mete drogas, baila, ríe, trasnocha y no le pasa nada. A mí sí me pasaría, por eso no lo hago. Tengo muchas limitaciones. Viajar, que me gustaría mucho, se vuelve una tortura al pensar que una vez en destino me podría dar un crisis y a ver dónde me metería, a quién acudiría. La vida es así de dura: lo que te toca te ha tocado y no hay lotería que lo arregle. Yo he llevado una vida de estrecheces vitales, valga la redundancia, por esta puta enfermedad. Y además, he sufrido con la enfermedad de mi hermano. Somos dos enfermos que no pueden hacer lo que desean: ni beber, ni viajes, ni trasnochar.

Dormir te puede privar de la realidad de las auroras.

Pero, ¿para qué quiero yo las auroras?

 He leído por ahí que la inversión de compañías en España, empezando por Aragón, va a ser muy fuerte. España está situada estratégicamente en el mapa del mundo. Necesitamos que haya trabajo a ver si se acaba con esos 3 millones de parados que es un sangría para el erario público. Deberían formar a los parados para esa inversión que va a venir. Este gobierno no se sabe si durará o no. Este gobierno pretendía la transición verde y lo ha realizado. Todo es sostenible. Lo dejas de pie y no se cae. Y resiliente, duro como la piedra. A ver si con este gobierno u otro que entrara, España creciera como debería, dando el salto de un país con una economía como una moto a una economía sin tantos rollos políticos estilo Franquestein. La política en España es irrespirable. Están las periferias acogotando al poder central de una manera vergonzosa. Eso tiene que acabar y si se acaba pronto, mejor. Bueno. Es navidad. Decía un señor en un bar que, cuando sale el gordo de la lotería, empieza la navidad. Esperemos al domingo, ya verás qué jarana. Mazapán, poco. Es muy calórico. Sé feliz aunque te cueste tu honra.

Es hora de que los asuntos salgan a la luz.

Cuando salgan, todos nos alegraremos y no habrá más cosas judiciales chungas.

 Tenía yo antes una despreocupación grande por las cosas, por las noticias, por lo que ocurría en el mundo. No estaba yo preocupado por la política exterior ni interior. Me daban igual los políticos y los periódicos y los adláteres. La verdad era que yo iba a lo mío, que en aquellos tiempos era ser escritor. Yo quería ser escritor y describía la cara de un señor de mi pueblo y me creía importante. Describía la plaza de mi pueblo y no me importaba nada más que eso. Pero luego, llegaron las izquierdas y las derechas, que si yo debería ser de izquierdas porque pertenezco al mundo obrero. O debía ser de derechas porque los de izquierdas eran corruptos y torpes. En fin, que no me aclaraba. Pero yo ya me iba preocupando si moría un famoso actor o actriz, cuando antes me daba igual. Luego, todas estas preocupaciones se mezclaban con el hecho de que yo cumplía años peligrosamente y mi salud me importaba más, tenía más conciencia de mi enfermedad crónica. Ya no me llamaba la atención la lejanía, ya no me gustaba tanto crear historias, ya no era yo el que era, el que se saltaba las noticias a la torera.

Si cumples una serie de años.

lo que te motivaba ya lo haces a la fuerza, no por gusto.

martes, 17 de diciembre de 2024

 Los pasos nos han llevado cerca, a unos bancos, a fumar. No se veía mucha gente por la calle. Los autobuses que venían del hospital me recordaron una historia. Sonaba la canción de "El crack", película de Garci, en mi mente. Dormían ya los pájaros después de haber dado su tabarra y su graznido. Llegamos a casa. Me puse las zapatillas. Me despojé de mi abrigo. Bebí agua. Y las luces de navidad seguían luciendo, luciendo. Por cuatro cuartos, comeremos cocido el jueves y por cuatro cuartos, pasaremos las navidades. No hay regalos que hacer, no hay regalos de nadie. Las primaveras nos han llevado aquí, a los árboles mondos, las hojas por los suelos. Las primaveras son dañinas en mi casa, lo dejan todo perdido. Me iré a beber más agua.

Una vela débil como la conciencia de la mala gente

alumbró, torpe, un día mi mente.

 Si me centro en algo literario, olvidaré la ruina de este mundo. Me voy a centrar en un personaje de Gabo que hacía desfallecer de amor a todo el mundo masculino. Mientras esta mujer se bañaba y era observada por un hombre, al hombre le daba un ataque al corazón de estar viendo tanta hermosura y moría en el acto. Otro personaje de Gabo es el general que se pasaba la vida haciendo pececillos de oro en una cueva insondable de la selva. Y otro personaje de Gabo es Melquiades el gitano, que trajo el hielo a Macondo y los telescopios y los microscopios y una lupa inmensa con que hacer fuego y también trajo el olvido a los de Macondo. Hay que olvidar y pasar, pasar de todo y de todos, no sentir ni un átomo de tristeza por otros. Hay que leer novelas y poemas. Hay que vivir la vida, no pensarla. Hay que ir a la carnicería para hacer un cocido. Y hay que sufrir lo menos que se pueda.

Personajes bonitos: las gracias sean dadas a ellos

para pasar bien la vida.

 Hay actos que son vituperables pero si uno no los ha cometido y se olvida de esos que han cometido esos actos pues mejor. Yo procuraré pasar página de todos estos que no descartan oportunidad para aprovecharse. Los olvidaré. Trataré de no pensar en ellos. Y punto. La manivela del hombre barbudo funcionaba muy bien, pero se atoraba cuando deseaba más de la cuenta. Los alcázares de la miseria todavía se pueden ver en algunos barrios donde venden cosas para pasarlo bien. Las mujeres púdicas e impúdicas entran en el mismo saco llamado la vida. Dormir hasta el atardecer ahorra muchos disgustos matinales. La pena es la pena y gente penosa la hay a raudales, pero no pensemos en ella. Soñé que me soñabas pero solo fue una máscara de mí con la que soñaste. Voy a despedirme diciendo que me importa un ardite saber de las gentes y de sus delitos. Prefiero las uvas a Vivaldi, prefiero una manzana a Chopin.

Mira qué ave más primorosa está en la terraza.

¿Realismo mágico? No. Una urraca como un demonio.

 Pasemos a otro tema más agradable. La lotería trae mucha ilusión a mucha gente. No voy a criticar el alma de lotería que es amor al dinero, solo que, cuando toca a personas que les hacía mucha falta, creo que todo el mundo se alegra. La lotería, que este año caerá el domingo, quizás cambie la vida de mucha gente o de poca gente pero seguro que si ganan 400.000 euros, podrán pensar en la vida de otra manera. Y es por el efecto del dinero. Así que yo, que critico a los que solo piensan en el dinero, me retracto un poco con los acontecimientos como estos de la lotería. Ganar dinero se gana con el trabajo o, en mi caso, con una pensión y una enfermedad grave y crónica por delante. Luego, si me tocara la lotería, la gastaría en viajes. Iría en taxi a todas partes, fumándome los euros. Pero sería un dinero limpio, que no molestara a los de mi alrededor.

Si tú te llenas de un dinero que no es lícito

serás criticado invariablemente.

 Podría ser yo calificado de estricto en cuanto a lo moral, que no me gusta el consumismo y todo eso, pero viendo lo que han hecho otros con sus mayores, cómo han abusado de ellos, me considero no estricto sino un santo delante de ellos. A otros contarán sus tropelías y las justificarán como si fueran normales pero a nadie engañan. Yo he visto mandar como un perfecto señor feudal a sus mayores. Yo he oído cosas que me han entristecido, que casi no las puedo creer pero son ciertas. Me recuerdan a aquel personaje, Goriot, que salía en una novela y me llamó mucho la atención por lo increíble de su caso. Pero es verdad que ocurren estas cosas. Más de lo que nos creemos. Porque la avaricia humana no conoce padres ni hermanos. Hay que desconfiar de esas gentes que solo tienen deseo de cosas y no de almas. Hay que desconfiar del que desconfía porque si desconfía es por la manera que tiene de conducirse por la vida, que no es aceptada por muchos, sino solo por ellos que ven cualquier cosa que hacen, bien, aunque traiga la ruina a los demás. En fin. La gente que yo veo no me gusta, ni lo que han hecho ni lo que harán.

No roban, abusan.

Pero es lo mismo.

 Si piensas en el presente (la gente que te rodea, tus familiares, los amigos, personajes de la política, etc.) y lo analizas, puedes acertar a pensar en el futuro aunque la gente dice que la vida da muchas vueltas. Nos puede ocurrir de todo, es verdad, pero con la rutina por modo de vida, pocas cosas te pueden pasar. Y así, tiras la caña al futuro y piensas: ¿de quién estoy yo rodeado y qué me ofrecen estas gentes que me rodean? Hay que desconfiar de todo el mundo, es la idea que se saca. Me puliré todo el dinero que tengo en viajes por toda la geografía española en un futuro. Lo haré así. Me acostumbraré al autobús y veré ciudades como Torremolinos, Barbastro y Elche. Me montaré y viviré la vida en otro sitio, quizás, si me compro un piso en la costa. Veremos. El caso es pulirme todo el dinero antes de morir. Alguien me ayudará a gastarlo o, si no, lo gastaré yo por mi cuenta.

El dinero vale para vivir bien.

Yo lo gastaré para conocer mundo.

 Dentro de poco, estaremos en verano, en manga corta y a 35 grados a la sombra. Los que seguimos una rutina estricta, los que no nos vamos a Disney World París, los que no cogemos un avión a Cancún y los que nos sometemos al día a día, pensamos eso: que pronto será verano otra vez. La vida poco me ofrece, así que los días van rodados. Los que no tienen dinero para romper esa rutina, también se les hacen los años como un carrusel, todo lo mismo. Y así parece que estamos insertos en un mecanismo torpe y repetitivo que nada nos estimula. Y por eso pasan los días lentos pero los años rápidos. Como si estuvieras en una cárcel pero sin rejas. Y así va todo, a tal hora, tal actividad. Es como el día de la marmota. Es como si el escenario que ves en tu teatro no cambia y tuvieras siempre el mismo papel que desempeñar. Es como una esfera bendita hecha de días iguales, sin que ayer tenga algo que decir al hoy. Y todo depende del dinero u otras circunstancias que no son el dinero. Pero hay gente que tiene el dinero por encima de Dios. Pero siguen sin tener suficiente nunca.

El dinero: algo material que consigue cosas.

Dios: algo inmaterial que te comunica con lo sobrenatural.

 En El País, todos los días, hay una pequeña entrevista a una persona que destaca en algo o trabaja en un asunto especial. En El Mundo, todos los días, hay un pequeño reportaje sobre otra persona que también ha destacado por algo. Hay que aprovechar el tiempo presente haciendo cualquier cosa, como escribir un blog, ir de paseo bajo la luz pálida del otoño o hacer de flaneur por las calles a ver qué jipias. La vida consta de unas voluntades que se ajustan a otras voluntades, sean estas tus hijos, tu mujer o tu hermano. Pero de ahí no te escapas. Siempre hay que contar con las otras voluntades aunque sepas que esas voluntades, en un futuro, a lo mejor te complican la vida. No es que ya los niños tengan de todo, es que tiranizan a sus padres con sus exigencias y tabarras y gritos y berrinches. Y cuando crezcan, qué serán, qué especie de persona rara será ya habiendo sido su padre raro y pijo y tirano y perdonavidas. Cuando unos padres dan de todo a sus hijos ya saben lo que están haciendo: un monstruo que puede desequilibrar la paciencia, alterar el orden de la rutina, romper todo tipo de acuerdos entre personas. Pero es como hizo su padre antes con sus padres. Así que no hay que sorprenderse de que eduquen así a sus hijos.

Y dame y dame y dame.

Y si no me das, me lío a gritos.

 La falta de empatía y la falta de compasión por los demás es un hecho de nuestros días en generaciones que han sido educadas en el consumismo y que no conocen a Dios. Estos que digo han tenido de todo y todo lo han destrozado. No han agradecido todo lo que sus padres han hecho por ellos y han despreciado todas las oportunidades de ver al prójimo como alguien a quien tener que ayudar. El cristianismo les resbala, no han pisado una iglesia en su vida, así como tampoco han pisado el metro. Ven a la gente como una oportunidad de sacar tajada en este mundo y no les interesa nada de los demás si no sea para aprovecharse de ellos. Dan bastante asco estas generaciones. No saben o no quieren comunicarse con los demás y hablan con laconismos propios de gente de otra condición que la suya, a la que todo ha sido dado. No se han esforzado en su juventud o sí lo han hecho pero todavía exigen a los demás que no pregunten, que no saluden. Tratan a los demás como apestosos. No son pijos pero son peor que los pijos. No sabes de qué van. No sabes nada de ellos. Ellos no dicen nada. Que los zurzan.

Si no hay empatía y si no hay comunicación

de nada sirve saludar y ser amable.

 Hay gente que se cree alguien. Ha vivido una vida de lujo, no les ha faltado de nada y se creen con derecho de hablar con laconismos, con ocultaciones de su persona, como si fueran algo especial. Pero bueno. Ya tendrán sus días malos, no todo es pasarlo bien. Esta gente suele vestir muy a la moda y a seguir a su equipo de fútbol como si no hubiera otra cosa en el mundo. Esta gente trabaja como si solo ellos lo hicieran y dicen: vaya y qué tal como si te perdonaran la vida. Esta gente no ha sufrido nada en su vida, su vida ha sido un camino de rosas y ahora ganan un buen sueldo, invierten y hablan de esa manera que digo, no diciendo nada. Pero, ya digo, en esta vida se viene a sufrir aunque ellos han sufrido muy poquito, todo se les ha sido dado y hablan, ya digo, como si no se pudiera saber nada de ellos. Con su pan se lo coman. Son gente muy poco empática, lo de los demás le importa muy poco y llaman y dicen: ¿todo bien? y se creen que han cumplido con una obligación más importante que la misma persona a la que llaman. Todos esperamos en Dios menos estos que no creen en nada, solo en sí mismos y preservarse de decir nada de sí mismos.

Si no saludas ni siquiera,

¿Qué esperas de los demás?

lunes, 16 de diciembre de 2024

 Cuando los escritores están romos de ideas, empiezan con el surrealismo y lo llenan todo de árboles insomnes, de plantaciones enormes de cafetales al sol, de miasmas que se cuelan en los pechos de las señoritas, de ascensores donde viven diablos etéreos como el alquitrán fundido, de dolores de cabeza que huelen a colonia barata, de ministros que se bajan los pantalones en centros comerciales de las periferias, de monos que bailan encima de un ataúd lleno de gorriones vivos que pían enfurecidamente, de señoras grandilocuentes difíciles de escribir, de gatos borrachos que se cuelan por la puerta de una habitación donde hay un hombre desnudo y muerto, de la lujuria que no acierta a acomodarse en las braguetas de los enfermos mentales con pastillas, de grandes hombres que se parecen a Leonardo da Vinci pero que son unos grandes hombres que yo no veo por ningún lado, de habilidades sociales que se incrustan en el manillar de una bicicleta. Y luego, el lunes te mata, te aniquila, te vaporiza el alma.

Amanerado el mono que lanza palos al elefante en el zoo.

Manzanas ebrias de sol que caen a un infinito configurado por algún genio. Eso es lo que hay.

 Hoy ha sido difícil remontar la mañana. Me he despertado como si llevara una bola al tobillo, como los reos de antes. He leído el periódico poco rato y la calle me parecía algo difuso y ajeno. Pero luego iré a ver a mis amigos y puede que se conforme algo así como una tregua entre al día que ha nacido y yo. Me resulta también difícil escribir aquí estas líneas, como si escribiera a una persona a la que hace mucho tiempo que no veo y no encuentro la manera de dirigirme a ella. De todas formas, un vientecillo de alguna ventura sopla de frente y me despabila el flequillo, como diciéndome que la libertad de los días vendrá pronto. La mañana ya me ha asesinado un poco las ganas de vivir y la envidia de pensar que hay gente que se va ahora a México, a la playa, me ha roto por la mitad. El mundo se mueve y yo no. El mundo disfruta y yo no. Vendrán días de disfrutar de la vida, sin duda, sin duda. La navidad ya se huele al cabo de la semana. ¿Comeremos más de la cuenta? ¿Nos iremos a París? ¿O a México? ¿O a Canarias? No nos iremos y seremos felices después de que pase este maldito lunes.

Caminatas kilométricas no pueden ser.

