Nos metemos en edificios donde hay sangre y daños. Vivimos austeros, vivimos sosteniendo el hoy y el mañana. Porque si no miramos el mañana, seremos víctimas. No se puede amar en estos tiempos si no se tiene el bolsillo propio lleno. Amar se ha vuelto complicado, en desuso, inapropiado. Amar es difícil como decía el título de la novela. Amar se convierte en un acto inverosímil. El chatarrero da vueltas a la ciudad, anunciándose, dándose a conocer por un megáfono. Los trucos del amor lo saben muy bien los enamorados: si no me quieres, es que no me quieres. Nada más. En la parada de autobús se dan cita la gente feliz y la desdichada pero todos cogen el mismo autobús, el mismo destino pobre. ¿Va a Madrid? Sí. Entonces, me monto. Madrid quizás esté bastante lleno de alguna esperanza. A lo mejor, hoy voy a Villalba. A ver cómo las palomas se comen la tristeza de las aceras mientras camino por caminar, mientras oso parecerme a un dios muy pequeño.
Mi cuerpo mineral vive al descuido, vive sin saber casi que vive
y ronda la vida como algún deseo desaliñado.
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