Nuestra verdadera tumba no está en la tierra sino en el corazón de los hombres. Es verdad que en vida fabricamos nuestra muerte en aquellos que nos niegan nuestro ser, que van maldiciéndonos, que abusan de nuestra bondad, que pretenden manipularnos. Entonces, ya vamos muriendo en el corazón de los que nos calumnian, de los que van por ahí contando mentiras de nosotros para difamarnos. Así, vamos muriendo en el corazón de los demás. Los corazones de los demás se manifiestan por sus bocas; del corazón a la boca hay un corto camino. La verdad es que las personas deberían ser buenas, portarse bien con los demás, pero hacen lo contrario. De ahí que muramos en los corazones de la gente porque cada vez hay más descreimiento y los corazones bullen en el fango de la maldad porque no tienen una moral que aplicar a esos corazones. Vivimos unas épocas en que todo vale, en que ser malo se tiene por normal y así nos va. Pero creo que siempre ha sido así. La naturaleza humana es así. No tiene remedio. Pero como es navidad, procura ser feliz.
No escatimes con los demás y no se escatimará contigo.
Antes bien. La gente será generosa contigo si das liberalmente.
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