Descansaré a la vera de la tarde.


domingo, 15 de diciembre de 2024

Con su pelo tiznado de canas, su carita de viejecilla, su temperamento callado y alegre en una alegría contenida pero muy cierta, allí estaba, en la sala, viendo la tele con otros como ella. Sus dientes feos ya por el paso de la edad, su andar lento y limitado a esos pasillos, su esclarecida memoria que recobró con trabajo, allí estaba ella. Y nos dio dos besos y nos deseó la alegría que quizás, de alguna forma a ella estaba vedada. Y paseamos y tomamos café y roscón y pasamos la mañana de la mejor manera, charlando de Barcelona, de Radio María, de los mellicines y de alguno del pueblo. Y nos separamos y yo rezo ahora por ella, por su alma tan linda que acoge su cuerpo ya cansado de las horas y horas pasadas. Y allí se quedó y nosotros nos vinimos a vivir la vida como ella, pero ella de otra manera, de otra manera.

Las penas de la vejez solo los viejos las saben.

Están en sus almas y en sus cuerpos cansados.

 Hoy quiero tramitar tranquilo todo el atardecer. Despachar la mañana con un adiós irremisible, un adiós fuera de toda sospecha. Cuando deje de estar tumbado, quiero que las horas se vuelvan historias en mis manos, trozos de algo que dije hace mucho tiempo. El sol ha venido a dispensar una luz determinada por el arte vencido de las gentes que ocupan el espacio y las ruinas. El sol, hoy, está en entredicho pues mañana será lunes. El domingo recuerda asustado que terminará hoy mismo bajo el yugo de la noche. El lunes espera agazapado su oportunidad de ser, su oportunidad de matar al domingo una vez que se cierre el sol y los ciudadanos, asustados, vean su muerte en la cama. Pero es de mala suerte acordarse un domingo del lunes que llegará. Olvidemos el lunes, tratemos de alejarle del domingo parlero de aperitivo y cocido para diez. Dejemos que el tiempo muerda al domingo muy despacio, como sin hambre. Y dejemos fluir nuestro cuerpo como un campo de amapolas.

Enrabietado cruce de gritos y de risas, de calambres de ira.

La infancia, a veces, parece la constatación de una voluntad fría.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Como si se alzara mi visión de las cosas, mi obligado punto de vista de la esfera de los días, he vuelto a pensar en un viaje, un viaje largo acompañado charlando de mil cosas. En derredor, solo una hora que se parece a otra hora. En un extremo de mi vida, una carretera larga que va al sur, que llega a la playa de algún modo, que me ofrece la luz de lo novedoso. Y yo, sin embargo, aquí, en esta mesa del óbito de mis manos, de la pancarta del miedo, de la salud que tiembla. Pudiera ser que un AVE tenga la solución a tal madeja de deseos, a tal palo de no poder moverte del sitio, a la alternativa de la carretera y el volante y el acelerador. Quizás en junio, que ya hace bueno, vayamos hacia adelante, hacia un millón de litros y litros de agua con sal, hacia el sol abrupto, hacia la aventura de salir de casa.

La desenvoltura de saber uno adónde ir en cada momento

no es dada a mucha gente, es patrimonio de los enterados.

 Antes de ponerme a escribir pienso que no voy a tener nada de qué escribir. Luego surge un tema, el que sea, y ya trazo líneas abarcando ese tema. Hoy llovía en la calle de modo cauto y silencioso y despacio de modo que nadie corría por la lluvia. Todo el mundo la aceptaba porque era una lluvia mansa y tranquila. Deberían parar todos los relojes del mundo para no saber nada del tiempo que corre, no estuviera aprisionado en ninguna muñeca tórrida del brazo, no estuviera inserta en grandes relojes de ningún palacio. No queremos el cómputo del tiempo los poetas, no queremos las 3 ni las 22:15. No queremos que la noche sea tasada. Es tarde, decimos, y ya la parsimonia se adueña de nosotros y nos vamos a acostar. El invierno va lento en los relojes, va como una vaca cansada, va como un tren de antaño. Deberíamos decir al que inventó los minutos: vete a la mierda. Porque no queremos nadie que nos digan la hora, que la veamos con un ademán simple de la mano, que nos diga esa esfera con agujas: es pronto. O se me ha hecho tarde. O falta mucho para el partido. Todo tendría que ser de sopetón, sin horas, sin el apetito de mirar minutos, sin decir falta o no falta mucho para que se pare el corazón. Es casi navidad. Ya hay muchos signos en la calle de ella. Vete al mercadillo navideño. Vete a Tailandia, tú que puedes. Vete a ver las luces otra vez. Vete al teatro familiar. Vete a la porra si sabes dónde está. Pero sé feliz, muy feliz sin que te lo impida la navidad.

El hilo infeliz que cosió la marioneta

está ahora alrededor de nuestro corazón, juntando el valor y la cordura a los días, al coraje de vivir.

jueves, 12 de diciembre de 2024

Las circunstancias vitales de los poetas y narradores que escriben libros y los venden casi no las conocemos. Sabemos de escritores que han dado clases en universidades, sabemos de otros que han nacido en un ambiente muy triste, nada parecido al mundo de las letras. Y no sabemos de muchos que no han logrado vender sus libros. Van por ahí, con una libretilla en el bolsillo de la camisa, quizás fumen en un banco de algún parque y revisen los apuntes anotados en esa libretilla que les dará para escribir cuando lleguen a casa. Algunos viven con sus padres todavía y tienen un hermano o una hermana que les critican permanentemente, que le llaman vago, pero no escritor, nunca le llaman escritor, nadie les llama escritores. Y van escribiendo de lo que les dejan, de lo que esta sociedad permite. Hay otros escritores de la libretilla que escriben de una sexualidad libre, de unos crímenes horrendos en los que la víctima es su propia hermana o hermano que nunca le han llamado escritor, que es lo que él es: un escritor. Y mandan a concursos sus obras pero nunca les dan el premio. Y siguen escribiendo y su barrio se queda pequeño y van al centro de Madrid a ver mendigos y les preguntan: "¿De dónde eres?" Y les dan una moneda y apuntan en la libretilla y así todo el rato.

Los escritores no conocidos me da a mí que son legión.

Porque los conocidos también son legión.

 Debe de existir un hombre, allá en verano, que mire la televisión hasta que pase una hora y así saque del frigorífico una botella de vino blanco que estará perfecta para saciar la sed y el deseo y este hombre sale a la terraza a que le dé el fresquito de la brisa marina en un piso 13 de al lado de la playa y se beba un vaso de ese vino que complementa muy bien su estado de felicidad que ha llegado con la tarde. Y debe de haber muchos de estos, solteros, casados, divorciados que amen la soledad de beberse un vino ellos solos, en compañía de los elementos de la naturaleza que son el mar, la arena y el cielo azul que ya se enciende de rojo. Y quizás, uno de estos señores que beben vino a solas, lo hacen quizás porque necesitan esa soledad para, por la noche, dedicarse a escribir historias, pero esto ya es menos probable. Santa Claus ya está en la calle. La coca cola también. Bebe come ríe haz fotos cocina chupa engorda sufre vive la navidad. Pero sé feliz hasta que vuelva al año siguiente.

La secreta miseria que albergamos los hombres y mujeres

se destapará un día para que nos ayuden a salir de ella.


 Cuando estoy relajado, pienso en las calles de Madrid. Doy un recorrido imaginario por ellas. También imagino los bloques de pisos que yo divisaba desde el tren al entrar en Atocha. Y siempre pensaba lo mismo: en esos pisos, debe de haber algún niño o adolescente que quiera ser escritor, que escriba, que imagine mundos para imaginarse a él mismo. Y consigo estar media hora centrado en esos dos aspectos de Madrid. Uno es geográfico y el otro es emotivo. Creo que todo viene de que yo no he conocido a un escritor nunca, nunca he tenido amigos escritores como pasa en la biografía de muchos de ellos. Así que el niño que escribe en su habitación de esas colmenas humanas, es mi amigo imaginario que creo, sin embargo, que existirá. Y las calles de Madrid me sirven para centrar mi imaginación en un punto que es cierto, que existe decisivamente en mi vida como flaneur. No hay nada que me distraiga más que andar por Madrid o imaginármela. Ya queda menos. Comprad por Amazon hasta que se extinga de géneros, hasta que no quede cartón. Id a Cortilandia, formad masa humana en la Plaza Mayor. Pero, procurad ser felices de cualquier modo.

Debe de haber gente que escriba en aquellos barrios donde fui profesor.

Los debe de haber pero yo no los he encontrado.

 Hoy me he levantado, he bebido café con leche y he fumado un cigarrillo. Luego, he salido a la calle. La calle me ha dicho poco hoy. He comprado el periódico y lo he leído en una cafetería. Ha pasado justo una hora desde que salí de casa. Hoy hay que hacer un arroz con conejo. Me ayudará mi hermano picando ajos y cebolla. Ayer tuve yo por la mañana un conato de ansiedad, lo pasé mal durante una hora o más. El caso es que se me fue solo, con la compañía de mi padre y de mi hermano. Debió ser el frío, que es una sensación nueva, la que me provocó esa ansiedad. Me eché la siesta y no fui a Las Rozas y se me pasó pero por la tarde estuve recordando momentos tristes de mi vida pasada, recién pasada. Me siento vulnerable por algunas cuestiones que no controlo. Los estoicos decían que si no controlas una situación, debes dejarla pasar y no pensar en ella.

La verdad delincuente, maldita y poderosa

me dice que aguante en mi situación. Aguantaré. No me queda otra.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

 Los que hemos partido de una familia no muy culta, sabemos el esfuerzo que representa formarnos por nuestra cuenta; o sea, ser autodidactas. Hay que leer de todo y sin ningún consejo sobre los libros que yo compraba. Mis padres nos hablaban recurrentemente, sobre hombres y mujeres que habían vivido hacía mucho tiempo en mi pueblo porque esa era la base de su sabiduría: mis padres aprendían de aquellas cosas que les pasaron a aquellos que estuvieron en el mundo antes que ellos. Así, era común una conversación de mis padres en la que se decía: la prima de fulano se fue a Bilbao y  allí le fue mal (o bien). O: el tío Regalado decía esto o lo otro. Y a cada paso , para cada ocasión, yo oía lo que hizo o dijo el tío Sangre Helá, el tío Cojonudo, etc. Y también oía yo eso de: ¿tú conociste al tío Facundo? Sí, padre. Pues el tío Facundo etc, etc. Yo no digo que está mal o bien esto de acordarse de los ancestros pero siempre contaban las mismas cosas de los mismos ancestros. Hoy en día no se tiene recuerdo de nadie. Según se entierra a los que nos preceden en el mundo, se les olvida. Mis padres, como creo que hacen en el pueblo la gente mayor, han removido los dichos y los hechos de los que murieron para que murieran un poco más despacio, para que se reconocieran sus méritos y sus anécdotas vitales, para arrebatarles del olvido unos pocos años en los que se hablaba de ellos y se ponían de ejemplos de lo que se debe hacer o no.

Los muertos mueren después al olvidarlos.

Sana costumbre es hablar de los muertos, de lo que hicieron, para que valga para los vivos.

