No sois vosotras ricas aguas de oro las que corréis por los helechos sino mi alma. Mi alma entera es río paciente que cayendo en otro río, llegará al mar. Y así con todo mi ser y todo mi dolor o alegría. Nada aplastará tus diminutas rosas, tus corazonazos dulces, tus ganas de vivir. El gozo de ser quien soy no me lo quitará nadie. Alabaré el día en que nací y el día en que vivo hoy. Mi vida es pulcritud de la alegría, rosa de perfume inmenso, felicidad de horas tranquilas. Si con decir esto, vivo tal cual nací, solo me basta ir batiendo el corazón hasta la muerte. El sol que nace hoy es para mí, es para que yo alcance la fecha. Matinal tesoro es mi vida, hecha del oro o del azul vestido de la mañana. Otro día pasa, otro día vive en mí como el diosecillo dichoso que liba flores como las abejas.
Me estoy haciendo yo según pasa el tiempo,
me agoto en mí de acuerdo a la luz del día.
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