El día de nochebuena salió a la calle y vio a algunos que tiraban de un carrito al parecer, lleno de viandas para la cena. Se encontró con el argentino, nunca supo su nombre. El argentino se puso a hablar de fútbol, como hacía siempre. Habló del último partido de su equipo favorito. Había jugado mal, pero había ganado, que es lo que importa, dijo. Luego empezó a hablar de esa noche, de lo que pasaba esa noche del 24 de diciembre. Las familias se juntan pero discuten, siempre sale a relación algún tema que desunió a la familia y esta noche surge como un fantasma a soliviantar los ánimos. No lo dijo así como lo digo yo pero de alguna manera, dijo estas cosas. Yo no tenía mucho que decir de esa noche que íbamos a vivir, así que no dije nada. Me fui a casa, freí unas croquetas de bacalao e intenté echar siesta pero no pude. Me duché y esperé a la noche, a la nochebuena.
Por muchos mundos que existan, por muchos estados de ánimo que se puedan vivir,
uno es uno, uno es el resultado de escasas circunstancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario