jueves, 29 de febrero de 2024

 No queda en el cielo ni una brizna de nube. El montón de los pájaros ha huido ya hace mucho tiempo. El agua no aparece para darme una tregua. Estoy muy solo, solo con mi pan y mi carne, solo para andar hacia la nada. No encuentro motivo para reír. Menos para saludar al aire. Búscame en el silencio oscuro de la habitación sin vistas. Andaré hoy sin darme cuenta de que existo, andaré con las ganas de morirme entre los brazos. El mundo es duro, difícil. La vida se refugia entre los montes lejanos. Miro el sur y no percibo el aire fácil de la vida, miro el mar mortecino de mis ansias, miro el calor del sol entre la límpida sala del Olimpo. No queda nada aquí abajo. Solo mis piernas, solo las ganas de andar hacia la nada. Me visto y bajo las escaleras y ando, ando para sufrir la alameda.

Los últimos pasos dados no han servido para subir la moral.

Ojalá se despeje este tiempo de calladas tardes.

miércoles, 28 de febrero de 2024

 La vida estaba allí, entre los míos, agua dulce que mana de muchos manantiales. Me preocupaba el saberme herido de horas sin color ni sabor. Moriré diciendo mi nombre en la mañana y ojalá haya quién me rescate de este tiempo sin hacer nada. Las calles ya expresaron su sentencia insípida. No tenía yo dónde caerme, dónde hacer la cruz de mi destino. Pero allí están ellos, esos que ven películas a las diez de la mañana, que cuentan sus problemas y les hacen caso. Una mano materna me conducirá ante los ojos de una hermosa canción de nana. Las orillas de los ríos serán para mí camino largo que recorrer sin miedo. Hablaré y hablaré las horas enteras, madrugaré un poco para asistir  a mi denuncia matutina. Ojalá se cumpla mi deseo de estar con alguien, ojalá gane la partida al desasosiego y la luz blanca.

La mirada en lo improviso, el tesón de vivir

se hará cargo de mi debilidad tardía.

martes, 27 de febrero de 2024

 Qué soledad de lumbres apagadas. Ya el mar acercó la playa en su marea. Va tendiendo el mar sus olas, pero no me tocan, ya no son mías. Me quedo en casa ardiendo horas de desánimo. La noche no disemina ya más chistes ni bailes descuidados. Es hora de andar con los pies atados, con los labios abandonados, con la sensación de derrota. En el puerto ondea la bandera blanca. Una órbita triste cae en mis brazos y ya no me señala la luz de los ojos brillantes. Ya la primavera del mar va haciendo mella en mi ánimo. Quizás me escoja para ser alguien que se cansa de bailar, de reír, de soñar. La aurora señala la forma que tiene el día de decirme que estoy soñando, elucubrando sombras, diciendo soledad en vez de amor.

Pasión de álamo infinita va recorriendo mi piel

para que no termine del todo el deseo de ser feliz.

 Si hay algo que te motive en la vida, sácale todo el jugo a la cuestión y no dejes que esa motivación desaparezca. Una de las motivaciones principales de los trabajadores es el dinero, pero puede haber otras más profundas. O sea, que el dinero ganado repercuta en los seres que queremos. Ahí está la clave. Una buena comida en familia en un restaurante bueno puede ser motivación para gastarse el dinero. La solitaria rosa de tu aliento pone en mis labios el amor y la luz de lo que somos. Las águilas libres del cielo nos anuncian el poderío del amor en la tierra, nos comunican que podemos hacer cosas aún no inventadas, pasarlo bien, destruir lo malo y librarnos de la pena codiciando la alegría. El mañana necesario lo marcan tus labios unidos a los míos. Pronto será la hora de amasar el pan de tus amores con los míos. La motivación amorosa es buena motivación para vivir feliz.

El agua desnuda se desnuda más

y toca mis pies, mi cintura y mi cabeza.

 Podrás tumbarte a pie del río y comer un pan y una fruta. Después, disfrutar del frío agua que corre. La nieve se derritió en esta primavera que llega. El ayuno de invierno ya pasó. Ahora llega el sol y el cielo azul de tu infancia. Arderán mis médulas en amores antiguos que recordaré mientras me tiendo ante el tronco de un tilo. Seré el amor de mi memoria más feliz, seré el corazón que vibró por una mirada enamorada que me dirigió ella. Yo ya amé, ama tú también o deja que tus venas se llenen de ese dios rememorado. En este sueño o búsqueda te quedas totalmente inerte, dolido, cansado. Son amores que pasaron. La luz de esos ojos verdes que te miraban parece que te miran hoy, pasado el tiempo pero no el despertar de ese amor en primavera.

El tiempo destruye el ardor, la pasión y los ojos que te miraron de cerca.

Pero el recuerdo hace milagros, encierra al amor en tu deseo.


lunes, 26 de febrero de 2024

 La puerta da ocasión a conocer el parecer de otras gentes. La cruzo y ya está: estos son los azúcares que componen el dulce. Son varios los puntos de vista. Yo aprendo de ellos, de mis semejantes. Quizás el día no ha tenido aún su toque, su cadencia hasta que ellos hablan. Son noticia, son apertura de lo público, son diferentes opiniones que se entretejen en el parque mientras los gorriones van fugaces, instintivos, de un gris serio. El rumor de lo básico está en sus bocas, el retintín de las informaciones. Estamos todos aprendiendo a morir entre las palabras que decimos. Somos signos de lo que está pasando. Somos también lo que está pasando. Lo que está pasando nos afecta a todos. Lo hablamos, lo discutimos y nos vamos a casa.

Mira a la gente cómo va 

y luego saca conclusiones.

 Las calles ya lo dijeron todo. Un culmen de vecinos conmovidos por el día. Unos iban esparciendo flores; otros llevaban el bien entre sus manos. A otros, un infame vicio no les dejaba vivir. Ataron entre todos un racimo de pájaros de un cielo tierno. Y luego, los desataron para que triunfaran en la copa de los árboles añosos. Así transcurría el barrio. Donde la ropa tendida decía el tiempo. Donde el olor de guisado anunciaba el mediodía. La paz se extendía en los balcones como los anuncios en el supermercado. Todos somos ese barrio divino que place a Dios. Porque no hay otra extensión del ser humano que el barrio. Dios alumbre siempre nuestro quehacer. Dios nos halle felices por las calles. Las calles hablan, el vecino sabe.

Si observas la mañana por la ventana

verás a gente como tú, enseñando vida.

 La mañana es muy larga. La poesía también lo es. Poetas ha habido con devoción de explicar el mundo a través de ella. El sol reluce en las cosas, las llena de luz para que las veamos. Somos dioses que tomamos la luz del sol e interpretamos estas largas y conmovidas entidades. Somos movimientos, somos mentes que triunfan ante los días que van y vienen, como rosas, como vicios, como sombras. Aunque el dolor no deja sonido sino un susurro vacío, debemos arrostrar ese dolor, acercarnos a la vida como perros llenos de hambre y saciarnos, comer lo que da, hartarnos de ilusión. Porque nos rodea el bien, nos rodea lo puro y santo. Estamos rodeados de gente buena como nosotros. Hay que vivir tomando píldoras, hay que vivir y hacer la vida. Hay que mirar al sol y darle gracias por este mundo que vemos. Hay que escribir que vivimos. Hay que romper el día llenándole de amor por él.

El barrio se agita otra vez con la crecida amorosa.

Somos del barrio, somos de esta manera, somos la gente.


 Las cosas de diario atentan contra la ilusión. Pero a lo mejor, en lo diario hay algo que nos impulsa a ser mejores. A lo mejor, nos da por guisar ese guisado que tanto gusta a los de nuestro alrededor. A lo mejor, en el trabajo nos va bien y nos superamos porque hemos ido al trabajo con la idea de hacerlo lo mejor posible. A lo  mejor nos acicalamos un poco más delante del espejo para estar más presentables. El mar se agita y se crea inmensidad en el que lo contempla. El mar y el cielo juntos nos hacen amar de verdad el mundo. La vida pasa como un toro del inframundo, de bravura exacta. El hombre pude pasar por las zarzas, no se queda atrás, hace de la vida, obra. Poco a poco andamos terriblemente solos pero con el tesón de vivir mejor. Las mareas nos sacuden de lado a lado pero hacemos lo posible por pasar otro día, otro amor a las horas.

Si cuesta el amar al día, al pan diario, a la mañana

ya otros días vendrán más dulces, más hechos a nuestra querencia.

domingo, 25 de febrero de 2024

 Habrá amor en las avenidas, suspiros y lentas aguas. Dormiré mi sueño justo antes de que llegue el alba. Poco a poco el devenir de mi sombra llegará hasta las montañas. Alzaré mi pobre alma a las alturas sin nombre. Hemos hecho lo posible por defender la mirada. Ya casi estoy preparado para escuchar la amenaza. Los nombres van consiguiendo que me aparte de la nada. La poesía se alza en pos de la alta caza. Un ser nuevo dormirá en el seno de la amada. Una luz llena de fuego saldrá a encontrarse en la plaza. De las cenizas saldrá un alma enamorada. Por los contornos del pueblo se oirá una voz cansada. Quedarán cantando hondo pájaros en la alameda. Descansará mi ser entero en la alta madrugada.

Un deseo puro de trascender la vida

no estaría mal entre los mortales.

sábado, 24 de febrero de 2024

 De la administración que hagamos del cuerpo y del alma, así obtendremos nuestro modo de vida. Las noticias que recibimos todos los días nos hunden. No hay que oírlas. Es mejor estar entretenido viendo una novela o leyéndola. No nos dejemos abatir porque tenemos poco o mucho dinero. Hay que saber divertirse. Con poco dinero. Charlando con amigos se está bien. Una conversación amena con los de casa o con los amigos está bien. No nos hace falta más. Alimentamos al alma con las palabras de los demás más que con viajes extraordinarios. La vida ofrece ocasiones de reír y pasarlo bien sin necesidad de gastar mucho dinero. Un paseo ameno con alguien especial para ti ya tiene toda la dicha del día. La alegría no hay que buscarla en artificiales planteamientos. En casa, en la calle, ya existe alegría. Búscala. No quieras someter tu alegría a grandes dispendios. Es un error.

La alegría puede estar retenida en una canción.

Haz que suene esa canción.

