Los pájaros se mecen en las ramas del mar. El arco iris es la mancha de color tras de la lluvia. Del infinito no tenemos noticias. Quizás el infinito o la eternidad venga a buscarnos un día, el día menos pensado, y allí estaremos todos, de bruces con el ser que es, con el ser que trasciende todo. Yo creo que el ser humano está deseoso de infinito pues ya ha tomado muchos cafés en la misma cafetería, ha visto al vecino innumerables veces, ha tomado alguna decisión importante para su vida y ya se aburre en la acera de nadie. Quizás el ser humano esté harto de proyectos minúsculos, de proyectos que se agotan en un día del futuro, de proyectos que se quedan en la corteza terrestre. La pena es que no hacemos nada para merecernos el infinito, esa idea de Dios que nos recibe, ese estado de cosas felicísimas. Ya no es navidad ni mucho menos pero tenemos derecho aún a la felicidad. Coge el coche y quizás encuentres con él la felicidad.
Dios nos espera pacientemente en su eterno palacio.
Donde solo hay una brisa, donde todo está tranquilo.
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