 No sé si lo he visto en una película o lo he soñado pero había un padre casi analfabeto que se ponía en el salón con sus hijos y hacía que leía una novela porque sabía o tenía la intuición de que los niños hacen lo que ven. Todas las tardes de invierno, ese padre que no comprendía la mitad de las palabras de los libros, se cogía uno que compró de baratillo y se ponía a leer. Un día, el hijo pequeño preguntó: ¿qué haces papá? Y el padre dijo: leyendo. Yo también quiero leer. Y el padre empezó a comprarles libros bonitos y se inventaba lo que leía pero no leía: un día era de la selva y otro día era del mar. Y así ese padre garantizó que sus hijos leyeran. Hoy en día, los jóvenes no leen. Así, no tienen vocabulario básico de su propia lengua. Así, van a la universidad y no comprenden ni el libro más sencillo y menos, los de su especialidad: un desastre. Hagan los padres como este hombre que era analfabeto pero sabía lo que sus hijos necesitaban.

Leer es básico para aprender, sobre todo cómo funciona tu propia lengua.

Y leer te aproxima a otras realidades no tuyas.

 Hay días como este en que amanece todo turbado el cielo, encapotado, gris, ceniciento. La gente se queda en casa y tira de un bote de verduras y no sale a la calle si la cosa del cielo no se aclara. Digo que se queda en la cama después de mirar por la ventana cómo el sol ha hecho huelga, cómo una nube grande y extensa ha ganado la batalla al astro rey en todo lo que abarca la mirada. Y, a lo mejor, se levantan de la cama muy tarde y viven algo parecido a la muerte, en casa encerrados y tristes, acongojados, sin saber de nadie que venga y les haga compañía porque están solos y sus hijos andan trabajando y "viven su vida". Podrían haber quedado con alguien y echar una partidita al chinchón, por ejemplo, y sacarían una botella de vino y unas latas de mejillones, y estarían juntos que es de lo que se trata y charlarían pero eso ya no se lleva, ya nadie lo hace ya. Y como nadie lo hace, hay que fastidiarse y hacerse amigo de la soledad, pero la soledad no se hace amiga tuya. Y es así estos días en que el cielo no responde de su miseria de carácter grisáceo.

Que la soledad no te pille de lleno.

Y tengas con quién ir los días tristes.


martes, 10 de diciembre de 2024

 Ir andando a Las Rozas y volver es para mi salud una pequeña dosis de energía. Muevo las piernas, muevo el corazón. El cerebro se baña de endorfinas. Además es una pequeñita aventurilla en la que encuentro otros seres semejantes a mí aunque solo sea en su anatomía: tienen piernas y brazos como yo, tienen cabeza y manos. Veo también perros atados y sin atar. Veo sudamericanas que van en patinete a su trabajo, supongo. Veo ciclistas empeñados en romper récords no oficiales. Veo señores mayores en los que me veo. Y voy meditando todo el camino en cómo librarme de mis enemigos, cómo encontrar nuevos amigos, cómo vivir mi vida más intensamente para que mi corazón lata con más fuerza. La navidad llegará. También la primavera, para mí más ansiada. Comemos polvorones que nos dan fuerza para caminar. Turrón de chocolate también es bueno para el ejercicio. Creo que habrá gente viviendo infinitamente peor que yo y no me río sino que me gustaría que esos seres solucionaran sus vidas para mejorar el tiempo que viven. Sé feliz en navidad y luego, en enero.

La nueva mirada al mundo es cuando te has librado de tu esclavitud.

Y esclavitudes hay muchas.

 No se invierte en España en ciencia. Quizás estemos en ese terreno como en la época en que Ramón y Cajal debió irse al extranjero para mostrar sus hallazgos. Los demás científicos parisienses o berlineses le dijeron a Don Ramón que creían que en España no había ciencia. No hay ciencia en España. Parece que nos conformamos con ser el bar de Europa, donde los ingleses y alemanes beben muy barato. No hay ciencia en España bien pagada. No se les da a los científicos españoles la oportunidad de estudiar e investigar, así que se tienen que ir al extranjero. La nanotecnología, la bioquímica, la astrofísica están huérfanas de investigadores españoles, con lo importantes que son esos campos de estudio. Investigación y desarrollo es clave para cualquier país que aspire a ser alguien en despegar no solo tecnológicamente sino económicamente. Demos un sueldo bueno a los investigadores y se quedarán en España. No solo se van de España los investigadores sino también los licenciados.

Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Barbacid, etc.

Apoyémosles.

 Hace un par de semanas, estuve yo con mi hermano en el Parque del Oeste. Estaba yo contento y  mi contento se expresó en unas gracietas de un video que tiene José Mota que es una parodia de la película "Celda 211", (creo que se llama). José Mota va diciendo a "Malamadre", que es el cabecilla de la insurrección en la cárcel, que tire al merme, que donde hay merme, hay holgura. Y Malamadre pasa de pedir langosta para comer a pedir cascabullos de oveja y alambre de espino para las camas. Mota es el que va dirigiendo las exigencias de Malamadre hasta llegar al caos. Una cuestión que me ha dado que pensar es que José Mota, el que hace de drogadicto en la cárcel y "asesora" a Malamadre, lleva una gorra con la bandera de España. ¿Somos así los españoles? ¿Tiramos al merme y no a nuestras peticiones más sensatas? ¿Por qué no exigimos a nuestras autoridades un poco más de exigencia moral? ¿Por qué nos sometemos a un poder que siempre se corrompe? ¿Por qué no mandamos a la porra a tantos diputados que no nos representan?

España, ese país que ha estado dirigido dictatorialmente tanto tiempo.

Pero que no se sacude de una vez los gobiernos corruptos de encima.

