He leído el diario. He leído de unos jóvenes a los que llaman "lobitos", que son becarios en unas empresas fuertes de auditorías. Luego he leído sobre la donación de cuerpos a la ciencia. Luego he leído sobre la destrucción de Pompeya, sobre la vejez de Biden y sobre Catar, un país muy moderno y muy rancio a la vez. La mañana ya va pasando. Los augurios de una sequía galopante recorre casi todo el país. No llueve. Siempre un sol que ya cansa, agota la vista y el cuerpo. Tengo miedo de perder la maravilla de tus ojos de estatua. Los días se quedan anclados en la pobre imaginación que no dice nada. El mar no fluye sus olas, la paloma se equivoca y el sol alumbra eterno. No vamos bien así. Es una pena comprobar que el aire es el de ayer, que no se mueve con la gracia del amor terreno.
Ni presunto ni confeso
ando por el camino tan tieso de hoy.
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