Aquí escribo el azorado vuelo de las palabras. Y en ese vuelo, las palabras van continuando el cielo azul que nos envuelve a todos como una camisa. Este cielo azul de la infancia, decía el poeta en un bolsillo de la chaqueta, en un último azar de su vida. Los poemas surgen como pompas de jabón. Se alzan, tiemblan y súbitamente explotan. La manera que tengamos de vivir la vida, así serán los poemas que expresemos, que tengamos en la cabeza aunque no seamos poetas. Ya me he bebido 3 vasos de agua y he fumado 2 cigarrillos. La mañana flota como un barquito en una triste bañera. El amor que pude dar y doy es mi pequeña bandera. Todo se hace un imposible por pedir peras al olmo, por desear algo que se vuelve sed. La gente desayuna, habla, vive de su oficio. La gente apalea la verdad muchas veces. Mi historia no importa a nadie. Yo casi no tengo historia. Aunque es ya lejana la navidad, sé feliz porque quizás te lo merezcas.
Una lluvia caía sobre mi fervor de vivir, sobre las ambiciones humanas.
Las volvía mojadas, intensamente inútiles.
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