 Virginia Wolf fue la que dijo que las mujeres podrían retirarse (aunque no sé si es el término correcto) a una habitación y escribir y ganar dinerito con lo escrito y así, emanciparse de la sociedad establecida que somete a la mujer al recinto de la cocina. Los nazis tenían tres ideas muy claras sobre las mujeres: kinder, kitchen y no sé qué más. Menos mal que los nazis fueron derrotados, no solo por el bien de las mujeres sino por el bien del mundo entero pues los nazis tenían una idea global de dominio sobre todas las naciones y todas las razas humanas. Si hubieran ganado la guerra habrían impuesto una raza de hombres blancos, japoneses e italianos, que son los apoyos que tuvo. Y quizás se hubieran cargado a los japoneses y a los italianos en su sed de dominio. Yo creo que fueron decisivos los americanos y los rusos para detener a los nacionalistas nazis. Europa no podría haberlos vencido ella sola. Stalingrado marcó el final de la fuerza alemana en el mundo.

Dormir sería la solución a esta esfera maldita de días insulsos.

Dormir una semana, dos semanas hasta que la esfera se diluyera.

 Dentro de mi teoría sobre la personalidad de los seres humanos, una persona que no te da los buenos días después de dárselos uno, puede cometer un asesinato sin demasiados problemas morales. Así me ha pasado con la del supermercado, que gasta una mala condición conmigo, cada vez que me atiende. Si se comete un homicidio en ese supermercado, ya sé quién sería la principal sospechosa. La gente que no tiene escrúpulos con los demás y no es solidaria ni para saludar, así será en todos los aspectos de su vida. Y bueno, he venido con mi barra de pan a casa y listos. El mundo corre tras la mariposa pero no la alcanza nunca, de ligera y delicada que es. Así pasa con la esperanza algunas veces, que se pierde, que se agota, aunque un negro en internet que cruzó el Sáhara y se montó en una patera y vio morir a mucha gente, no la perdió. Falta poco para la navidad. No tengas prisa por que venga, puede resultar contraproducente. Gástate el dinero con generosidad, no te verás en otra para gastarlo justificadamente a los ojos de los demás. Pero, ante todo, sé feliz.

Un joven estudiante lleva un cofre entre las manos.

Pero se acabó el tiempo de estudiar y ahora viene el de pensar.

 Aquí lo que se trata es de rellenar líneas hasta que el texto forme una idea. El otro día me planteé copiar poemas de la generación del 50 y comentarlas pero me dio pereza y creo que los lectores de este blog prefieren un pensamiento propio que no uno de un poeta del año la polca. No tengo yo una antología de los poetas modernos, del 75 para acá, así que no pondré nada de poetas y sí voy a hablar de lo que he hecho hoy. He leído el periódico en el que viene una entrevista a un actor que hace de Max Estrella en la escena de no sé qué teatro. Punto. No he hecho nada más de envergadura esta mañana si contamos las otras noticias y opiniones que he leído en ese periódico, que son todas baladíes, como la que opinaba sobre las feministas, sobre los agricultores, sobre las redes sociales, etc. Así que me he venido a casa y estoy escribiendo esto. Como dicen en mi pueblo, un castigo como otro cualquiera. Falta poco para la navidad, no te agobies. Haz lo posible para que la navidad no te estropee la personalidad propia tuya. Sé feliz en toda época. Es difícil pero inténtalo.

Hoy la luz de la mañana ha tenido algo de hospitalaria.

Me ha sumido en una esfera como la esfera de ayer a estas horas.


lunes, 9 de diciembre de 2024

 Yo tuve una formación un tanto desmañada. No me hablaron de la Atenas de Pericles. No leí a Cicerón ni en latín ni en español. Yo era bueno con la sintaxis. Me dormía en clase a primera hora. Leí un tratado de un gramático de Asturias para poder aprobar Lingüística el día que enterré a mi abuela. Con un profesor gallego, estudié todas las clases de palabras en una asignatura que se llamaba Morfología. Me gustó mucho estudiar el español coloquial. En dialectología me perdía. En Historia de la lengua no entendía nada. El arcipreste de Hita se volvió obsesión. De Lope de Vega no recuerdo nada. Leí el Quijote, eso sí, en una edición de Cátedra de letra diminuta. A la biblioteca iba a leer novelas sudamericanas o antiguas, de autores olvidados. Por más que intenté leerme "Semántica" de Lyons, no pude con ella nunca. Saqué un notable en Sintaxis, escribiendo un tratado sobre el modo imperativo y otras cuestiones. Aprobé algunas asignaturas de chiripa, creo que intervino la piedad del profesor. Y así, a trancas y barrancas, algo aprendí y me saqué la carrera y luego fui profesor. Pero primero me estudié 70 temas de oposición.

Los pasillos de la universidad, las aulas, los compañeros...

días felices que no volverán.

 Voy a hablar de Francisco Brines. Nació en Oliva (Valencia). Consiguió numerosos premios. Fue académico de la lengua. Dio clases en Cambridge y en Oxford. Consiguió el premio Cervantes nueve días antes de morir, en 2021. Es continuador de la obra de Cernuda. Habló del amor homosexual en sus obras. Escribió versos como este: "Todos los días pasan, y yo los reconozco. Cuando la tarde se hace oscura, con su calzado y ropas deportivos, yo ya conozco a cada uno de ellos". Suele hablar Brines de una naturaleza doméstica del jardín de su casa con una especie de melancolía. También trabaja el paso del tiempo. Habla de la vejez, de lo que fue y en qué ha derivado con el tiempo. Habla de sus recuerdos de infancia robada, etc.

Yo no logro recrearme en mi infancia, como otros poetas.

A mí el recuerdo de la infancia no me transporta, no me hace otro, no me consuela, como a otros poetas.

¿Puede uno hablar de Japón si no ha estado nunca en Japón? Creo que sí, pero yo no voy a hablar de Japón. Hablaré de algo que no sea la mañana. Hablo mucho de la mañana en este blog. Hablaré de una noche, la noche en que oí al ruiseñor cantando subido en la rama mientras regresaba a casa. Esa noche yo lo vi todo. Vi las montañas azules nevadas, vi los desiertos áridos, vi las muchedumbres alrededor de la Meca, vi los buitres revoloteando la carroña, vi el árbol plantado rodeado de zarzas, vi unas fresas dormidas, vi la fuerza del buey.  Vi a San Francisco con el lobo. Una vez visto todo esto, me fui a acostar y soñé con otras escenas como para película. Y me desperté siendo otro, el otro que yo mismo estaba buscando. Y ya no vi más, más que la vida siguió y siguió y yo alcancé eso que quería ser y lo fui. Y ahora ya no soy más que el ahora de aquel futuro bonito.

Aquella luna odiosa iba matando las sombras que eran queridas

y muy pronto la noche se tornó en laberinto soñado.

domingo, 8 de diciembre de 2024

En el IES "Matemático Puig Adams" de Getafe, vi algo que me causó pavor. Y no tenía nada que ver con los alumnos, sino con un profesor con barba (aún tengo su rostro en mi mente, cuando lo recuerdo) que, mientras corregía, fumaba un cigarrillo tras otro. Literal. Le duraba un cigarrillo un minuto y al acabar, ya encendía otro. Yo calculo 5 o 6 paquetes diarios para fumar a ese ritmo. En "Puedes dejar de fumar si sabes cómo", de Raimon Carr, el que lo escribe dice que fumaba 100 cigarrillos diarios. En el pueblo, un hombre fumador se quedó alucinado cuando le dijimos que mi hermano y yo estuvimos más de 20 años fumando un paquete diario. Ese hombre fumador estuvo mucho tiempo fumando 3 paquetes diarios. No digo yo que fume poco ni mucho sino que al que le toque le ha tocado. Eso lo tengo claro. Fumes lo que fumes. Y si lo mezclas con alcohol, entonces se agrava la cosa. Algunos días, yo puedo estar una hora sin fumar si me lo propongo, sin ningún problema. Hay días que me levanto con miedo al tabaco, pero sigo fumando. Hay gente que empezó a fumar a los 8 o 10 años. Yo empecé a los 25. Pero ya se sabe que, lo que yo digo supra: que no te pille de frente.

El tabaco, ese placer que solo entiende el fumador

y que también el solo lo padece.

 Cuando yo estaba triste, mi madre acudía a los refranes para animarme y decía uno de ellos así: iba cantando en el carro e iba perdiendo los haces. Creo que a los haces también se llamaban gavillas. Eran el producto de la siega en ramilletes, del trigo, de la cebada, etc. También me decía: si sale bien, San Antón y si sale mal, la Purísima Concepción. Hoy se celebra la Inmaculada Concepción de la virgen. Es un dogma que crea la iglesia. Se cree o se discute. Yo prefiero creer a pies juntillas y no discutirlo con nadie. Otro refrán que decía mi madre era: se arregló lo de "capa rota" y le ahorcaron. Otro refrán que me gusta mucho es uno que solo lo he leído en "La Celestina". No lo he oído nunca en la calle ni a nadie. Dice así: el que las sabe las tañe. Y bien es verdad que, cuando se domina algo, algún tema, ese tema sale bien.

Los refranes: esa sabiduría popular

que vale para un roto y un descosido.

 Espero que 2024 se vaya con mucho gusto. Espero que el 25 traiga más alegría que padecer a nuestra casa. Que las tormentas mentales se alejen. Que podamos ir de vacaciones aunque sea en AVE. Que la vida no nos maltrate más de lo necesario. Y que tengamos una navidad que sea el puente para una primavera tranquila con aguaceros en venganza. Y que no haya que padecer más a médicas estúpidas y negligentes. Este puente de la Constitución lo he pasado mal un día no más. Me vinieron los 7 males porque las horas pasaban muy lentas, estaba todo cerrado y la gente se había ido. Me daban envidia esas gentes pero también me consolaba pensando, como piensan los ingleses, que meterse en un viaje atrae a mil inconvenientes. Majadahonda se ha quedado sola. Todo el mundo se ha largado. Ya llega la navidad y ya llega la primavera. Saca el chaquetón del corte inglés para lucir palmito. Vete de fiesta con tus amigos, dejando a los niños con los abuelos. Agita la campanilla. Compra, compra, compra. Y a pesar de todo, sé feliz.

El agua se hizo amiga de la sangre 

y corrieron las dos exorbitadas y locas en la revolución.

 Hemos tenido una charla muy amena Paco y yo en el escritorio, como llamamos nosotros a la habitación donde está el ordenador y  vale para escribir y también charlar, como acabo de decir. Hemos hablado de libros, en concreto, de "El extranjero", de Camus. Hemos concluido que Camus es muy pesimista y cree demasiado en el absurdo como dominante en el ser humano. Que la gente no se mueve por cuestiones anodinas en la vida, que es mejor Víctor Hugo, escritor que refleja mejor la vida del hombre, marcada más bien por la lucha y el sentido que queramos dar a esa vida, ya sea religioso o de otras características como el sentido que puede tener ayudar a otra persona. El ambiente opresor está muy bien descrito en "El extranjero" pero ni aún así, nadie es capaz de entender por qué el protagonista mata a otro hombre. Es absurdo, pero no porque lo imponga Camus sino que sería absurdo plantear un suceso como el que refleja esa novela. Y le dieron el Nobel. Ya ves. Vete a patinar con los tuyos. Ponte unos calzones rojos. Saca la lotería que has ido almacenando con ilusión en el cajón. Pero ante todo, sé feliz. También está llegando la primavera.

La tarde se mete en una hora.

Y parece que de ahí no sale. Hasta que me veo tumbado para dormir.