Me haré viejo si me deja el tabaco. Y una vez viejo, andaré por la calle como he hecho siempre. Viejos veo todos los días. Se manejan sin ayuda de nadie. La gente los ve, los admira como yo los admiro. Pero hay personas que se meten en las casas de otras personas. La hermosura está en la luz que no hemos visto nunca. La lucidez del ser humano está en vivir de acuerdo con su conciencia y libertad. La libertad está humillada por liberticidas que no merecen vivir. La codicia de una persona es presentarse un solo día a rellenar esa codicia y después ya no verle nunca. No me llamen a esa puerta, a la puerta de la codicia porque no la voy a abrir. Me haré viejo si la enfermedad me respeta. Me haré viejo y en algún sitio me haré viejo. Quizás me haga viejo por las mismas calles en que hoy soy joven.
La codicia llama a ese desconocido un día
y, satisfecha, ya no le vuelves a ver.
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