El olmo, con el sol alto, se torna antorcha del día. Hay seres que nacen y lo revolucionan todo. Tengo demasiado pensamiento puesto en el futuro. La pequeñez de mis bolsillos se llena de versos sueltos, de transacciones lúdicas y de cosas, muchas cosas divertidas. Pronto la mañana se torna tarde y la tarde se arrebuja en una farola para dar paso a las oscuridades abiertas de la noche. La eternidad es una belleza a la que se le pueden escribir canciones, no canciones como estas de amor detenido en el mundo. Yo no soy quien escribe todo esto, quien traza los contenidos sobrios o bellos de estos renglones, sino una musa tardía y sincera que los aloja en mi oído. La tragedia de la vida es que es solo una. Hay que vivirla y, si nos toca la maldad, la maldad se vivirá.
Cada segundo de estar en flor y hoja
atisba lo creativo, lo hecho por Dios en la Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario