El otro día me preguntaba cual era el sistema excretor de las plantas. No parece haber un sistema sino que la planta procesa sus sustancias tóxicas a voleo, pero me atrevería a asegurar que la raíz, centro neurálgico vegetal, es la responsable. He trabajado en colegios como "profe" de educación física y me he dado cuenta que las cosas iban bien cuando se jugaban deportes colaborativos, cooperativos; como el voley, el balonmano, baloncesto, etc. Me he dado cuenta de que la naturaleza va siempre bien porque es cooperativa y colaborativa. La naturaleza no se daña a sí misma, sino que reparte energía, comparte materia, y templa sus fuerzas como en un gran ciclo regenerador. La vida es un retorno a la muerte y viceversa y a veces no lo entendemos. El homo sapiens debería pensar simplemente en no hacer mucho daño al de al lado, ya no se le exige más en el teatro que nos está tocando vivir.
Soy una molécula de ATP que me he liberado de una fotosíntesis y vuelo por el aire defosforilándome, caigo en la cadena del Ciclo de Krebs una y otra vez y desfallezco como un mono. Por ahí va oxidante el ozono, y el anhidro, que hace rebotar fotones al cielo.
Mi planta de aloe se está muriendo dulcemente, apaciblemente y dentro de unos días formará parte del abono.
Unos más, otros menos, todos olemos.
Admiremos a los elegantes álamos, profundamente enraizados y anhelantes de cielo.
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