 La felicidad, según un escritor sabio que está en la RAE, es estar tranquilos, es la tranquilidad. La alegría es un atributo de personas inteligentes. Llevar ese aura de estar moviéndose con el mundo, esa armonía de movimientos corporales y espirituales por la vida que hace que los demás lo sientan y también se sientan alegres. No es dado para todas las personas el estar alegres y de buen ánimo ya de por las mañanas. Pero hay que estar así. Hay que desafiar la vida con una sonrisa en la boca. Nos cuesta, cuesta mucho ver lo bueno de la vida y ahuyentar la tristeza, pero debemos actuar como si dijéramos a todo lo malo que no, que no va a pasar por nuestra alma y nos va a dejar tendidos, quejándonos. Es muy bonita la alegría, hay que sentirla, hay que llamarla con una actitud activa, hay que morir por sentir esa alegría que habita el mundo.

Nos miramos al espejo y aparece una mirada seria.

Pero en cuanto nos alejemos del espejo, hay que vivir, hay que olvidar el espejo y su imagen.

 Suenan sonidos tristes esta mañana, de suelo duro que manda en las vísceras, de perro que ladra su soledad. Los hospitales recogen la enfermedad de la gente e intentan revertirla. Las guerras matan gente por doquier. Por eso, hay que hacer un esfuerzo por llenar el mundo de alegría. Los años que pasan nos hacen más débiles, menos crédulos en eso de la felicidad. Pero debemos transportar alegría en nuestros corazones y depositarla allá donde podamos. No es tarea fácil, ya que mantener la sonrisa para algunos (entre los que me incluyo), no nos sale con naturalidad. Ya quedaron atrás los días inconscientes de reír y reír siempre sin motivo. La vida que ha pasado nos ha dejado la seriedad en los rostros. Pero ya digo: hay que alegrarse de estar en el mundo, de no haber muerto, de seguir con vida en esta arena de lucha que es la vida. Alegría por siempre, alegría que brote de algún órgano interno, alegría de amor.

No saber de qué te ríes, no saber nada de este mundo,

solo que estás vivo y nada más, nada más.

Ya todo es abandono, abandonamos nuestro ser en el mundo, le damos carrete para que baje a las profundidades. Y de allí recogemos solo lo que nos vale para decir que hemos oteado por encima el significado de la vida. Pero no nos vale. Queremos saber más, queremos saber lo que está oculto para la carne de que estamos hechos, para el alma que no vemos. La experiencias vitales que podamos haber vivido, por poco espirituales que puedan haber sido, nos hacen más humanos, más acordes con la razón divina que nos mueve. Moriremos, sí, pero con la conciencia de ser o haber sido divinos. Hay que leer el mundo con una nueva lectura: que podamos entender algo de esto que está abajo, metido en una cueva, triste, no edulcorado y salir pensando que dominamos un poco la clave de lo que estamos viviendo. No todo es llenar al cuerpo de vitaminas, de mirar a nuestro alrededor. Hay que sacar una conclusión, hay que hacer que el espíritu crezca.

El que nos dio poder para nacer, para pisar el suelo

nos apela a que enfrentemos el tiempo y el corazón de la vida. 

 Aquí nos quedamos, sufriendo agravios, viendo la vida como si miráramos un televisor. No valemos para nada. Estamos porque tenemos que estar. Sabemos poco. El motor de estas horas no decisivas está averiado. No nos trasladamos. No vemos más allá de lo que tocamos. Extraños pensamientos nos acosan. Extraños seres somos sin saber ni qué somos. La verdad está oculta. Hay gente que está en la cúspide del poder. La mentira hace que creamos en lo que no es, en lo que no tiene sustancia. Así vamos. Creemos que la cosecha es cosa nuestra, de nuestra labor, pero no es así. La pena no acaba. La pena acaba de empezar. La pena ruge en el interior para que sepamos que somos solo la cola del león. Advirtamos seriamente que no somos lo que somos, sino un devenir de la vida, un patoso andar en la Tierra.

¿Qué sabemos de este mundo?

Quizás solo que avanza tercamente, solo eso.

Murmuró sus blasfemias, las hizo importantes. Esta tarde sin duda, tendré la respuesta a esta tristura verde que me acompaña. Vendrán como imágenes bien resueltas a mi dolor de ser humano. El hecho de vivir no está bien resuelto siempre, sino que cuesta nombrar la vida, aceptar la vida, encontrar en este mundo baldío recetas para la vida. Ha habido gentes que han surtido la tierra de rencor, de envidia y han hecho ascos a la vida venturosa. Dejémosles con su terrorífico lastre que se apañen, que críen ese dolor. Las páginas del libro dicen claramente que el hombre debe ser hombre ante todo, no un alfeñique triste del que tiran de todos los sitios. No sé si me salvaré, pero viviré de acuerdo con la palabra. Eso es todo lo que tengo que decir. Es todo lo que sé hoy.

Tumbado en la cama llega al cuerpo la idea de cansancio.

El cansancio de hoy es el cansancio de años. 

jueves, 22 de febrero de 2024

Del prolífico y gran escritor Herman Hesse me he leído, por orden cronológico, un libro suyo de cuentos, "El lobo estepario", "Demián" y "Shidarta". Los leí cuando era joven, muy deprisa, todos me ayudaron. Los he repasado y he disfrutado con ello, comprobando una vez más la carga filosófica que destilan, llegando al clímax de la metafísica y la religión. He picoteado de la gaya ciencia de Nietzsche y me he explicado a mí mismo hasta que me aburrí. Empiezo con el Señor de los Anillos y disfruto sentimientos lejanos que rememoraban lo consuetudinario de mi pueblecito en que nací. Del Quijote aproveché pocos capítulos para mi gusto, pero Sancho ya está preparando arreos para partir. Comencé La Divina Comedia pero algo hice para tener que retrasar su lectura. El periódico del Domingo me amargó la tarde. pero no hay mal que por bien no venga. Ayer consulté una guía de plantas de manera somera y me gustó la idea de tomar algunos apuntes y aprender a distinguirlas. Leo la biblia de vez en cuando y siempre aprendo. He abandonado la lectura de un libro de ciencia ficción y definitivamente no es un género que me guste, conduce al desabrimiento intelectual. He leído en el muy interesante que el hombre progresa gracias a la mentira y que estamos "programados" para mentir. Otra gilipollez de falsa información más al canto, estamos viviendo en una época en la que se nos insta a dilucidar entre excesiva y mala información, hay ruido y a gran volumen, la televisión echa humo y seguir un telediario todos los días es un deporte de riesgo. 

Más vale buena esperanza que ruin posesión.

Quien no olvida atormenta su vida.

El otro día me preguntaba cual era el sistema excretor de las plantas. No parece haber un sistema sino que la planta procesa sus sustancias tóxicas a voleo, pero me atrevería a asegurar que la raíz, centro neurálgico vegetal, es la responsable. He trabajado en colegios como "profe" de educación física y me he dado cuenta que las cosas iban bien cuando se jugaban deportes colaborativos, cooperativos; como el voley, el balonmano, baloncesto, etc. Me he dado cuenta de que la naturaleza va siempre bien porque es cooperativa y colaborativa. La naturaleza no se daña a sí misma, sino que reparte energía, comparte materia, y templa sus fuerzas como en un gran ciclo regenerador. La vida es un retorno a la muerte y viceversa y a veces no lo entendemos. El homo sapiens debería pensar simplemente en no hacer mucho daño al de al lado, ya no se le exige más en el teatro que nos está tocando vivir. 

Soy una molécula de ATP que me he liberado de una fotosíntesis y vuelo por el aire defosforilándome, caigo en la cadena del Ciclo de Krebs una y otra vez y desfallezco como un mono. Por ahí va oxidante el ozono, y el anhidro, que hace rebotar fotones al cielo.

Mi planta de aloe se está muriendo dulcemente, apaciblemente y dentro de unos días formará parte del abono.

Unos más, otros menos, todos olemos.

Admiremos a los elegantes álamos, profundamente enraizados y anhelantes de cielo.

 

 Se me quedan las manos un poco frías. No hay mucha gente a mi alrededor. El fuego o el calor solo es mío. Comienza la certeza de mi soledad. Pongamos que hablo de un pueblo. Un pueblo pequeño donde yo nací. Es poco lo que queda ya, ya da igual nacer que morir. Es extraño que la vida haya pasado, que los años me hayan hecho viejo. Es extraño. Pero la corriente de la vida no deja que reposes ese sentimiento. Pronto será verano. Y habrá que andar de aquí para allá, uno no puede quedarse quieto y pensar y sentir y llorar. Los tiempos vienen siempre nuevos, de la mano del que nace. Pronto subiremos un monte para ver al santo. Y a la izquierda de ese camino que lleva a la ermita, queda la fuente de antes. Hoy no es sumiso, el mañana, mucho menos. Andemos, andemos en pos del futuro cercano.

Andar, sufrir, obsesionarse, delirar:

todo a la vez y todo en uno mismo.

 Hoy hay viento. Viento como el de las películas, que suena, que parece que va a pasar algo. También está como nublado y tenso, solo falta una camisa tendida en lo alto de un edificio para adornar una mañana misteriosa, ininteligible y hosca. La mañana avanza y su enigma también. Mi manera de ver las cosas es un poco neurótica, estoy lleno de visiones absurdas que nunca se cumplen. Estoy asustado porque yo mismo me fabrico los sustos. Mi enfermedad me provoca pensar que me voy a caer o alguien me va a agredir. Es un poco molesto si fueran muy exagerados estos miedos. Por lo menos, sé parar y pensar: esto es absurdo. Y dejar de pensar en ello. Ya digo que la mañana viene brusca como un empujón y ya no escribo más.

Tú vienes de la orilla, donde crece el romero y el tomillo

y vienes a decirme que la vida es sencilla. Ja.

 Cuando en una casa uno dice: "aquí se hace lo que yo digo.", malo. La cosa va a ir declinando en una tiranía insoportable. Me he levantado hoy y me he levantado viejo. Con sensación de mayor, de anciano, de cansado. Será cosa de la enfermedad que me acosa a veces de esta manera. Es una percepción que espero que no dure. Es una especie de depresión localizada en los años que han pasado. Me lamento de no haber hecho cosas divertidas, de no haberme carcajeado de cara a alguna fuente con patos. Alea jacta est. Ya he cruzado el Rubicón de pasarlo bien. Quizás ya hace demasiado que lo he cruzado. Ahora solo queda vagabundear por los talleres mecánicos de la vida, por los puertos de mar, por las salas de los oratorios.

Interrogo al mundo y el mundo tañe como una campana al sol.

No era eso lo que yo soñé un día. 

miércoles, 21 de febrero de 2024

El niño pide pan y la vida da horas para vivir. En eso se resume la civilización. Como pasa en las películas, todo tiene un final, hay que hacerse a la idea, solo es cuestión de hacerse a la idea. Hay que vivir en paz para mirar alegremente el cielo. Con la mente limpita y asesorada por los días que pasan. El corazón nos dice que debemos amar, aunque hay corazones turbios que piensan lo contrario. El corazón es una pieza única en el fondo del pecho. Hay familias que sufren, que no llegan ni a principios de mes. Deberían dar que pensar ese tipo de familias a toda la nación. Palmo a palmo, el tiempo nos quita quizás lo que es nuestro. ¿Pero sabemos lo que es nuestro? El dinero no es nuestro. El dinero es un mero azar. Lo nuestro es lo que hay bajo nuestro techo, nada más.

En el frío del alba conocí yo la vida

y no era mala del todo, no. 

 Es el miedo el que nos mantiene alertas y preocupados. Un poco de miedo conviene al ser humano. Así va aprendiendo que lo de hoy quizás no sea lo de mañana. Los oficinistas hablaban de bancos y de dinero. El dinero también da miedo, no tenerlo. Pasa el tiempo y ese paso del tiempo da miedo también, un miedo íntimo que expresamos tardía y tristemente (cómo pasa el tiempo, decimos y nos derrotamos). Comer todos los días es una alquimia feroz, diaria, fuertemente obligatoria. Demostramos nuestra riqueza comiendo todos los días. Luego, si no tienes un Mercedes da igual. Tendrás quizás un Seat. Yo me pido dar un paseo por la ciudad y olvidarme de que yo soy Ismael Moreno, deseo no saber que existo, deseo no vivir por un rato y volver al seno de mi madre.

Todo lo que se ve todos los días no sorprende a nadie,

sino que cansa, que rompe el corazón muy poco a poco.

 Nos metemos en edificios donde hay sangre y daños. Vivimos austeros, vivimos sosteniendo el hoy y el mañana. Porque si no miramos el mañana, seremos víctimas. No se puede amar en estos tiempos si no se tiene el bolsillo propio lleno. Amar se ha vuelto complicado, en desuso, inapropiado. Amar es difícil como decía el título de la novela. Amar se convierte en un acto inverosímil. El chatarrero da vueltas a la ciudad, anunciándose, dándose a conocer por un megáfono. Los trucos del amor lo saben muy bien los enamorados: si no me quieres, es que no me quieres. Nada más. En la parada de autobús se dan cita la gente feliz y la desdichada pero todos cogen el mismo autobús, el mismo destino pobre. ¿Va a Madrid? Sí. Entonces, me monto. Madrid quizás esté bastante lleno de alguna esperanza. A lo mejor, hoy voy a Villalba. A ver cómo las palomas se comen la tristeza de las aceras mientras camino por caminar, mientras oso parecerme a un dios muy pequeño.

Mi cuerpo mineral vive al descuido, vive sin saber casi que vive

y ronda la vida como algún deseo desaliñado.

 La política se ha convertido en algo personal, como en las monarquías absolutas. Es aberrante. Todos pendientes de dos personas que se necesitan. Es antidemocrático ya que la democracia es el poder de las mayorías. A ver cómo sale la jugada. Sigue el sol. Sigue la sequía. En Cataluña y Andalucía sufrirán mucho la falta de agua. Por aquí, no hay novedad. Sigue lo monótono. Sigue lo intrascendental. Lecturas. No escribo nada que tenga peso literario. Ayer estuvimos Paco y yo en la Gran Vía. Vi un hombre que hablaba solo y gesticulaba con las manos. Tenía grandes ojeras y barba de tres días. Siempre lo hay peor. Los lamentos solo son nuestros lamentos. En esta sociedad no se comparten las penas, se las ha de tragar uno solo. No sirve de nada quejarse a los demás. La ley de la selva. La soledad absoluta de cada uno.

Me desperté debajo del pobre techo del cielo

para ver que los otros también sufrían.

martes, 20 de febrero de 2024

 Érase que se era y así se pasó la vida entera, una mujer muy mala y de artimañas feas. Hay muchas así y también hombres. La gente es muy mala, ya se sabe. Por la conversación no sabes cómo es una persona sino por los hechos que esta hace. La gente no es de fiar, ya se sabe. Una persona buena puede que solo hablando se la pueda conocer o si te invita a comer si tienes hambre. La gente no hay quién la entienda, ya se sabe. Las personas malas hablan poco porque mucho tienen que ocultar. La gente es cada una de su padre y de su madre, ya se sabe.

Cuando paso por tu puerta,

pongo la oreja y escucho,

y oigo decir a tu madre

que eres guarra y comes mucho.

 Antes, las fábricas echaban humo. Un humo denso y negro. No sé cómo será trabajar en una fábrica pero seguro que es más suave que las antiguas labores del campo. Con un par de mulas tirando, había que arar. Y luego, segar en pleno verano. En una fábrica ya digo que no sé cómo sería. En la mina también se trabajaba mucho y a costa de perder la vida. No he visto nunca una imagen de gente trabajando en una fábrica. Lo puedo resolver en cuanto escriba esto y mirarlo por internet. El socialismo nació para defender al obrero. Lo sindicatos también defendían al obrero. ¿Hay verdaderos obreros hoy en día? No lo sé. No veo fábricas como las que el imaginario ha creado en la Revolución Industrial. Ya no echan humo. La verdad es que ahora, las labores del campo las hacen las máquinas. Las minas no están ya en Europa sino en el Tercer Mundo, donde sí que hay explotación incluso de niños. Y el socialismo, ¿a quién defiende hoy? Creo que a las mujeres que son violadas y maltratadas todos los días.

El comunismo es una secta que no ha conseguido la dictadura del proletariado.

El socialismo es su hermano menor que no ha conseguido más que subsidiar a la población por votos.


 Me molesta el chillido. La luz se va abriendo. Decido que no. Me voy a dar una vuelta por la calle de siempre. Como un helado. Veo gente pasar. Luego voy al parque. Al parque del verano. Espero una llamada. Yo tengo que hacer otra y decir que no. La cabeza la tengo llena de pensamientos oscuros. Como dijo el personaje de Melville: "I would prefer not.": preferiría que no. La gente se cree alguien. La gente espera cosas de mí. La gente se equivoca y me cansa. Pero la luz que ha llegado a mi mente para decidir qué hacer ya se ha mostrado. Pronto, todo el día de hoy se resumirá en una espera. Espero que esta tarde se resuelva todo. No caminaré. Solo iré por la calle de siempre. Y luego, al parque del verano.

Toda la tarde esperando una llamada, toda la tarde aquí.

Doy respuesta a todo y mañana será otro día.


 Hay una señora que desgasta sus viejos zapatones por las aceras de nadie. Yo me veré solo. El graznido de las urracas presagian calamidades. El agua no quiere este suelo que pisamos. No se acerca nunca a los pies. Olvidando tesoros que fabricamos de niño, vivimos la época que nos tocó. Las cucarachas hacen una fiesta rave en la cocina y las pelusas las acompañan divertidamente. Es poco lo que obtenemos del sueño de la niñez. Solo sabemos que somos hombres o mujeres, privilegiados o arrinconados, sobrios o borrachos. Así va la vida, como quien no quiere la cosa. Sal a la calle y pégate un tiro, saldrás en las noticias de una vez. En la cocina hay suciedad que tengo que limpiar esta tarde. Mira cómo pasa el gordo vendedor de cupones quejándose de que no vende.

La torva imagen de lo que somos

dice lo que querríamos haber sido.

 Me estoy leyendo "El tiempo entre costuras", de María Dueñas. Es una novela muy buena, muy buena. La alta noche llega a la cama donde la pena se estremece de un pequeñísimo dolor o un dolor grande. Las noches son el resumen de los tormentos del día. No baja la luna nunca de su estamento en el cielo. A veces, considerando lo poco que hemos obtenido de la vida contemplando el sueño que tuvimos de ella, nos ponemos tristes, desconcertados. La vida nos ha llevado de aquí allá y no por dónde nosotros pensábamos. Cuando termine este pequeño alegato por el destino humano, me voy a fumar un cigarrillo y beber un par de vasos de agua. Yo vivo bien dentro de lo que cabe, no sé vivir de otra manera. Cuando llegue a viejo, ya veremos cómo lo paso. Vale.

Si se cayera el corazón al agua

no sabríamos decir qué pena lleva dentro.

 Cuando estaba en el bachillerato, ya leí en un libro de texto que España se estaba desertificando. Yo no me lo creía pero es así. Hay una atmósfera que se me cuela dentro. Es una forma de mortificarme. Lo llaman eco ansiedad o algo así. Las gentes no se dan cuenta de cosas porque no están informadas. Son gentes que viven la vida inconscientemente. Van a ráfagas. Van desnortadas. Juegan y juegan. El capítulo de la novela me trasladó a otro mundo. En cualquier tiempo o terreno siempre hay gente que va como el humo, bienhechor o malhechor, sin darse cuenta bien de la película de la vida. Yo me quedo a ver cómo termina, yo soy sincero con la vida. Me cubra de bienes o la sufra, soy un verso que cumplo con las horas que me han tocado en suerte. Tengo abierta la ventana, tengo abierta el alma. Los deleites infinitos no existen, existe la vida ni envidiada ni envidiosa.

La olla y el viejo y la mozuela y la resina de los pinos

están ahí, para que lo sepamos.

 El olmo, con el sol alto, se torna antorcha del día. Hay seres que nacen y lo revolucionan todo. Tengo demasiado pensamiento puesto en el futuro. La pequeñez de mis bolsillos se llena de versos sueltos, de transacciones lúdicas y de cosas, muchas cosas divertidas. Pronto la mañana se torna tarde y la tarde se arrebuja en una farola para dar paso a las oscuridades abiertas de la noche. La eternidad es una belleza a la que se le pueden escribir canciones, no canciones como estas de amor detenido en el mundo. Yo no soy quien escribe todo esto, quien traza los contenidos sobrios o bellos de estos renglones, sino una musa tardía y sincera que los aloja en mi oído. La tragedia de la vida es que es solo una. Hay que vivirla y, si nos toca la maldad, la maldad se vivirá.

Cada segundo de estar en flor y hoja

atisba lo creativo, lo hecho por Dios en la Tierra.

 Me resulta difícil ver en algunas personas la pizca de divinidad que se supone ha puesto Dios en ellas. Son gentes agrias y poco conversadoras, de trato inaccesible. Esas mismas personas no creen en Dios para nada, así que tampoco creen ellas que hayan de tener ese toque divino, de la Creación. La verdadera amistad está cuando hace frío y cuando hace calor. Como un viento favorable es el amigo. El cielo es sabiduría que cae sobre la cosecha, el cielo da forma a la tierra, el cielo sustenta la vida en todas sus formas. No me gusta esperar a que surjan las palabras, a que mi escritura vaya naciendo, a que mis renglones avancen. Los renglones torcidos de Dios. ¿Seré yo un renglón torcido? La navidad ya está olvidada, es como si no hubiera existido. Pero oigamos la voz de la navidad. Creo que algo tiene que decirnos todavía.

Todo está dirigido en este tesoro palpitante.

Todos sabemos que no somos libres.

 Son las once treinta. No ocurre nada. Demasiado sol y demasiada temperatura en este invierno falso. Primavera en febrero. Al lado del ladrillo, en altos árboles desnudos, los pájaros pían. Vendrán más días como vienen las nubes, como viene el telar del cielo, como viene el sol con su relumbre. El otro día estaba yo hablando del tiempo con un señor y el señor me dijo: "ya lo pagaremos". No sé cómo habíamos de pagarlo pero me imagino que con unas malas cosechas porque no llueve. La sequía ya hace estragos en regiones enteras. Se mueve el mundo. Las penas y las obsesiones las llevamos los seres humanos allá donde vamos. No se nos quitan fácilmente. Leyendo, dando paseos, viendo una peli nos olvidamos de esos pesares mentales. Luego, vuelven.

Un pensamiento que no se va es una obsesión.

Hay que saber vivir con ella.

lunes, 19 de febrero de 2024

 Es ya mediodía. No pasa nada. Solo un pensamiento. A veces, ese pensamiento se retuerce y causa mal. Pero todos los días apuntan a un devenir sosegado, tenue y solitario. No hay razón para la alarma, para el colérico grito. El mundo, quizás, esté bien hecho. Vamos con la rosa temblando en la mano. La rosa hace mucho ruido, avanza la barbarie. La rosa huele mal, no se sabe por qué. Hay mucho espacio que sucumbe a la negación, hay una idea que quiere abrirse camino. Dolor en el corazón. Cobre y violeta, los colores de los que quieren lo que no se puede. Pero los demás no queremos a la rosa, al rojo sentir de los que quiebran la razón. Poco a poco, vamos aclarando esa situación de todo o nada. La mayor parte del tiempo se va en discusiones. Las discusiones son malas. La rosa huele fatal.

Somos todos los que queremos al corazón,

que lata tranquilo, que viva bien.

 Fui joven, pero no lo sabía hasta que el ave huyó de mi mano. Recuerdos todos juntos como un tropel de visiones se lanzan en mi mente. Un recuerdo parecido a otro se agolpa en mi memoria para hacer trizas mi vida evocada. No soy yo esos recuerdos sino soy el que vive ahora, el que palpita como los placeres, el que vacila de sentir. No me digas, aurora, que mi pena quizás tenga remedio si la olvido. No me digas, atardecer, que el paso de las horas fabrican mi ser. Yo soy yo siempre, en el lugar y en el ahora y después, cuando encanezca mi sien. Risas verdes llena el sol cuando calienta la vida. Y pocas cosas hacen que se viva inocentemente, que se viva con la risa por delante, que no se sufra tanto. Da miedo pensar en que se nos agota la vida. Vivámosla pues y la venguemos. Es duradera la paz si vivimos con tranquilidad. Quizás Dios vendrá, esa esperanza tengamos en la punta de los labios.

Los recuerdos nos traen ese aroma agridulce de aromas pasados

para que sigamos oliendo ese perfume ahora, instante de la vida.

 No sois vosotras ricas aguas de oro las que corréis por los helechos sino mi alma. Mi alma entera es río paciente que cayendo en otro río, llegará al mar. Y así con todo mi ser y todo mi dolor o alegría. Nada aplastará tus diminutas rosas, tus corazonazos dulces, tus ganas de vivir. El gozo de ser quien soy no me lo quitará nadie. Alabaré el día en que nací y el día en que vivo hoy. Mi vida es pulcritud de la alegría, rosa de perfume inmenso, felicidad de horas tranquilas. Si con decir esto, vivo tal cual nací, solo me basta ir batiendo el corazón hasta la muerte. El sol que nace hoy es para mí, es para que yo alcance la fecha. Matinal tesoro es mi vida, hecha del oro o del azul vestido de la mañana. Otro día pasa, otro día vive en mí como el diosecillo dichoso que liba flores como las abejas.

Me estoy haciendo yo según pasa el tiempo,

me agoto en mí de acuerdo a la luz del día.

domingo, 18 de febrero de 2024

 El universo tosió. Los astrofísicos no se lo creían, pero el universo tosió. Una tos grave, de fumador empedernido, una tos cavernosa y seca. ¿Cómo es que el universo podía toser? Estuvieron estudiando el caso unos millones de astrofísicos que hay en la Tierra y dictaminaron: " El universo ha tosido.". No llegaron a saber la causa. Entonces el océano Atlántico estornudó. Millones de oceanógrafos buscaron la causa, pero no la encontraron. Miles de versos se cuelan entre mis manos y van a aparecer aquí, dormidos como príncipes a los que la aguja de la rueca que maneja la bruja los ha pinchado. Me estoy cansando de escribir porque es por la mañana y la mañana es muy fresca, muy soleada. La pena de vivir se vive cada vez con más dolor y las copas de los árboles claman por la lluvia, amén.

Si es domingo es porque es domingo.

Si no, por cualquier otra causa.

 Es curioso que en la Tierra haya vida inteligente. Y sufriente. Es una casualidad que solo se da en la Tierra, al parecer. Porque hubo un científico que expuso un dilema: "si los extraterrestres existen, ¿dónde están?" A eso me remito. La Tierra es un caso único en todo el universo que conoce el hombre. Nuestro planeta es felizmente azul, hay muchísima agua en él, océanos inmensos como el Pacífico. A mí me gustaría bañarme en el Pacífico. Yo no sé muy bien quién me quiere bien. Unos mueren y otros viven, es lo que se deduce de este mundo traidor. Me gusta el planeta Tierra pero nos hacemos la puñeta unos a otros y eso no mola, no mola nada. Ya no es navidad pero podemos, con un esfuerzo, que reviva el espíritu navideño. Seamos felices para que ese espíritu no decaiga.

Dormir quizás fuera la solución, dormir muchísimo y luego despertar.

Pero no. No soluciona nada dormir.

 Está todo muy masculinizado. Las mujeres no pueden hacer lo que quieren por esa masculinización. El desmaculinizador que lo desmaculinice buen desmaculinizador será. A mí qué más me da no saber de nadie. A mí qué más me da unos u otros si no son más que pegotes en mi vida, cuando no problemas. Habrá que pensar qué significan en mi vida. Habrá que pensar si son o no son merecedores de mi interés. En fin. El cielo sale azul a eso de las once. El mar tiene envidia del cielo porque este está en lo alto y el mar está a la altura de los hombres, esos hombres que no crean más que ruido y malestar en la tierra. Los pasos que se dan, algunas veces, son definitivos, ya no se vuelven a dar. Yo creía que el sol era el no va más de las estrellas, pero las hay más grandes que el sol. Tengo una tarea por delante y procuraré llevarla a cabo esta semana. Ojalá me salga bien. Hay que disfrutar de la vida, de "las pequeñas cosas", como dicen por ahí.

Ya es domingo pero pronto será lunes.

Prepárate.


sábado, 17 de febrero de 2024

 Eran de color azul y verde y el oro de la mañana lo llevaban escondido. Mi casa estaba vedada y nadie la humilló. Solo un imbécil entró. Las llaves ya no son llaves. Mi casa va despacito. Esa cara blanca y fea en un cajón se metió. Van andando, van andando y sueñan con el dinero. El único sueño que tienen es llenar un cántaro bien de leche y el cántaro se romperá. Son mala gente que apesta los caminos, apesta la mañana. Huelen a cobre sucio. Huelen a jabón oscuro. Huelen a pena encerrada. Si los veo, no me gusta. Si no los veo, mejor. Andan rompiendo los días con su ir y venir de perras, perras que ladran mucho. El dios de la primavera vendrá pronto y mi pensamiento será otro; cantaré a la vida, no a los perros.

Mira cómo aparece este que nunca veía.

Por el sur ha llegado con la bolsa vacía.


 Me haré viejo si me deja el tabaco. Y una vez viejo, andaré por la calle como he hecho siempre. Viejos veo todos los días. Se manejan sin ayuda de nadie. La gente los ve, los admira como yo los admiro. Pero hay personas que se meten en las casas de otras personas. La hermosura está en la luz que no hemos visto nunca. La lucidez del ser humano está en vivir de acuerdo con su conciencia y libertad. La libertad está humillada por liberticidas que no merecen vivir. La codicia de una persona es presentarse un solo día a rellenar esa codicia y después ya no verle nunca. No me llamen a esa puerta, a la puerta de la codicia porque no la voy a abrir. Me haré viejo si la enfermedad me respeta. Me haré viejo y en algún sitio me haré viejo. Quizás me haga viejo por las mismas calles en que hoy soy joven.

La codicia llama a ese desconocido un día

y, satisfecha, ya no le vuelves a ver.

Mi carne y mi hueso y mis ojos de manera indudable son tareas que se desenvuelven en el día. No hablé en aquel entonces de las miserias que me rodearon. No hablaré ahora. Una luz ya me ilumina y el rostro me enciende para solventar el crecimiento del álamo, de la hormiga, de la paloma equivocada. Soy como el fuego que se prende en el interior de la cueva para ahuyentar fieras, codicias, sangre. No soy diferente a los demás, soy esos que tienen problemas, dudas y desgarros. La lluvia, por su ausencia, trae miles de males, así el rodeo de estos estúpidos seres que pretenden hablar y no hablan, que pretender hacer y no hacen. Y luego viene la llamadita. La llamadita de nadie.

Es muy vieja ya esa canción

que sonaba en los bailes del pueblo.

viernes, 16 de febrero de 2024

 Me tumbaré un día ya para no levantarme más y se quedarán los pájaros cantando. Luego, el olvido vendrá, como a todos los que conozco, a cubrirme con un manto triste. No se dónde irá el oro. Si esos que me llaman para preguntarme qué tal estoy morirán también. Y se quedarán los pájaros saltando de rama en rama. Y cada vez que me llamen esos ilusos parlantes les diré que estoy bien, que no se preocupen, que el oro sigue en pie. Les diré que nunca vinieron a verme, que mi casa no es su casa ni que el trigo es agua. Pero creo que vendrán. Se harán presentes con sus presentes antiguos y feos y yo no los querré. La gente así es mejor tenerla lejos porque es más cuando es menos.

Esos que miran los despojos de los muertos

olvídalos, olvídalos para siempre.

 Si yo a tu voluntad soy de cera, decía Garcilaso. Pero yo a otras voluntades parece que voy a ser de cera y no me da la gana. La vida es como uno quiere que sea, no como te la quieren hacer ver otros. Yo no veo a nadie ya, ya todo está roto. Abre, abre las orejas, pastor, no oyes las quejas de las ovejas. El redil se ha quedado corto y roto y las ovejas ya se han escapado y se han hecho salvajes. Andan por el monte solas y despreciadas de las demás ovejas que ya ni las quieren ni las ven. Los lobos se ceban en ellas porque los lobos no han dejado de ser crueles. Ya fueran crueles en su día, sisando y cobrando carne de oveja y ahora vuelven a por más carnaza. Malditos los lobos, maldita su crueldad y ansia por la carne, por la debilidad de los animales.

Ahí están, como lobos o buitres, esperando.

No hacerles caso.

jueves, 15 de febrero de 2024

 El verdadero problema del campo es el relevo generacional: ningún joven quiere dedicarse a la agricultura. Los hijos de los que organizan tractoradas, ¿dónde están? Y ahora, paso con otros temas. La libertad es hacer lo que uno cree que debe hacer y ser feliz haciéndolo. La alborada me ha sorprendido con un montón de química en mi cuerpo. La vida se ajusta a lo que hay. Dormir mucho no sé si es malo, pero yo duermo mucho. El corazón nos dice que hay que amar a los que tenemos al lado. Pero hay corazones abstrusos e idiotas. Si a uno le espera el amor si regresa, debe regresar. Pero no hay forma ya de que nadie regrese, de que nadie vuelva al amor primero. Mucha cordialidad pero nada más.

Atrévete a dar amor.

Muchos te lo agradecerán.

miércoles, 14 de febrero de 2024

 He estado buscando un poema de Juan Ramón Jiménez en una antología pero no lo he encontrado. Entonces, he salido a la calle y he comprado el periódico. Ayer oí que se están suicidando agricultores en toda España. He estado tomando café en una cafetería. No he visto a nadie con quién charlar. Un amigo mío anda huidizo y parece que tiene una enfermedad grave pues ha adelgazado mucho. Casi no me saluda. Otro amigo que tengo va a un centro de día a hacer terapia y luego me lo cuenta. Hay borrachos a la puerta del supermercado. La mujer viuda que va de negro hace mucho tiempo que no la veo. No sé si la habrá pasado algo. Hay un señor que no se separa del móvil ni de un tiesto gigante donde está plantado un olivo. Me dice hola. Yo le digo hola. Y he visto escarolas en la frutería. A lo mejor compro una y me la como.

La vida es un quehacer.

Haz, pues.

 Unos piden. No les dan. Se manifiestan. Se suicidan porque no ven futuro en lo que han hecho toda la vida. Es muy triste todo. Morirse es lo último. La forma modélica de manifestarse de estos tractoristas debería tener alguna recompensa. Los tomates patrios no venden. Los marroquíes, sí. La agenda 20-30 es muy bonita para Europa y el gobierno de España. Pero no para los agricultores españoles. Sigo por otros derroteros: el hombre es una música con ecos que se ahoga en el ruido de los días. Debería el hombre ser escuchado, ser escuchada su música divina. El hombre atiende a su manera de vivir y no quiere que se la cambie esferas altas de dominio. La planicie del mar crea un espíritu grande que se expande a la tierra y la llena de sal y alegría pero yo no lo noto por estar muy mar adentro, demasiado mar adentro.

Que surja la vida es fácil.

Otra cosa es que esa vida que surge sea feliz. 

 De todos estos años que se han llevado mi vida, solo son verdad las horas que distraído jugaba en la plaza. Dormirán para siempre esas mañanas de la libertad de mi niñez inocente. Yo sé que reír era barato y accesible allá en las horas de fiesta, allá en que yo quería gustar a las chicas, allá cuando yo destilaba alegría y chistes por doquier. Ahora el recuerdo de aquel tiempo da dolor porque se ha ido lejos, muy lejos, como se ha ido el pueblo donde yo nací. La existencia de momentos alegres ya es dudosa, ya no surge de la juventud. El pasado es pasado y nada más. El recuerdo de ese pasado puede mover algún hilo de mi fibra de ahora, pero es difícil pues ya todo está perdido, olvidado, metido en un cajón oscuro y feo. La navidad ya se ha ido y se han ido con ella las buenas intenciones. Pero debemos ser felices, quién lo duda. Aunque la juventud dichosa esté lejos y abandonada.

Cuanto se esperó en la horas del día y no llegó

duerme en el deseo triste de la infelicidad.

martes, 13 de febrero de 2024

 La quimera es un ser que nace en la dura roca. Pero no hay quimera que soporte la luz de la razón. Se deshace la quimera en cuanto ponemos los ojos en ella. Y cuánta quimera alimentan las gentes sin saberlo. Por querer, uno querría una vida sana, sin preocupaciones ni dolencias graves, pero eso es, precisamente, la quimera primera a la que asistimos desde que tenemos uso de razón. No hay vida en la tierra que no lleve envuelta la desolación. Entrelazada con su luz, la ciudad lleva su luna todas las noches para hacernos saber que vivir es misterio. El cantar de los pájaros, al alba, nos percata de la dureza de la noche y de lo inexorable del día. Todos los días vamos de sur a sur, de la nocturnidad inexplicable al día que nos rige. ¿No es este mundo un misterio? Un misterio habitable y cotidiano, pero un misterio.

No hay en este mundo nada

que no nos diga el enigma de vivir.

 Quebrantado, no sin males, con el sentir afligido, de penas muy principales. La vida es un sentir un hueco en el alma bastante permanente. Y unos males que no sabemos siquiera de dónde vienen. Así es el ser humano, un enigma que no se responde. Somos complejos los hombres y mujeres que habitamos la Creación. Hacer rimas en el aire es propio de poetas no muy inspirados, pero la inspiración anda corta siempre para no darnos contento, no traer a la boca los dulces pensamientos poetizados. Se quejan los muertos en su tumba y van diciendo a los vivos: así no, así no. Pero nadie los hace caso, los muertos perdieron el habla y sin ella, ya no explican el mundo a los vivos. La vida, si se la piensa, más compleja resulta aún que ella misma vivida.

Y cuánto te importuno, Señor, 

para que me des paciencia, paciencia para surcar esta vida.

 Es una ligera corza la vida en que vivimos. Unos destripan terrones, otros van como en bandeja. Freud tendría mucho que decir sobre la enfermedad mental pero el que más habló de ella fue Jung. Jung fue un sabio de pies a cabeza, sabía de todo: mitos, pueblos ignotos, lenguaje simbólico, ajedrez, ritos religiosos, sueños, etc. La flor no se abre en la roca, como la belleza no surge en un pueblo indocto. Los españoles somos bastante bárbaros de costumbres (alcohol y drogas). Los españoles alargan el aperitivo con la tarde y la noche. Los españoles somos alcohólicos por definición. Nos gusta el juego, el vino y las mujeres. Lo que no sabemos es lo que les gusta a las mujeres españolas. Les gustarán los hombres, supongo, en una correspondencia feliz.

Si te gusta beber,

no bebas hasta perder la personalidad.

 Todo eran chillidos al amanecer. El miedo a vivir lo mismo le acompañaba. Escribía. Dolorosamente escribía versos torcidos. La calle era la calle. La televisión escupía noticias y anuncios, muchas noticias y anuncios. El pp, el psoe, así siempre. El chatarrero daba voces según recorría un itinerario consabido. Siempre había un siempre en su vida. Callaba lo que gritaba por dentro. Vivir así es ser fantasma de mí mismo. Pero los grises días de invierno, un invierno que no es, se le hacían un nudo en las vísceras, un dolor en la mente. Unas horas ya escritas le reventaban su tiempo. Iba a leer el periódico, lo que había en el periódico de humano y serio. Ya era martes, el lunes había dejado el poso de tristeza adecuado. No sonreía, sonreír es de jóvenes inconscientes.

La lucha por vivir el día

es la lucha más ardua y esquiva.

lunes, 12 de febrero de 2024

 En el sur hay una niebla que ríe. Y la luz y la oscuridad tienen la misma belleza. La manera de vivir del sur avanza hacia la playa, recoge las conchas destrozadas y las compone en su alma sureña. Por el sur yo me perdí y pronto me hallé junto a las casas encaladas, junto al romero y junto a un burro que se llamaba Platero. El sur nos elige como piezas de un tablero de paz, como si anduviéramos por un sendero entre olivos y sombra. Rubio como la espiga, tú mirabas tu dicha sin creerla, tú no sabías que aquello era la paz de las cosas, el mirador de lo sorprendente y ameno. Una yegua pacía grande como la luna en un campo de hierba puro. El sur, aunque no tenga fábricas, tiene el mar y el trigo de hacer pan.

El amor a la tierra nos hace mejores.

Los agricultores se quejan movido por ese amor.

Envidiaba a todos los que se iban de fin de semana o de puente a algún sitio apalabrado para pasar el tiempo. Se ponía muy ansioso al pensar que todo el mundo tenía un sitio donde ir y él no. No veía mucha gente por la calle, eso le ponía malo. Y estaba deseando que llegara el lunes para que hubiera realidad, tranquilidad y democracia. Pero su sufrimiento era aún mayor cuando en la tele ya salía la gente bañándose en semana santa. Luego hablaban del 70 % de ocupación hotelera y también se ponía malo. Cuánto turismo interior, cuánto gasto. Y él, que tenía dinero, no lo gastaba en un buen hotel y una buena paella al lado del mar. Qué asco. Entonces pensó en ir solo a Valencia. Y fue y casi no salió del hotel porque era muy bonito y tenía libros en un estantería, libros clásicos. La playa puede esperar. Pero el día que fue a la playa había bandera roja y se tuvo que volver a leer "Crimen y castigo" de Dostovieski.

Acuérdate del que no puede hacer las cosas que quiere.

sábado, 10 de febrero de 2024

 Yo dormité tendido en la tienducha, hice mil elucubraciones mirando al alto cielo azul. Pero no me contestaron ni los pájaros ni los peces del mar, ni siquiera las ovejas que guiaba un pastor. Todo fue silencio en la alborada, un silencio atroz que se metió en mi alma llenándola de oscuro. Fui al pueblo a tomar café. Bullía el bar de turistas, lugareños, viajantes. Pero tampoco me contestaron los humanos mientras bebía de la taza. Lo oscuro seguía allí dentro de mi alma como un poso, como la conciencia triste de estar solo en el mundo. Decidí darme un paseo por la playa y anduve mucho, mucho. Y mi cabeza fue recomponiendo un mundo de piezas todas sueltas, sin ninguna ligazón que las hiciera exactas o correctas. Llegué otra vez a la tienducha y ya no tenía ganas del amanecer del día siguiente.

La soledad no es más que un estado

al que se llega cuando ya todo el mundo es nadie.

 Iba un hombre por la calle. Esta frase no tiene mucho contenido pues vemos muchos hombres por la calle todos los días. Pero este hombre era especial. Compraba todos los días la prensa rosa. Conocía a todos los famosos con nombre y apellidos. Mírale cómo se acerca al kiosco y compra toda la prensa rosa que hay en él. Le encanta saber que uno, pobre diablo, se ha casado con una cantante. Que otro se ha casado con otro y han adoptado un hijo del este europeo. Que una condesa enseña su maravillosa casa en fotografías de ensueño. Que la cantante envejecida ya da unos conciertos benéficos por toda América. Que el hijo díscolo de esa cantante envejecida se ha tatuado un lagarto en el pene. Todas son buenas noticias, alegres, felicísimas. Estas noticias aceleran el corazón del hombre que va por la calle. Le ponen a mil. Va a su casa, se prepara unas sopas de ajo y un filete, come y luego por la tarde vuelve a leer el Sanghri La de papel cuché que se ha agenciado.

Que sea Dios el que rija tu conducta

y así obedecerás al más grande de la Creación.

 Los pájaros se mecen en las ramas del mar. El arco iris es la mancha de color tras de la lluvia. Del infinito no tenemos noticias. Quizás el infinito o la eternidad venga a buscarnos un día, el día menos pensado, y allí estaremos todos, de bruces con el ser que es, con el ser que trasciende todo. Yo creo que el ser humano está deseoso de infinito pues ya ha tomado muchos cafés en la misma cafetería, ha visto al vecino innumerables veces, ha tomado alguna decisión importante para su vida y ya se aburre en la acera de nadie. Quizás el ser humano esté harto de proyectos minúsculos, de proyectos que se agotan en un día del futuro, de proyectos que se quedan en la corteza terrestre. La pena es que no hacemos nada para merecernos el infinito, esa idea de Dios que nos recibe, ese estado de cosas felicísimas. Ya no es navidad ni mucho menos pero tenemos derecho aún a la felicidad. Coge el coche y quizás encuentres con él la felicidad.

Dios nos espera pacientemente en su eterno palacio.

Donde solo hay una brisa, donde todo está tranquilo.

 Ayer no me dormía porque rumiaba una poesía que leí un rato antes de irme a acostar. Luego, pasada la noche, me levanté hasta los huevos de vivir. La vi pasar y ya he vuelto a sonreír. Pero la vela no está encendida. Hace dos o tres días que la vela se apagó y una vela apagada no puede encender otra. En un certero mar estabas tú, vestida del color de todos los colores. Eran otros tiempos, unos tiempos de amor obedecido, de un cariño encendido. He soñado con un poema sostenido solo por el ritmo, la canción de los otros, la luz de la intemperie, la métrica exacta de las flores. Pero no puedo porque no sé ya quién eres tú, la que antes llamaba y yo iba, la que antes estaba y yo también estaba. Estamos haciendo paredes en torno nuestro para que no podamos hablar. Estamos tontos de la incomunicación más absurda.

Parece que hay una poesía que suena bien, que tiene ritmo.

Esa es la buena poesía, la que merece la pena oír.

viernes, 9 de febrero de 2024

 Desgranada va a la manada que antiguamente estaba artificialmente unida. Los casos penosos que existían en esa manada, contribuyeron a que esa manada estuviera a disgusto cuando se juntaba. Fue morir la principal y todo se desgranó. Había unos egos muy fuertes que siempre se  mostraban dando voces. Había muchos que callaban y callaban. Que ocultaban todo. Los parecidos dejaron también de hablar. Entonces, unos silencios enormes se hacían entre esta población de gentes problemáticas. Y tanto problema hubo, que cada uno se fue de su lado. Había alguno y alguna que no parecía ni de la manada, pues solo aparecía una vez al año por el redil. Había muchos enfadados por tal o cual cosa. La manada se buscó sus soluciones cada uno por su parte. La desunión ya estaba.

Mira qué gente forma esa forma de amar.

No se parece en nada al amor y sí a la envidia y otros vicios.


 Yo hago y deshago, pero nadie sabe qué es lo que hago y deshago. Yo tengo unos amigos pero nadie sabe qué amigos tengo ni lo que hago con ellos. Yo viajo pero nadie sabe qué hago en mis viajes. Yo disfruto de la vida pero no comparto eso que disfruto. Yo pienso pero nadie sabe lo que pienso. Normal que te den de lado porque tanto misterio no es bueno para una amistad ni para un familiar, da dolor de cabeza y malestar mental no saber de qué va esa persona. No conoces el pasado de esa persona, ni su presente, no habla nunca de lo que le preocupa. Un día te reúnes con él y otros familiares y el silencio reina en la reunión. Nadie cuenta, nadie habla. Que den por culo a los que ocultan. ¿Por qué ocultan? Ni eso se sabe.

No sabes vivir porque no confías en los demás.

Los demás te darán de lado por tu puta desconfianza

 Un buen taxista te puede salvar de un apuro en un momento dado. Un mal abogado te puede hundir en la miseria en un momento dado. ¿Qué significa esto? Que la vida, el mundo en el que vivimos, es muy relativo. La matemática es exacta pero hay pocas cosas exactas en la vida. No por mucho estudiar, las cosas salen como quieres. Y, sin embargo, si te acompaña la suerte, puede que llegues lejos. Mi vida constata la suerte igual que la desgracia. Cobrar una pensión pero tener una enfermedad mental igual que mi hermano gemelo. Esa es la ecuación de mi vida. A veces, sale la ecuación y a veces no. Poner mucho empeño en vestir como un dandi a veces no es la solución de nada. Ocultar toda una vida porque te avergüences de ella, no da más que problemas mentales. Pero es el individuo el que elige. Los demás dejamos a ese individuo de lado y nos va mejor.

No digas nada, que nada se sepa.

Es la mejor manera de que te expulsen del círculo.

 Entre los despojos que los ingleses se llevaron de Cádiz. Así empieza la novela "La española inglesa", de Miguel de Cervantes. Y luego cuenta la historia de una mujer. Pasando a otro tema, aquí se nubla pero no llueve. Ponen nombre a las borrascas y las borrascas no dan ni miedo; menos, agua. Esta de esta semana la han puesto "Carlota". Como si la ponen "Facundo". La pena de este mundo está muy diseminada entre enfermos mentales, enfermos de cáncer, enfermos de ELA, enfermos y más enfermos que necesitan cuidados. No siempre la sanidad ni las leyes cubren estas enfermedades como deberían. Pero nos debemos conformar. En Haití, dudo de si hay hospitales que atiendan como aquí, en España. Y menos, en Gaza, donde son bombardeados. La pena está muy diseminada, pero debemos aguantar. La pastilla para estas ocasiones es el aguantil, que lo mejora todo y no produce efectos secundarios.

La enfermedad se ceba con los ciudadanos debilitándolos.

Pero de esa debilidad debe surgir la comprensión y la aceptación.

El ruido y la furia de dos tardes de tensión, se calmaron con el sueño. Luego hubo días raros, también de tensión, pero también se calmaron con el sueño. Las pesadillas se diluyen en la realidad y pasan, pasan como un carbón ardiente que calienta el cerebro de dos personas unidas por al cariño, por el amor. Es mejor no anticipar el malestar, es mejor enfrentarse a él cuando surge, en el momento en que el cerebro estalla. Y no hay que hacer grandes cosas sino solo acompañar al que sufre de la mente, hasta que llegue el sueño, hasta que la pesadilla desaparece y vuelve la primavera del aliento otra vez a normalizar los sentimientos heridos. Es una aventura, es un maleficio, es una pena que llevamos los enfermos dentro. Ojalá, la medicina haga siempre su efecto benefactor y todo cambie a bien.

Los enfermos mentales sufren.

Los enfermos mentales necesitan ayuda. 

Salen casos de hospitales, residencias de ancianos, colegios que son demenciales. Los que tenían que velar por la educación y la sanidad de los educandos o pacientes, les hacen la vida imposible. Errare humanum est. El pecado está por todas partes. Rezamos para que no nos toque a nosotros y ya está. El ser humano es capaz del mayor de los sacrificios y también, de la mayor crueldad. Eso ha sido así siempre. Yo creo que la mayor parte de la gente que trabaja de médico o profesor está porque quiere, porque si no, sería una tortura estar ahí sin vocación ni ganas de trabajar por los demás. Nos asusta a veces oír noticias de personas que han usado de su profesión para cometer delitos. Pero son casos aislados, de ahí la atención que suscitan. La mayor parte de los profesionales colaboran entre ellos para sacar a los pacientes o ancianos o escolares adelante con la mayor vocación y ganas de trabajar.

No nos asusten los casos aislados de negligencias.

La mayor parte de los profesionales trabajan bien y en silencio.

jueves, 8 de febrero de 2024

La vida pasa aunque no queramos. Es lo que sabemos cuando alcanzamos uso de razón. Así que hay que hacerse amigo de la vida en cualquier circunstancia porque la vida es como el conductor del taxi en el que nosotros vamos. Unas veces, elegimos nuestra vida, cómo va, cómo queremos que vaya y nos sentimos felices porque se cumple el deseo nuestro y no el de la vida. La vida es un poco cicatera: solo nos da minutos u horas que llenar pero nos los da descarnados, sin algo dentro. Porque somos nosotros quienes llenamos la vida, los minutos, las horas de la vida. Esto va uno por la calle y se encuentra una mierda creyendo que es un pastel de chocolate. Se agacha, lo lame y dice: "Es una mierda. Menos mal que no la he pisado." Esto era un padre y un hijo en el oeste que leen un cartel: "20 dólares cabellera de indio". Se van al oeste y preparan una tienda en la llanura. Por la mañana, la tienda está toda rodeada de indios. El hijo dice: "somos ricos, padre".

No veas límite en cosas que hay que hacer en la vida.

Pero mira el precio que tiene cada una.

 Me siento un tanto solo. No veo por la calle alguien con quién hablar. El cielo nublado vierte su bilis cerca de mi corazón. Pero no hablemos de cielos nublados ni de bilis en el corazón. Quizás algún día, en mi deambular por la calle, encuentre un corazón amigo, sin bilis de por medio, y me ponga a hablar de algún libro que nos guste a los dos. Alguno de Galdós, por ejemplo. Y recreemos en nuestra conversación cómo era tal personaje, como era aquel otro Y lo pasemos pipa. No es una posibilidad lejana pues la ciudad está habitada por miles de personas, muchos miles de personas. A lo mejor, al salir por la puerta de la cafetería, tenga lugar un encontronazo y de ahí, la amistad venga rodada luego.

La soledad avanza temerosa para cualquier mortal.

Llenarla de algo adecuado es nuestra tarea.

 Algo de humor vendría bien en este blog que siempre cuenta cómo pasa el tiempo y otras cosas naturales pero que inducen a la tristeza. Voy a contar cómo se levantó Homero de la cama y deseó encontrar en la mañana a un semejante con el que hablar un rato. Antes leyó el horóscopo: "tendrás un encontronazo que conducirá a una amistad". Virgilio, por otro lado también leyó el mismo horóscopo, pues era del mismo signo que Homero. Virgilio pensó qué tipo de encontronazo sería aquel. Lo averiguó cuando en la puerta de la cafetería se dio un golpe en la cabeza contra la cabeza de Homero, que iba medio dormido. El golpe le despertó. "Perdone usted, no le he visto." Virgilio se frotaba la cabeza. Recordó el horóscopo. Un encontronazo. Ese debería ser el encontronazo. Por una vez, el horóscopo acertaba. "Le invito a un café por mi torpeza." Y Virgilio accedió pues se acercaba el momento de la amistad tras el encontronazo si no fallaba el horóscopo. No he aclarado que los dos protagonistas de esta historia eran escritores. Y profesores. Y eran acuario los dos. Y habían leído los dos el horóscopo antes de salir  a la calle. Mayor coincidencia no cabía en el mundo. "¿Sabe usted que mi horóscopo me anunciaba un encontronazo?" "A mí también", indicó el otro. "Todo esto es mucha casualidad". El caso es que se liaron a hablar de libros y escritores antiguos. Y la conversación fluyó muy alegremente. Pero Virgilio dijo que El Quijote estaba muy sobrevalorado, que no era para tanto. Y Homero se enfadó y le llamó a Virgilio follón y malandrín y la conversación empezó a fallar. Y más cuando Virgilio dijo que Dulcinea era una creación demasiado artificial. Entonces es cuando Homero ya le dio un papirotazo a Virgilio en la cabeza con el periódico, alarmando a la gente de la cafetería. Y la amistad empezó a hacer aguas. Homero se sentó en otra mesa refunfuñando de Virgilio, llamándolo heterodoxo, terrorista literario y otras lindezas que Virgilio se tomó a broma. Y la amistad se esfumó por este desacuerdo tonto por culpa de unas opiniones sobre la literatura. Y es que el horóscopo no funciona nunca. Encontronazo hubo (todavía les escocía la cabeza a los dos) pero no hubo amistad ni la podía haber con un señor que renegaba de las más altas letras que consiguió el idioma en una novela transcendental del género humano. Homero no pasaba por ahí, por ese insulto a las letras patrias. Y Virgilio volvió a su soledad y Homero a la suya. Y escribieron y escribieron y dieron clases y cuando se veían, se saludaban, pero nada más. Solo al saludo se podía llegar con aquel que denostaba al castellano y a Cervantes.

miércoles, 7 de febrero de 2024

 Avanzaban hacia la ciudad negros nubarrones hasta que llegó un momento, hacia las 6 de la tarde, en que una mancha gris casi negra tapó todo el cielo, el cielo de la ciudad. Pero no cayó ni una gota. Mi espíritu estaba también de esa manera, como intuyendo algo del futuro, quizás, que nunca había de tener lugar. Quizás lo que me daba un miedo infundado era pensar en mi propia vejez, la vejez de un señor de fama mundial por haber diseñado un museo para la ciudad. Todo el mundo me conocía antes, cuando se alzó el museo en cuestión. Ahora no me conocía nadie. Iba por la calle y pasó la euforia de ver a Antonio Vihuelas por la ciudad. Hacía mucho tiempo que la gente ya no me paraba por la calle, se hacía un selfie conmigo y me preguntaba por próximos proyectos. Y lo malo es que me estaba obsesionando con eso de ser viejo y pasarlo mal. No cayó ni una gota. No paraba de pensar en la vejez, en mi vejez. Mi mujer murió hacía tiempo. No tenía casi contactos en la ciudad, casi todos habían muerto ya. Ya no me resultaba agradable mirar por fuera el museo que diseñé. Me quería morir, pero no me moría. Decidí irme a un pueblo deshabitado. Me fui a ese pueblo. Conocí a un abuelo que trabajó en la construcción hacía mucho tiempo. Charlamos los dos juntos sentados en un poyo. Venían nubarrones. Una masa gris casi negra cubrió el pueblo. Al cabo de cinco minutos, llovía con ganas en el pueblo.

 Las aristas de las piedras nos indican que el mundo está hecho muy desigualmente, muy a lo bruto. La esfericidad solo se encuentra en la razón, en las mentes de las personas con capacidad de raciocinio. Los días escupen sus horas tempestuosas, oníricas y largas como cola de dragón. Yo no quiero ser feo, católico y sentimental. Prefiero ser alegre, comunicativo y ocupado. Las cosas van como pueden, no como desea el consumidor de las mismas. Las cosas son eso, cosas que suceden, animan el cotarro, administran sus dosis de cortisol. Pocas gentes brillan en su conducta, pocas gentes son respetuosas con el medio en que viven. Pocas gentes creen que hay que ser discreto, inteligente y sagaz. La vida nos muestra a esas pocas gentes, nos las pone delante, nos acerca a las personas-dioses y nos deja el tiempo necesario para disfrutar de ellas.

Salir a la calle, mostrar nuestro ser, ser valientes en la vida,

hay que recordar que somos únicos y muy poco predecibles 

 La masa gris del cerebro está formada por millones y millones de neuronas y por ellas corren sustancias de las que no sabemos nada todavía. Aún la movida cerebral no ha hecho nada malo. La mañana ya ha surgido de ese fondo tumultuario que son los días que se agolpan uno detrás de otro. La mañana ha sido pródiga en parlamentos, saludos y otras historias que se monta la gente y que salen a la boca y se disparan con el aire pulmonar. La gente, como las mañanas, brotan de esa caverna en tropel que hay en todas las ciudades del mundo. Y salen a la calle y parlan y parlan. La mañana ha surgido como una voz, como un cantar de juglaría muy moderno, muy ajustado a las inclemencias de la vida que llevamos. La mañana quizás no nos haga caso, nos nos tome en serio pero es la mañana la que manda, la que dice quiénes somos, quiénes participamos de ella, quiénes tienen fe y quiénes la han abandonado para siempre.

La mañana, como si fuera una persona,

nos invita a vivir. Vivamos con la mañana en la boca.

martes, 6 de febrero de 2024

 Gitanitos y morenos son los reyes del compás, decía Gato Pérez. Eran unas canciones con mucho ritmo, con mucha pasión. Hay que barajar con las manos alas remotas, hay que soñar que estamos en otro sitio. No nos vale hoy ni nos valdrá mañana para ser esto que somos. Los enemigos del solitario son las horas que pasan, los momentos cruciales que nunca se vivirán. Todo está calculado para que no vivas una vida completa, sino a ratos. La claridad es una potencia de muchas arrobas pero yo no la abarco. Hoy, otro día de periódico y extensas ganas de largarse de aquí. El hombre es soledad de soledades pues el hombre no sabe comunicar qué le pasa, que ronda su mente enfermiza. Y sufre porque no sabe, no sabe dilucidar el aire que le atraviesa.

Diríamos que la vida es pasar de largo

por los momentos, por los oscuros pensamientos.

lunes, 5 de febrero de 2024

Son las 11:30. Hasta la una que vea a mis amigos jubilados, falta hora y media. Escribo aquí algunas cosillas que pueden resultar estéticas en un determinado momento, en un determinado lugar. Puedo ir a dar un paseo pero ya las calles me repelen. El olvido vigila que no sepamos lo que pasó antes para que vuelva a pasar. El olvido es una patria inmunda que no deja reflexionar sobre el pasado ni sobre lo que va a ocurrir. Es una pena que haya gente que quiera cambios para seguir en su brecha mentirosa y ladina. Las mañanas profundizan esta hora también de la mañana y no nos hacen gracia dos mañanas semejantes. Pero lo que no debemos aceptar es que nos manipulen y nos mientan por intereses personales. La deriva del poder a veces es delirante. La historia de los poetas celestiales se acaba hoy lunes a las cinco de la tarde. Pero la  historia de los caciques sigue y sigue.

Tú insultas más que nadie. Tú rebajas la dignidad política.

¿Quieres que creamos que son otros los que insultan? Todo vale.

 La mañana crece como crecen las manzanas en el árbol. La mañana ya es mucha mañana para ser hoy lunes. La mañana del lunes, por lo tanto, crece como crecen las berenjenas en el huerto, como crecen los problemas al pobre, como crecen los autoritarios en su poder, como crecen los abuelos al ver a sus nietos crecer. Hay una espectacular monotonía mientras la mañana se hace grande, hay ganas de no vivir esa mañana, la mañana impuesta en el mismo lugar, en el mismo tramo horario, mientras el sol va subiendo, subiendo. Al mediodía, ya la matutina impresión es que llega la tarde, que llegan unas horas más oscuras, más densas que las luces de la mañana. Pero sigue siendo lunes, un día que deseamos que pase pronto porque esta ligado su signo a lo azaroso, al trabajo, a las horas duras de un duro comienzo. Y el lunes va pasando queramos o no queramos, nos guste o no nos guste. Podríamos haber ido a Madrid a ver cómo pasaba la mañana en la capital, pero no hemos ido, no hemos encontrado fuerzas en la esfinge del lunes.

Los días son amigos nuestros.

Pero es más amigo nuestro un sábado que un lunes o un martes.

 En toda la extensión del mundo, unos van muy bien, llenos de éxito y aplauso de los demás. Son los menos. Otros van ignorados y teniendo que luchar cada día para estar en el mismo sitio de hace años. Pero todo tiene su razón de ser. Hay gente que no ha buscado nunca la fama o que todos sepan de él. Ha ido persiguiendo simplemente un bienestar propio que le dure todo lo que pueda. Los exitosos son esos que ganan miles de euros al minuto, están en pleno centro del capitalismo, tienen seguidores en todo el mundo, su cara es archiconocida. Son verdaderos fenómenos de masas. Tienen asesores que les dicen: "di esto", "no digas esto". Son máquinas de hacer dinero y yo creo que no son libres. Es como lo de la fachosfera: ¿no suena a palabra rebuscada?, ¿no suena a término inventado? 800 asesores son muchos asesores. Algo tenían que hacer para justificarse. Claro que yo, por inventar, también puedo inventar la sanchosfera y esta esfera sí que está llena de gente rara y delincuente. Un presidente no debe darse a los inventos lingüísticos ofensivos, yo creo, como se podría dar un cantante de rock. Y luego va, después de inventarse este término, y dice que la derecha insulta.

Hay personas en el mundo que incordian constantemente.

Ojalá se dedicaran a otros trabajos y no a ser figuras públicas.

domingo, 4 de febrero de 2024

Sirenas, dragones, unicornios, gnomos, trolls, pegasos, hidras...la variabilidad genética es increíblemente infinita, inconmensurable y puede que fantasiosa. Dinosaurios, ornitorrincos, caballitos de mar, pulpos, cocodrilos, leopardos, jaguares, anacondas, colibríes, buitres, mariposas, caballos, águilas, monos, gorilas, insectos, arácnidos, ballenas, focas, delfines, tiburones, truchas, esponjas, volvox, e infinidad de especies animales increíbles, tienen una base de sobrecruzamiento molecular que escapa a la razón humana. Es producto del genoma, el proteoma, la metilación y la biología de un Ser inabarcable, extenso hasta hacerse infinito, y Legislador de leyes humanas y naturales. Evolución: se puso de moda. Catastrofismo biológico: puede ser. La función hace el órgano; también. Creacionismo: léase la biblia (en el monte Ararat hay huellas del diluvio universal).

El mundo vegetal que incluye todo el mundo nos sorprende.

Y nos sorprende por lo resistente.

Et tu Brutus, se interrogaba Julio César cuando le estaban apuñalando. Jesús, a Judas, lo que tengas que hacer, hazlo pronto. Jesús ya sabía quien lo traicionaría, Julio César se sorprendió. Hay mucho Judas suelto y muchos brutos que dan el remate final. La muerte, la hermana muerte, nos redime del dolor de la vida, pero es mejor pensar en estas dos últimas cosas. Roma se estaba preparando con el estoicismo para acoger el cristianismo, quizás también con el epicureísmo, y cuando la prostituta se pervirtió ya el espíritu y el alma desvencijaron la idolatría helénica que tantos dioses parió (no serían excesivamente supersticiosos los griegos de ciencia y de razón tan sofisticada?). Ay caminos de la Palestina, decorados con la sangre de guerreros desde el bronce hasta el acero. 

Merece la pena vivir sin desatino

así seremos dueños de nuestro destino

si Dios dispone, nunca olvidar que sólo hay un Dios 

ya las deidades y la idolatría parece que van sobrando.

Todo parece ser infinito en lo subatómico y en el cosmos.

Parece ser que la ciencia se queda pequeña ante la perfección de la creación.


 Las ausencias que dejan los muebles desvencijados se llenan de otros seres en el atardecer. Como huéspedes absurdos recorren la casa medio abandonada. El no saber qué hacer se junta con el aburrimiento. Hay cine matutino que apunta fuerte. Ayer una señora mayor esperaba a otra, miraba su reloj y la otra no venía. Pero cuando vino, qué alegría. Se pusieron a hablar y hablar como si no hubiera otra cosa que hacer en la vida. El tuétano del bosque se colará por las rendijas hasta llenarlo todo de clorofila verde como sangre. El agua será también como la sangre, tan necesaria. Ya parece que la maldición de los indios de la pradera americana se va cumpliendo: ni comeremos dinero ni beberemos champán barato americano. La locura de romper mil veces la naturaleza ya se está cobrando su venganza. Coge el coche, lánzate a la carretera y no pares hasta haber matado un millón de insectos contra los faros. Y no es navidad pero puedes permitirte el lujo de ser feliz o, al menos sonreír.

El olor a ropa vieja y gastada nos atrapará no tardando.

Porque el verano es ya permanente como otra epidemia.

 He leído el diario. He leído de unos jóvenes a los que llaman "lobitos", que son becarios en unas empresas fuertes de auditorías. Luego he leído sobre la donación de cuerpos a la ciencia. Luego he leído sobre la destrucción de Pompeya, sobre la vejez de Biden y sobre Catar, un país muy moderno y muy rancio a la vez. La mañana ya va pasando. Los augurios de una sequía galopante recorre casi todo el país. No llueve. Siempre un sol que ya cansa, agota la vista y el cuerpo. Tengo miedo de perder la maravilla de tus ojos de estatua. Los días se quedan anclados en la pobre imaginación que no dice nada. El mar no fluye sus olas, la paloma se equivoca y el sol alumbra eterno. No vamos bien así. Es una pena comprobar que el aire es el de ayer, que no se mueve con la gracia del amor terreno.

Ni presunto ni confeso

ando por el camino tan tieso de hoy.

sábado, 3 de febrero de 2024

 El corazón pesa en obras agotadas. Ya todo cansa. Los árboles están lejos, muy lejos, en el fondo de la ciudad. Voy a ir al pequeño bosque de la decepción para arreglar los asuntos del alma. Qué febrero cubre la tierra. Parece que es un poco tarde pero el paseo de la vida ronda mi suerte. Poco a poco la mañana se levanta en armas contra la pereza del corazón. Es poco margen el que me queda para vivir continuamente alegre, así que iré, iré donde lo verde triunfa. Los pajarillos confunden el sol de ahora con el de la futura primavera. Un gran gasto de energía tiene lugar en las plantas y los animales. No saben que no es hora de aparearse ni de florecer. La naturaleza no tiene cultura ni calendario. Es triste ver esto: un árbol floreciendo en invierno. Vaya invierno primaveral tenemos.

Los soles se suceden diarios, se llena el día de luz intensa

para que todo se vea, para que todo se salga de la razón.

viernes, 2 de febrero de 2024

 Ya he bebido 3 vasos de agua porque me levanto con la boca seca. El hombre es una música con ecos que parecen decir que en el mundo hay una música que no oímos por el ruido imperante que hay en él. Parece que no, pero todo es ruido en el mundo. Ruido las noticias, ruido la política, ruido nosotros mismos quejándonos. La idea de que las estrellas hacen una música es antigua. Es una música que no está hecha para nuestros oídos, sino que nos trasciende. Hay una historia que empieza con sol y piedra. Es de uno que va a Benidorm y se le pone la piel roja. Y es de una piedra que rompe el cristal de su habitación con un mensaje: A las 3 en Joy. Y dijo el hombre: allá voy a Joy. Y en Joy no había nadie a las 3. Era demasiado pronto. El hombre esperó y esperó en Joy y no vino nadie. Cogió la piedra y la tiró al mar. Rompió la cabeza a un delfín y entró en prisión porque le aplicaron la nueva ley animal que no sé a quién se refiere exactamente.

Qué cosas tiene el mar:

maravillosas, únicas, célebres.

 Me levanto, voy a la cocina a por un vaso de leche con café, fumo un cigarrillo, me aseo, y ya estoy ejercitando la palabra. Me levanto un tanto confuso por las pastillas, pero puedo escribir más o menos algunos pensamientos. No me salen cosas de humor, no soy ningún Moliere o algún hermano Marx. Me salen cosas sobre la vida en general con un tono poético. Las nubes, este sol apabullante, la sequía, el mundo de los humanos y de las bestias, etc. Dicen que en un pueblo agrícola, los feligreses pidieron al cura que al siguiente domingo, pidiera a los santos que lloviera. Al domingo siguiente, el cura dijo a los feligreses: pero si ninguno de vosotros ha venido con paraguas. Qué poca fe tenéis en que llueva. La verdad es que, para que algo resulte propicio, se ha de tener fe en ello, no solo querer que suceda algo por el hecho de suceder.

Vino el milagro tan poco a mano,

que no pareció milagro.

jueves, 1 de febrero de 2024

 Hay un país para el desengañado. Es un país pobre y monótono. Las señales de vivir en ese país es que nada importa ya, todo es imposible. Las cuentas no salen, el vivir es difícil. Las palabras no encuentran unos oídos amigos, un amigo atento para ese desencantado modo de expresar su pobre verdad. La gente huye del desilusionado y se va a la playa a tostarse al sol. Es una pena vivir en el chasco continuo. Hay que poner la libertad encima de nuestros años para que esa libertad se agudice como la espada. Hay que volar alto, muy alto para que esa liberación ocurra debajo de nuestros pies hechos garras. La vida es un coñazo que hay que soportar y nada más. Me gustaría decir que la vida es espléndida y que me ha dado tanto pero no es verdad. Así que prefiero una verdad mala que no una mentira buena.

El caracol va muy despacio hacia el verdor de la hierba.

Así deberíamos ir nosotros por la vida: a la esperanza.

 Aquí escribo el azorado vuelo de las palabras. Y en ese vuelo, las palabras van continuando el cielo azul que nos envuelve a todos como una camisa. Este cielo azul de la infancia, decía el poeta en un bolsillo de la chaqueta, en un último azar de su vida. Los poemas surgen como pompas de jabón. Se alzan, tiemblan y súbitamente explotan. La manera que tengamos de vivir la vida, así serán los poemas que expresemos, que tengamos en la cabeza aunque no seamos poetas. Ya me he bebido 3 vasos de agua y he fumado 2 cigarrillos. La mañana flota como un barquito en una triste bañera. El amor que pude dar y doy es mi pequeña bandera. Todo se hace un imposible por pedir peras al olmo, por desear algo que se vuelve sed. La gente desayuna, habla, vive de su oficio. La gente apalea la verdad muchas veces. Mi historia no importa a nadie. Yo casi no tengo historia. Aunque es ya lejana la navidad, sé feliz porque quizás te lo merezcas.

Una lluvia caía sobre mi fervor de vivir, sobre las ambiciones humanas.

Las volvía mojadas, intensamente inútiles.