En el sur hay una niebla que ríe. Y la luz y la oscuridad tienen la misma belleza. La manera de vivir del sur avanza hacia la playa, recoge las conchas destrozadas y las compone en su alma sureña. Por el sur yo me perdí y pronto me hallé junto a las casas encaladas, junto al romero y junto a un burro que se llamaba Platero. El sur nos elige como piezas de un tablero de paz, como si anduviéramos por un sendero entre olivos y sombra. Rubio como la espiga, tú mirabas tu dicha sin creerla, tú no sabías que aquello era la paz de las cosas, el mirador de lo sorprendente y ameno. Una yegua pacía grande como la luna en un campo de hierba puro. El sur, aunque no tenga fábricas, tiene el mar y el trigo de hacer pan.
El amor a la tierra nos hace mejores.
Los agricultores se quejan movido por ese amor.
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