Los anuncios, tantos anuncios que no nos hacen falta inundan la radio, la televisión, el cine, el horizonte de las carreteras... ¿Para qué tanto anuncio? Solo para crearnos ansiedad, la ansiedad de creer que nos falta un seguro de vida o de salud, que nos vendría bien una cocina nueva, que no estaría mal cambiar de coche... Así todos los días de Dios. Compre, alquile, pague menos, contrate... Si yo lo que quiero es ser rico. Yo lo que deseo es tener tanto dinero que lo pueda tirar al suelo sin miedo y no agacharme a recogerlo. Yo quiero ser rico. Esta frase se repite cien mil veces en nuestra cabeza al igual que somos conscientes todos los días del paso del tiempo, de nuestro paso por el el tiempo, por la historia. Somos burros, no nos conformamos con nuestro estado económico dado por la fortuna. Pues eso es peor para nuestra salud mental y física pues desear con mucho afán ser algo que no somos nos crea ansiedad y la ansiedad nos crea cortisol en el cuerpo y el cortisol, taponamiento de las arterias y el taponamiento de las arterias, una muerte por ataque al corazón.
Deseaba ser rico a toda costa
pero no sabía ser rico.
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